En libro de notas se gastan una divertida lista de 8 platos que, digamos, dan reparos a cualquiera viajero por gastrónomo que sea. Por ejemplo, el lutefisk, «es un plato apreciado, hecho de pescado (bacalao o maruca) secado al aire libre y luego aderezado con NaOH, es decir, soda cáustica» o el casu marzu:
Se trata de queso de leche de cabra, que se amasa como cualquier queso hasta darle forma, y se pone a la intemperie (preferiblemente en una cornisa), hasta que las moscas comienzan a aparecer atraídas por el fuerte olor y comienzan a poner huevos. De los huevos, surgen pequeñas larvas, blancas en principio, que a medida que pasan las semanas y si el sol es bueno (en verano), se engordan y se vuelven marrones. Las larvas aceleran la maduración del queso, pero no hay que dejar que se hagan moscas, pues el Casu Mazu deja de ser el queso que es si no se come con todo y larvas.
Pero creo que el cuy es el que me resulta más simpático:
Se trata del cuy o conejillo de indias, este roedor que alguna vez anduvo salvajemente por las montañas y valles de los Andes, y que bien podría ser una buena mascota, pero que se come al ser rico en proteína y bajo en colesterol. En los Andes, se vende “frito”, “asado” o “al horno”. El animal se sirve con ensalada, y se come desde el hocico hasta las uñas