Llevo ya algo más de un mes con mi flamante y nuevo MacBook (ahora alguien dejará un comentario diciendo que flamante y nuevo son lo mismo, ¿qué se apuestan?) y debo decir que estoy francamente encantado. Casi instantáneamente se convirtió en mi ordenador principal, el que uso continuamente, incluso para trabajar. Me parece una máquina comodísima, muy bien diseñada. Lo que más asombra es la escrupulosa atención a los pequeños detalles, esos que te ahorran casi nada de tiempo pero que repites tantas veces que las ventajas se van acumulando. Vamos, que me encanta mi MacBook. Sigue siendo un ordenador, claro, y tiene los problemas de todos los ordenadores (los programas también se cuelgan y eso), pero sin cambiar el paradigma actual han logrado un asombroso nivel de simplificación.
Al principio era un poco reacio a tener Mac. Los Mac me llamaban la atención, pero siempre pensaba si realmente iba a poder hacer con ellos lo que quería. En ese aspecto, creo que jamás habría comprado un Mac de no haber sido por DavidGP. DavidGP era linuxero, pero a principios de 2006 decidió que se compraba un MacBook Pro. Desde entonces le he visto trabajar sin problemas con su máquina, cargando con ella a todas partes y usándola para todo, incluyendo su tesis doctoral. Si alguien así podía cambiarse a Mac, ¿por qué yo no?
Otro factor adicional es que muchos de los servicios y aplicaciones que uso están en la web. Mientras uno tenga un navegador, el ordenador resulta un poco indiferente. Eso sí, hay puntos en que una aplicación concreta es imprescindible y ahí es donde debe plantearte qué hacer. En mi caso, la aplicación es Word que uso para mi trabajo (por la misma razón, tiene múltiples pequeños detalles que me ahorran tiempo) y para la que no parece haber ningún sustituto a la altura. Parece que la única alternativa a Word en el mundo Mac es el propio Word. Por desgracia, aparentemente para conseguir Word hay que comprar Office, cuando a mí el resto de los programas que vienen no me interesan para nada.
Otra aplicaciones han sido más fáciles de sustituir. Por ejemplo, mi lector de RSS. Después de probar varios (Vienna, NetNewsWire y NewsFire) y no convencerme ninguno, en Twitter (sí, sirve para algo) me propusieron usar Google Reader junto con un par de extensiones para Firefox. Tras una exportación/importación más tarde, todo funcionaba. Ahora soy un feliz usuario de Google Reader y me he acostumbrado a su forma de hacer las cosas. La ventaja, claro, es que además está igual en todos mis ordenadores. En otros casos, gente como Juan Diego y Antonio me ayudaron mucho sugiriéndome software y demás…
Entre los problemas que he tenido, el principal fue hacerse con los atajos de teclado. Al principio me confundía, aunque a los pocos días todo iba como una seda. Tanto es así, que ahora intento usarlos en Windows… Eso sí, hay muchísimos atajos; todo el sistema está lleno de ellos.
Mi único problema real con el MacBook es uno de hardware. No acabo de encontrar un ratón y un teclado que me gusten. El Mighty Mouse me parece pequeño e incómodo, así que por el momento uso uno con cable de Logitech que andaba tirado por un armario. En cuanto al teclado, el de MacBook se puede usar, pero para escribir largo prefiero usar uno que me resulte más cómodo. Por desgracia, el que vende Apple también me resulta muy incómodo. Por el momento lo he resuelto con un adaptador PS2/USB y un teclado que me encanta y tengo desde hace años. Va muy bien. Simplemente hay que recordar que la tecla Windows es la de la manzanita.
En Santiago, la selección de productos es patéticamente limitada. En cuanto pueda pasar por Madrid o Barcelona intentaré encontrar otro teclado.
Para que vean lo contento que estoy con mi Mac, les diré que estoy considerando cambiar mi ordenador principal por un iMac (sobre todo, si sacan unos nuevos con diseño chulo). Desde mi punto de vista, cualquier PC nuevo va a venir con Vista, y puesto a cambiar, ¿por qué no hacerlo a Leopard? El simple hecho de que me lo esté planteado me resulta increíble. Hubiese sido totalmente imposible hace un mes.