Presentación Apple

Hoy, a las siete de la tarde, hay una de esos actos que ahora llaman eventos. Apple presenta algo, aunque nadie sabe exactamente qué. En cualquier caso, es mi primera presentación como cliente informático de la compañía. Más aún, es posible que presenten una nueva línea iMac mejorada y tengo intención de comprar un iMac en cuanto tenga oportunidad.

Veremos. La voy a seguir con interés. Quiero decir, no es vaya a seguirla a menos que cuadre, simplemente prestaré atención a lo presentado.

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Quimbamba en la feria del libro

Hace unos días nos pasamos por Coruña, a la feria del libro. Nuestra intención era visitar a María y Marta, de Quimbamba, que tienen una caseta (la número 14). La verdad es que las librerías un poco especializada son las que ponen cierta nota interesante en la feria; las demás tienen todas lo mismo. Es ciertamente agradable tras cuatro o cinco casetas prácticamente iguales, encontrarse con una especializada (incluso compré cómics). No entiendo muy bien por qué una librería por general que sea no se plantea llevar una selección dedicada a cierto tema. Por ejemplo, una selección de libros de poesía o clásicos.

A lo que iba. Quimbamba está especializada en libro infantil. Aquí un vídeo que grabé.

Y aquí, los libros que compramos (algunos en realidad son para nosotros):


TurandotOrfeo y EurídiceLohengrinBlancanievesMi luna, nuestra lunaEl espíritu del árbolViaje a través del arte islámicoPiel de asnoKing Kong

Y un vídeo:



(Mi misión secreta para el día también incluía visitar la tienda Play. Pero era sábado por la tarde y estaba cerrada. Al menos, pude comprar películas en el nuevo Fnac).

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Un mes con MacBook

Llevo ya algo más de un mes con mi flamante y nuevo MacBook (ahora alguien dejará un comentario diciendo que flamante y nuevo son lo mismo, ¿qué se apuestan?) y debo decir que estoy francamente encantado. Casi instantáneamente se convirtió en mi ordenador principal, el que uso continuamente, incluso para trabajar. Me parece una máquina comodísima, muy bien diseñada. Lo que más asombra es la escrupulosa atención a los pequeños detalles, esos que te ahorran casi nada de tiempo pero que repites tantas veces que las ventajas se van acumulando. Vamos, que me encanta mi MacBook. Sigue siendo un ordenador, claro, y tiene los problemas de todos los ordenadores (los programas también se cuelgan y eso), pero sin cambiar el paradigma actual han logrado un asombroso nivel de simplificación.

Al principio era un poco reacio a tener Mac. Los Mac me llamaban la atención, pero siempre pensaba si realmente iba a poder hacer con ellos lo que quería. En ese aspecto, creo que jamás habría comprado un Mac de no haber sido por DavidGP. DavidGP era linuxero, pero a principios de 2006 decidió que se compraba un MacBook Pro. Desde entonces le he visto trabajar sin problemas con su máquina, cargando con ella a todas partes y usándola para todo, incluyendo su tesis doctoral. Si alguien así podía cambiarse a Mac, ¿por qué yo no?

Otro factor adicional es que muchos de los servicios y aplicaciones que uso están en la web. Mientras uno tenga un navegador, el ordenador resulta un poco indiferente. Eso sí, hay puntos en que una aplicación concreta es imprescindible y ahí es donde debe plantearte qué hacer. En mi caso, la aplicación es Word que uso para mi trabajo (por la misma razón, tiene múltiples pequeños detalles que me ahorran tiempo) y para la que no parece haber ningún sustituto a la altura. Parece que la única alternativa a Word en el mundo Mac es el propio Word. Por desgracia, aparentemente para conseguir Word hay que comprar Office, cuando a mí el resto de los programas que vienen no me interesan para nada.

Otra aplicaciones han sido más fáciles de sustituir. Por ejemplo, mi lector de RSS. Después de probar varios (Vienna, NetNewsWire y NewsFire) y no convencerme ninguno, en Twitter (sí, sirve para algo) me propusieron usar Google Reader junto con un par de extensiones para Firefox. Tras una exportación/importación más tarde, todo funcionaba. Ahora soy un feliz usuario de Google Reader y me he acostumbrado a su forma de hacer las cosas. La ventaja, claro, es que además está igual en todos mis ordenadores. En otros casos, gente como Juan Diego y Antonio me ayudaron mucho sugiriéndome software y demás…

Entre los problemas que he tenido, el principal fue hacerse con los atajos de teclado. Al principio me confundía, aunque a los pocos días todo iba como una seda. Tanto es así, que ahora intento usarlos en Windows… Eso sí, hay muchísimos atajos; todo el sistema está lleno de ellos.

Mi único problema real con el MacBook es uno de hardware. No acabo de encontrar un ratón y un teclado que me gusten. El Mighty Mouse me parece pequeño e incómodo, así que por el momento uso uno con cable de Logitech que andaba tirado por un armario. En cuanto al teclado, el de MacBook se puede usar, pero para escribir largo prefiero usar uno que me resulte más cómodo. Por desgracia, el que vende Apple también me resulta muy incómodo. Por el momento lo he resuelto con un adaptador PS2/USB y un teclado que me encanta y tengo desde hace años. Va muy bien. Simplemente hay que recordar que la tecla Windows es la de la manzanita.

MacBook y teclado

En Santiago, la selección de productos es patéticamente limitada. En cuanto pueda pasar por Madrid o Barcelona intentaré encontrar otro teclado.

Para que vean lo contento que estoy con mi Mac, les diré que estoy considerando cambiar mi ordenador principal por un iMac (sobre todo, si sacan unos nuevos con diseño chulo). Desde mi punto de vista, cualquier PC nuevo va a venir con Vista, y puesto a cambiar, ¿por qué no hacerlo a Leopard? El simple hecho de que me lo esté planteado me resulta increíble. Hubiese sido totalmente imposible hace un mes.

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The Guild

Felicia Day fue la slayer Vi en la última temporada de Buffy. Ahora se presenta con lo que parece una serie para la web sobre una guild de WoW. Se llaman, naturalmente, «The Guild». Salen todos los personajes y eso.



La verdad es que el vídeo está muy bien montado. A ver qué tal sigue.

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Harry Potter and the Deathly Hallows, ya

La verdad es que gana mucho a partir de la página 300. El principio se hace un poco lento. Comprendo que está obligada a tenerlos dando vueltas un rato, pero quizá se podría haber resumido. Pero en cuanto entra en materia, la cosa ya es imparable y resulta casi imposible dejar de leer. La verdad es que me ha gustado bastante y no recuerdo disfrutar así de un libro de Harry Potter desde el tercero.

El final me ha gustado mucho. Incluso me gusta el epílogo. Ciertamente, no es el final que yo esperaba, pero encaja bastante bien y se revela una buena imagen global de lo sucedido. Harry sigue siendo un poco tonto -esa manía suya de desconfiar en cuanto no le hacen el gusto- y es demasiado bueno para ser el mejor personaje. Creo que como personajes, Dumbledore y Severus Snape son los más logrados.

Mi veredicto final es que Rowling ha sabido terminar. La saga esta completa y le ha quedado bastante redonda. Los misterios principales están resuelto y al fin conocemos las motivaciones de todos. Ahora el primer libro ya no se podrá leer igual.

Por cierto, estoy de acuerdo con lo que dicen en que la mejor frase del libro es:

NOT MY DAUGHTER, YOU BITCH!

Sobre todo por quién la dice y lo que pasa a continuación.

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1 pregunta: Enrique Dans

El blog de Enrique DansEnrique Dans, responsable de El blog de Enrique Dans y conocido comentarísta tecnológico y empresarial, responde a esta entrevista de una pregunta.

¿Por qué eres optimista sobre el futuro del mundo tecnológico e internet?

La verdad es que no me considero especialmente optimista, sino simplemente pragmático. Creo más bien en pocas cosas, y en las que creo lo hago porque me demuestran su fiabilidad a la hora de los resultados. Creo en las curvas de difusión de tecnología y conozco sus parámetros fundamentales, creo en la ley de mercado, creo en el sentido común… Lo que Internet tiene de gran ventaja para un académico es el ser como una especie de cámara de alta velocidad, como un botón fast-forward que le permite vivir y replicar procesos que antes tardaban años y años, que había que estudiar con una enorme perspectiva histórica. Hoy podemos ver la evolución de sectores enteros en unos pocos años, y además lo hacemos en un entorno de información casi ilimitada, disponible a golpe de un clic.

Semejante perspectiva permite calcular probabilidades de adopción en procesos de difusión tecnológica en muy poco tiempo, puedes ver las curvas sigmoideas elevarse como serpientes, subirse unas encima de otras en procesos aparentemente caóticos y desordenados, pero que en realidad siguen una coreografía predecible. La posibilidad de ver esos procesos en el contexto de ese «entorno histórico comprimido» y de hacerlo sacudiéndome toda concesión a la inercia, cuestionándote siempre la «manera en que se supone que deben funcionar las cosas», es lo que hace que muchas veces se me juzgue como optimista. Pero en realidad, no se trata de optimismo en su acepción primera del diccionario, «propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable», sino en la segunda: «doctrina filosófica que atribuye al universo la mayor perfección posible». Se trata de creer que determinadas leyes que gobiernan la evolución de la tecnología y del mundo en general no son fruto de la casualidad, sino de una serie de parámetros que pueden ser estudiados y determinados. Y que si bien se puede contravenir dichos parámetros, actuar en contra del sentido común durante un cierto tiempo por la vía de la imposición, la ley o la política, siempre la inevitabilidad y la razón, acaban abriéndose paso.
En ese sentido admiro, por ejemplo, a académicos como Clayton Christensen, porque además de defender esta misma visión, son capaces de estructurarla y explicarla: lo que en mis entradas, clases o conferencias queda como un conjunto de predicciones expresadas con la misma fiabilidad que las de la Bruja Lola, en su trabajo quedan enmarcadas en un preciso y precioso modelo que puede ser entendido con la sola ayuda del sentido común. Por el momento, disfruto enormemente con lo que hago, pero me limito, en mi trabajo como académico y divulgador, a intentar ser una «fuente de ideas y sugerencias para otros»: entender algo antes que otros, adelantarme al gran público en la experimentación de muchas cosas, e intentar explicarlo de manera que se entienda con facilidad, que se interiorice, que se convierta en creencia firme. Pero eso, como tantas otras cosas en la vida, es parte de un proceso de maduración personal.

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