De baja en Facebook
En realidad, sólo he desactivado mi cuenta de Facebook. En teoría, se puede volver a activar en el futuro, e imagino que lo hacen como posible vía de recuperación (me hubiese borrado definitivamente, pero no me puse a buscar si ofrecían esa opción). Un detalle divertido es que te preguntan por qué lo haces. Pero lo preguntan sólo para poder aclararte que te equivocas completamente.
En Twitter me han preguntado por qué lo he hecho. Pues lo he hecho porque me aburría y no soporto aburrirme. En ocasiones no queda más remedio que aburrirse, pero vamos, meterse en un cosa de esas para encontrarla más aburrido que leer la recopilación de todos los discursos del estado de la nación me parece excesivo.
Y me preguntarán ustedes: ¿por qué Facebook te parece aburrido? Pues me parece aburrido porque no logro dar con la más mínima interacción social. Sí, la gente me manda cosas y eso, me hacen preguntas y yo respondo, pero no tengo la sensación de estar interaccionando con esas personas o de saber más sobre ellas. Tengo simplemente la sensación de estar interaccionando con las cosas que me envía. Si Twitter es una ventana a través de la que veo el mundo (tanto es así, que me suscribo a todo el que se suscribe a mí porque disfruto mucho leyendo lo que la gente va haciendo y me cuenta; lo encuentro incluso relajante), Facebook es como un cajón donde acaba todo lo que nadie quiere.
Podría argumentarse que no he sabido dar con esos elementos de Facebook. Es posible. Pero llevo varias semanas por allí. Si hay algo valioso, lo han escondido muy bien.
Ahora supongo que debería contar por qué me gusta Twitter.
Y hablando de ese tipo de redes sociales, me encanta este comentario de Mauro Entrialgo:
Desde hace un tiempo opero con la teoría de que no importa lo que pienses, Mauro Entrialgo ya lo pensó antes y mejor.