Libros que deberían haber sido

Locke se marca unas propuestas de libros que deberían haber existido. Dos muestras:

Esperando a Godoy
Teatro histórico de vanguardia. S. Beckett. Dos bandoleros esperan a Godoy en un cruce de caminos y se aburren miserablemente.

La Montaña Mágica de la Locura
Novela. Por H. P. Mann. Un joven tuberculoso se apunta a una expedición antártica para ver si se cura. Horror cósmico con pingüinos e introspección moral.

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#27 The Physics of the Buffyverse de Jennifer Ouellette

The Physics of the Buffyverse es un libro de divulgación científica que usa elementos del Buffyverso -es decir, las series Buffy y Angel creadas por el genial Joss Whedon- para explicar aspectos de la física. Y ustedes me dirán que el Buffyverso es un universo narrativo donde impera la magia y aunque uno pueda hacer referencia a la conservación de la energía y otras leyes básicas, física, lo que se dice física, no hay mucha (aunque la hay, ya veremos). Pues sí, así es. Lo que me provocó una tremenda disonancia cognitiva al leer el libro. Es un excelente libro de divulgación científica y también hace algunos comentarios interesantes sobre el Buffyverso, pero en ocasiones me resultó difícil encajar ambos elementos. A veces se usa el Buffyverso para explicar física como podría haberse usado casi cualquier otro universo narrativo. Vamos, que no hace falta Spike dando patadas para explicar el concepto de momento angular; Bruce Lee hubiese valido igual.

Por lo demás, como ya he dicho, se trata de un excelente libro de divulgación -de la variedad aproximativa, es decir, intentando ofrecer un poco de todo sin entrar en muchas profundidades- muy bien explicado. La autora -que lleva la excelente Cocktail Party Physics– sabe mantener un nivel mínimo en muy pocas palabras con una exposición muy clara. Al final logra que el libro cubra muchísimo material –por encima, eso sí- sin que dé la impresión de que la narración se haya apresurado en exceso. La técnica que usa habitualmente es aprovechar la característica de algún personaje para explorar aspectos físicos relacionados. Por ejemplo, viendo las cosas que hace el First Evil (malo de la última temporada de Buffy) ¿se puede afirmar que es realmente incorpóreo?

Hay momentos, como ya dije, en que la cosa chirría un poco. Por ejemplo, para poder hablar de agujeros de gusano trata los portales dimensionales, que abundan en ambas series, como si fuesen esos objetos físicos. Pero también hay momentos donde avanza hacia terrenos insospechados que no esperaba de un libro así. Aprovechando el hecho de que Fred -personaje de Angel– se dedicaba al estudio de la teoría de cuerdas logra una discusión bastante coherente de esos asunto, incluyendo temas «avanzados» como branes y demás.

Lo dicho, exceptuando esa disonancia, es un libro muy logrado. De todos los libros de divulgación que parten de una serie o similar, éste es el mejor que he leído. Lo que más me ha gustado es que el libro se fundamenta sobre una comprensión de una ciencia más interesada en plantear preguntas que en responderla (o mejor dicho, en buscar respuestas que provoquen nuevas preguntas). Tal es así, que logra relacionarlo con el final de la serie Angel, mostrando a los físicos activos como personas deseosas de enfrentarse al dragón de lo que no conocen.

[50 libros] 2007

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La memoria tecnológica

Uno se acuerda de muchas cosas, sobre todo si tienes cierta edad. Por ejemplo, recuerdo una época en que no existía el Macintosh y el ordenador más avanzado de Apple tenía nombre de mujer y no de manzana. Por otra parte, cada día es más claro que la memoria tecnológica se va acortando. Por ejemplo, todo el mundo te cuenta que Microsoft se inspiró en Mac para su Windows, pero nadie parece recordar dónde se inspiró Apple.

Lo que no suponía es que se hubiese acortado tanto. Davidgp me manda esta entrada de Gizmologia donde se habla del nuevo sistema táctil de Nokia para sus teléfonos S60:

Es increíble y terrible que una empresa como Nokia intente hacer creer que esta “innovando” en algo al lanzar móviles y un sistema operativo que se puede manejar de forma táctil, ¿realmente intentan dar una imagen de empresa abierta? i-P-h-o-n-e Nokia, es táctil y ha salido mucho antes que vuestro invento.

En los comentarios ya hay varias respuestas, y casi todas ellas giran alrededor de un simple número: 7710. El Nokia 7710, un teléfono con pantalla táctil, sin teclado, que Nokia lanzó en 2005. Mucho antes que el iPhone, me atrevo a añadir, por si en Gizmología no lo tienen claro. Como mucho, a Nokia se le podría acusar de aprovecharse del lanzamiento del iPhone, lo que en sí no tiene nada de malo.

Pero está claro que Apple cuando lanza un producto modifica toda la historia anterior, borrando de la memoria cualquier antecesor.

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La muerte de Sócrates

muerte_de_socrates.jpgCuando leí por primera vez la Apología de Sócrates, lo que se me vino a la cabeza es que de haber estado yo en ese tribunal, también le habría condenado a muerte, aunque sólo fuese para que se callase de una vez. Lo segundo que pensé es que estaba leyendo el relato de un suicidio cuidadosamente planeado. Sócrates odiaba de tal forma a sus conciudadanos y a la ciudad que tanto decía respetar que se hizo matar para dejarles mal. No le bastaba con el odio, debía disfrutar del placer de convertirlos en inferiores. De esa forma, en cuanto una posibilidad de salir de esa situación levantaba la cabeza, Sócrates no dudaba en estrangularla y luego patearla hasta matarla. En cierto forma, hay que admirar una iniquidad de semejante calibre.

Y por otra parte, ¿por qué no concederle lo que pide?

Pero bueno, yo realmente venía a hablar de otro libro. Me lo acabo de encontrar en 3quarksdaily (bitácora que te interesa si todavía respiras) y se llama The Death of Socrates de Emily Wilson. Aparentemente, es un repaso a la muerte del personaje y a las distintas imágenes que ha generado a lo largo de la historia, llegando incluso a la imagen popular de nuestro día.

Sobre el libro:

Plato’s is the accepted account; what we didn’t learn about in school was Xenophon’s version of Socrates, a dullish wiseacre who gives banal advice about moderation, diet, exercise and self-control to a receptive populace. Only his wife, Xanthippe, is unappreciative of his common-sense views. Wilson engages too with the Socrates of Aristophanes, a fraudulent, word-chopping boffin, whose satirical depiction in The Clouds provides an excellent introduction to Socratic philosophy. Under the headings “Knowledge and Ignorance”, “Socratic Irony”, “Wisdom Is Not For Sale”, “Happiness, Choice and Being Good”, Wilson explains the essentials of Socrates’ credo. At the same time, she shows how Plato’s account of them dovetails with the charges laid against Socrates by the Athenian state: charges of failing to worship the city’s gods, introducing new deities and corrupting the young. Wilson deftly lays bare the political tensions in Athens in the aftermath of the unsuccessful war against Sparta when its democracy was in a precarious state. Anxiety was sparked by Socrates’ relationship with Alcibiades, the playboy who had profaned the Eleusinian Mysteries and thus had probably incurred the wrath of the gods. Wilson shows very clearly how Socrates’ strangeness, his notorious ugliness, and his practice of a profession normally associated with foreigners, all combined to make him a troubling figure for the ordinary Athenian.

Otra reseña:

This is a superb book. I picked it up by chance and have been gripped. Socrates, ‘the Jesus Christ of Greece’ as Shelley dubbed him, comes to most philosophers via Plato. Emily Wilson, a classicist, provides a lively overview of the numerous Socrates that have existed for different thinkers at different times. These include the hen-pecked master of self-help platitudes described by his pupil Xenophon, the  absurd figure that appears in Aristophanes’ The Clouds, the tyrant-loving chatterbox despised by Plutarch, the man of integrity admired by Voltaire and Diderot, the drunken reveller in the Monty Python song who was ‘a bugger when he’s pissed,’ and the unthreatening and decidedly un-socratic  Socrates of Phillip’s Socrates’ Café (less gadfly, more nice bloke – see my previous post on this). Along the way she makes astute interpretations of images of Socrates’ death including the famous painting by David and even analyses the medical effects of different types of hemlock to determine whether Plato’s description of Socrates’ progressive loss of feeling in the Phaedo is a santised version of what must have happened (the answer is probably not).

Ya está en la cesta de compra.

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Gira, gira, gira

Aparentemente, si ves girar a la bailarina en un sentido o en otro eso indica algo sobre el funcionamiento de tu cerebro. Digo aparentemente porque no es difícil verla girar en un sentido o en otro. Tanto es así, que mi hipótesis inicial es que simplemente el dibujo cambia por si solo y tú simplemente tienes la impresión de que fuerzas el cambio. Aunque hay gente que dice que no, que no es una broma. En cualquier caso, dudo que realmente revele nada sobre el cerebro.

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Pero es divertido.

(vía Follow Me Here)

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Organiza tus libros

Antonio Delgado se marca un artículo sobre varias aplicaciones, web o no, que te permiten organizar tu biblioteca. Ideal para desordenados compulsivos:

Para ayudar al usuario a ordenar y catalogar sus objetos culturales (libros, discos y películas) existen diversas aplicaciones web y programas de software. Muchas de ellas se basan en las teorías de la Internet social, o 2.0, sobre todo en los sistemas de recomendaciones hechos por los propios internautas. Además, al combinar un catálogo con otros usuarios, el usuario puede conocer a otras personas con los mismos gustos y preferencias.

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Más allá del engaño

Alan Sokal -sí, ese Sokal- tiene libro nuevo para marzo de 2008. Se llama Beyond the Hoax: Science, Philosophy and Culture y según el editor:

In 1996, Alan Sokal, a Professor of Physics at New York University, wrote a paper for the cultural-studies journal Social Text, entitled: ‘Transgressing the Boundaries: Towards a transformative hermeneutics of quantum gravity’. It was reviewed, accepted and published. Sokal immediately confessed that the whole article was a hoax – a cunningly worded paper designed to expose and parody the style of extreme postmodernist criticism of science. The story became front-page news around the world and triggered fierce and wide-ranging controversy.

Sokal is one of the most powerful voices in the continuing debate about the status of evidence-based knowledge. In Beyond the Hoax he turns his attention to a new set of targets – pseudo-science, religion, and misinformation in public life. ‘Whether my targets are the postmodernists of the left, the fundamentalists of the right, or the muddle-headed of all political and apolitical stripes, the bottom line is that clear thinking, combined with a respect for evidence, are of the utmost importance to the survival of the human race in the twenty-first century.’ The book also includes a hugely illuminating annotated text of the Hoax itself, and a reflection on the furore it provoked.

Una buena noticia, la verdad.

(vía Science After Sunclipse)

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El final de Los Soprano y el autor televisivo

No he visto Los Soprano desde su primera temporada, así que no tengo verdadera opinión sobre el final de la serie y los avatares finales de su protagonista. Dicho lo cual, me ha encantado esta reflexión de Concepción Cascajosa sobre el sentido del final de la serie y el papel de la figura del autor:

Alguna vez hemos comentado por aquí los problemáticos finales que suelen aquejar a los dramas televisivos, que casi nunca suelen acabar cuando les corresponde. O sus vidas son cortadas en seco por tempranas cancelaciones o su trayectoria se prolonga mucho más de lo debido y los capítulos de despedida se suelen enfrentar a una fría recepción. Nada de eso ha ocurrido con Los Soprano, que tras seis prósperas temporadas (en realidad siete si consideramos artificial el parón, como veremos a continuación) dijo adiós como un auténtico fenómeno cultural al que dedicaron rincones en sus portadas la mayor parte de los periódicos norteamericanos. Las expectativas eran tan estratosféricas que la decepción era inevitable. Probablemente David Chase fue el primer consciente de ello y decidió dedicar estos capítulos a realizar el retrato de la decepción vital de sus personajes. Chase nunca fue un creador televisivo convencional. Un oscuro guionista hasta bien entrada la mediana edad, Los Soprano supuso su salto a la fama y la oportunidad de oro de lanzar una diatriba contra el modo del vida norteamericano, el capitalismo, la Iglesia y cualquier otra institución que se cruzara en su camino, incluyendo la propia televisión. Tras un quinto año redondo, Chase ya no tenía nada que perder ni que ganar con la serie, por lo que sólo le quedaba aprovechar esos capítulos de despedida para realizar un insólito ajuste de cuentas con su propia creación.

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