La falta de tiempo me impidió escribir sobre las veladas de juegos de la semana, así que las pongo juntas. Jugamos a Jambo, Kingdoms, Póquer, Ave Caesar y Diamant.
Martes
El martes por la noche Davidgp se pasó por casa y probamos dos juegos recién llegados:
Jambo. Obra de Rüdiger Dorn (autor de una serie de excelentes juegos, entre ellos el magnífico The Traders of Genoa), Jambo es un juego de cartas para dos personas. La idea es simular un mercado, donde se compra y se vende. Cada jugador empieza con un pequeño puesto con seis espacios, pudiendo comprar espacios adicionales a lo largo de la partida. Cada jugador empieza con una mano de cartas, un poco de dinero y un mazo situado en el centro del que se va robando.
El juego va por acciones. En su turno, cada jugador tiene 5 acciones disponibles que puede usar robando cartas (puede levantar todas las que quiera –gastando un acción de cada vez- pero sólo puede robar la última) o jugando cartas de la mano.
Las cartas son de varios tipos. Las hay de productos que se pueden comprar y vender. Estas son las cartas más importantes, ya que son las que te hacen ganar dinero. Cada carta tiene dos números. Uno, el más bajo, es el precio de comprar, el otro, el más alto, es el precio de venta. Por supuesto, como empiezas con el puesto vacío, primero tienes que comprar para poder vender. Por uso de estas cartas tiene sus limitaciones; por ejemplo, si no tienes espacio para colocar todos los productos de la carta no los puedes comprar.
Las cartas útiles te dan opciones adicionales. Las juegas y la colocas junto a tu puesto de venta. Sólo puedes tener un máximo de 3, por lo que hay que pensárselo bien (si quieres añadirle una cuarta, tienes que descartarte de alguna otra). Lo bueno de esas cartas es que puedes usar cada una de ellas una vez por turno. Por ejemplo, una te deja comprar un producto (justo el que necesitas para poder vender cierto lote, claro está) a cambio de dinero, sin tener que usar una carta.
Las siguientes cartas vienen en dos grupos: animales y personas. Se usan y se descartan de inmediato. Su función es permitirte algo especial una sola vez. Ya sea para beneficiarte tú o para hacerle la vida imposible al contrario.
El final del juego se inicia cuando un jugador alcanza los 60 de oro o más. En ese momento, el contrario tiene una oportunidad más de alcanzar o superar esa cantidad. Después, el juego se acaba y el que tenga más oro es el ganador.
Nosotros jugamos con la edición alemana, con las cartas en alemán, lo que nos obligaba a referirnos continuamente a una traducción de las cartas. Eso por supuesto, impide el disfrute completo del juego. Aún con esa limitación, me pareció un juego de lo más entretenido, muy interesante en la forma de jugarlo –con las limitaciones justas y las libertades adecuadas- y con mucho potencial de ser uno de esos juegos que se disfrutan aunque se jueguen muchas veces. Estoy deseando volver a probarlo.
Kingdoms. Uno de los juegos ligeros de Reiner Knizia. Se trata de disponer losetas y castillos sobre una rejilla. Cuando la rejilla está completa, se puntúan todas las filas y columnas y se van asignando los puntos –que el juego considera dinero- a cada jugador.
Las losetas vienen marcadas con una cantidad y las hay positivas y negativas. Es decir, algunas quitan puntos y otras los dan. Así mismo, hay un par de losetas con efectos especiales. Por ejemplo, el dragón anula cualquier efecto positivo en la fila y la columna en la que se encuentre dejando sólo lo negativo. La mina de oro, por otro lado, multiplica por dos los puntos –positivos o negativos- de la fila y la columna en la que se encuentre.
Además de las losetas, los jugadores pueden poner sus castillos. Éstos vienen con valores de 1 a 4 y ese número indica un factor de multiplicación. Por ejemplo, si en una fila que suma 6 puntos tengo un castillo de 1 y un castillo de 2, mi factor de multiplicación es 3 y obtengo 18 puntos. Otro ejemplo, en una columna de valor -3 mi adversario tiene un castillo de uno y yo tengo un castillo de dos, él pierde -3 puntos mientras que yo pierdo -6.
La partida es a tres rondas. En cada ronda se llena la rejilla, pero de una ronda a otra los castillos usados de valor superior a 1 desaparecen de la partida. Hay que saber usarlos bien.
El juego tiene una base medieval, es decir, supuestamente están desarrollando tus tierras y demás. Pero por la descripción que he dado, se ve que es un juego prácticamente abstracto con un tema que permite ilustraciones vistosas. Dicho lo cual, resulta bastante entretenido. No es un juego de gran profundidad, pero es bastante satisfactorio para una partida rápida sin grandes exceso estratégicos pero en la que estás obligado a usar el cerebro.
Davidgp también comenta Kingdoms.
Miércoles
El miércoles por la noche nos reunimos CP, Blagdaros, Davigp y el amigo Master para probar unos juegos.
Póquer. Nunca había jugado al póquer. Tenía una vaga idea de cómo se jugaba, pero no lo había probado jamás. Pero anoche llevé mi nuevo maletín de fichas de Póquer. Lo compré en Amazon.de y su función principal es sustituir al papel moneda en esos juegos que usan dinero. La mayoría de ellos traen unos billetitos de mala calidad muy difíciles de manejar, por lo que las fichas vienen mucho mejor. Además, mientras esperas a tu turno puedes jugar con ellas; cuando chocan emiten un ruido muy satisfactorio.
Pero volvamos al asunto. Como en el grupo había varios poqueros (¡tienes que atraparlos a todos!) y teníamos ficha, pues surgió de inmediato la idea de echar unas manos. Después de 45 minutos de decidir exactamente de qué forma se iba a jugar (quizá exagero un poco) optamos por póquer descubierto. Y qué maravilla. Qué bien lo pasé. Qué divertido es. Sobre todo, cuando no juegas con dinero.
Ya se sabe cómo es la cosa. Se reparten dos cartas por cabeza y se apuesta. Se levantan tres cartas y se vuelve a apostar. Al final se levantan dos cartas más y se apuesta. Una vez concluidas las apuestas, se muestran las cartas para ver quién gana. Tu combinación la haces con las cartas que tienes en la mano y las cartas sobre la mesa. Simple, pero efectivo.
Ave Caesar. Se trata de un juego de carreras de cuadrigas. El tablero tiene un circuito por cada lado. Se juega a cuatro carreras en los dos circuitos, alternándolos. Cada carrera tiene 3 vueltas. Eso sí, en la primera y segunda vuelta tienes que pasar por un pasillito y rendirle tributo al César, que si no se cabrea.
Lo interesante del juego es que los circuitos tienen cuellos de botella deliberados, donde un jugador puede bloquear a todos los demás e impedirles avanzar. En ocasiones también hay curvas, pero no se toman igual las curvas por dentro que por fuera. Y si uno de los lados de la curva está ya ocupado, no te queda más remedio que ir por el otro.
El mecanismo para mover las cuadrigas es lo mejor. En lugar de optar por un mecanismo de azar puro, tirando un dado, por ejemplo, cada jugador tiene un mazo de cartas. Todos los mazos son iguales, y están compuestos por cartas con un número entre 1 y 6. Cada jugador tiene tres cartas en la mano y en su turno decide cuál usar. Eso sí, siempre se tiene que mover el número de espacios que indica la carta, por lo que si no es posible no la puede usar.
Lo de las cartas es muy interesante, porque permite cierta estrategia y cierta táctica, ya que puedes intentar reservar ciertas cartas para el momento más oportuno. La aleatoriedad viene dada por la disposición inicial del mazo, que, evidentemente, se baraja antes de empezar. Eso sí, las cartas apenas dan para completar las tres vueltas, por lo que puedes estar razonablemente seguro de que las cogerás todas. A menos, claro, que te bloqueen varios turnos seguidos.
Una vez terminada cada carrera se van dando puntos según la posición en que ha quedado cada uno. Al final de las cuatro carreras, el que sume más puntos es el ganador.
El juego es francamente divertido y entretenido. Como va por cartas, el azar está más controlado y no tienes la sensación de estar a merced de un dado. El poco control que tienes te hace disfrutar más. Y además, poder bloquear a los contrarios tiene sus satisfacciones. Otro a repetir pronto.
Diamant. Un juego ligerito que se juega en un rato. Cada jugador es un explorador que busca diamantes en una serie de 5 cuevas. Las cuevas están formadas por losetas cuadradas que se van levantando. Esas losetas pueden ser segmentos de cueva con un valor que indica el número de diamantes que contiene o uno de los diversos desastres. Si sale un número de diamantes, pues éstos se reparten entre los jugadores todavía presentes en la cueva. Por ejemplo, si sale un segmento con un 17 y hay 4 jugadores, pues a cada jugador le tocan 4 diamantes y sobre le segmento se deja el diamante que sobra.
Pero esos diamantes todavía no son tuyos. A la segunda aparición del mismo desastre (por ejemplo, serpiente), la expedición se malogra, los jugadores salen corriendo y pierden todos los diamantes que hubiesen recogido en esa cueva. Por esa razón, antes de levantar la siguiente loseta los jugadores indican si se van de la cueva o siguen. Para ello, todos los jugadores colocan el puño en el centro de la mesa. Al abrir los puños, aquellos jugadores con la mano vacía siguen en la cueva. Los jugadores que muestran el pequeño trocito de madera que los representa se van.
Para los jugadores que siguen, pues se levanta otra loseta y la cosa vuelve a empezar. Si es un peligro, pero todavía no hay dos, no pasa nada. Si es un segmento con diamantes, pues se reparte entre los que siguen en la cueva. Los jugadores indican si siguen o no, y la cosa se repite sucesivamente.
Si los jugadores se van, recogen y se reparten todos los diamantes que hayan ido quedando por el camino (si hay muchos diamantes tirados y consigues ser el único…). Además, sus diamantes están ahora seguros. Por tanto, los pueden meter en una cajita al efecto, para indicar que son puntos que conservan hasta el final de la partida. Si los jugadores encuentran un peligro por segunda vez, pues lo pierden todo y devuelven los diamantes que hubiesen podido recoger.
Como he dicho, el juego en cada cueva termina cuando salen dos peligros del mismo tipo o cuando todos los jugadores se han ido. Se repite lo mismo para todas las otras cuevas. El jugador con más puntos al final es el ganador.
Diamant es uno de esos juegos divertidos, rápido y en los que no hay que pensar demasiado. No hay estrategia de ningún tipo y como mucho un cierto control de la probabilidad. Pero en el fondo, es un juego de tentar a la suerte. Si lo haces y te sale bien, ganarás. Si no… Es ideal para concluir una sesión de juegos, y te encontrarás jugando tres partidas seguidas. Como punto a favor, admite hasta ocho jugadores. Entender las reglas lleva un momento, así que también es ideal para personas que no están acostumbradas a jugar.
Davidgp también comenta Diamant.