Dándose de bruces con la felicidad

Por fin pude terminar de ver la conferencia de Daniel Gilbert en TED (dentro de un ciclo genérico llamado How The Mind Works). Es una extraordinaria charla de menos de media hora donde el hombre habla de la felicidad y de nuestros continuos errores al estimar nuestra felicidad futura. Lo hace francamente bien, es muy entretenido y su forma de contar las cosas es muy divertida. Muy recomendable.

Su libro Stumbling on Happiness también es una excelente muestra de divulgación. Va sobre cómo el cerebro estima el futuro y valora nuestras posibles reacciones emocionales a acontecimientos que todavía no se han producido, y es posible que no se produzcan. Ni que decir tiene que el cerebro tiende a equivocarse espectacularmente en esas estimaciones. Conocí el libro –que leí en dos días- gracias a la reseña en Boing Boing:

Daniel Gilbert’s Stumbling on Happiness is one of those pop-science books that delivers a serious a-ha punch at least once a chapter, a little insight into the way that the world works that stops you right where you are and makes you go back and reevaluate how you got there.

La Royal Society (sí, ésa, la de Newton y Waterhouse) le concedió hace poco su premio a libro científico. De la nota de prensa:

Professor Colin Pillinger, chair of the judges(2), said: «Stumbling on Happiness is an outstanding and highly readable winner of this year’s Royal Society Prize for Science Books. Daniel Gilbert’s voice provides a witty companion throughout this exploration of the science behind the pursuit of happiness an issue which fascinates us all. He uses cognitive science and psychology to provide intriguing insights into human nature, helping us to understand why we make the decisions we do.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. rvr

    Collin Pillinger me suena al de la sonda marciana Beagle 2. La tesis de la charla me suena a la paradoja de la elección, que dice que las personas son más felices con poca oferta. Esta paradoja la comentó Chris Anderson (La Cola Larga) y puntualizó que esa menor felicidad se da si no hay retroalimentación (en el caso de Amazon, por ejemplo, disponemos de las reseñas hechas por otros usuarios).

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