253
253 (Grupo AJEC. ISBN: 978-84-96013-24-7), del extraordinario Geoff Ryman, es una novela extraña. Tan extraña novela es, que dudo si llamarla novela (o dudaría, si creyese actividad fructífera el intentar decidir si los puntos en la frontera están a un lado o al otro). Para que vean lo rara que es, aquí va el texto de contraportada:
253 es una obra atípica.
253 personas que viajan en el metro de Londres entre las estaciones de Embankment y Lambeth North, en un viaje que dura 7 minutos.
253 vidas que se entrecruzan.El aclamado autor británico Geoff Ryman nos ofrece una novela de ficción experimental dónde cada uno de los 253 personajes está descrito en 253 palabras.
Entre los pasajeros de los vagones encontramos a exiliados, taxistas, turistas, londinenses, una Margaret Thatcher, una encubridora de un asesino en masa (y uno de sus supervivientes), un grupo de actores, un pasajero llamado Geoff Ryman, y… ¿Quién es esa misteriosa última pasajera?
Una novela sarcástica, post-moderna e increíblemente divertida, que obtuvo el prestigioso premio Philip K. Dick en 1999.
Y así va la cosa. 253 descripciones de otros tantos individuos.
Un ejemplo:
3
SEÑORA DEBORAH PAYNEApariencia externa
Una joven y eficiente mujer de negocios. Su blusa de crespón rojo se asoma por su saco negro. Pendientes de oro, sencillos pero caros. Un portafolios de cuero nuevo agazapado a sus pies como una pantera domesticada. Su rostro, siempre perfecto en entrevistas de trabajo, ahora luce ligeramente frágil, perdido en sus pensamientos.Información privada
Es auxiliar legal para la compañía Mosstains. Sin compromiso por ahora. Tras el suicidio de su hermano menor, quiso trabajar por las noches con los Samaritanos.Lo que hace o piensa
Ha hecho algo terrible: anoche su jefe llamó a los Samaritanos; no había suficiente personal, así que, de cualquier manera, ella cogió la llamada.
Deborah nunca le ha tenido mucho respeto al jefe. Es caprichoso, quiere ser el centro de atención; a veces generoso y siempre desorganizado. Al parecer él mismo lo cree así.
-Quiero cambiar, pero no puedo; soy muy viejo. Y luego ésta mujer. Es agradable, pero nunca está de acuerdo conmigo, y no sé cómo entenderla.Deborah nunca se ha considerado poderosa. Pareciera que estuviera llevando a su jefe al suicidio. Ese no es su destino en la vida. Todo el tumultuoso carácter del jefe la apabulla, y siente horror por él.
En Waterloo, sale de la plataforma y lo reconoce. Hay reglas contra esto, pero las reglas son para cuando no se sabe qué hacer. Lo llama: -¡John!-, y corre tras él. Lo toma del brazo. -¡John, puedes renunciar a Mosstains, no tienes por qué matarte!-. La boca del jefe se abre en un gesto de miedo, desprecio, sorpresa, rabia.
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