El misterio del ratón
¿Siempre has querido saber cómo funciona un rato? Pues nada, ahora puedes verlo por ti mismo.
¿Siempre has querido saber cómo funciona un rato? Pues nada, ahora puedes verlo por ti mismo.
No estaba prestando demasiada atención, pero la verdad es que no esperaba un oscar para Una verdad incómoda. ¿Un oscar para un documental sobre el cambio climático? Por ortra parte, ahora pensándolo, tampoco tenía ninguna razón real para no esperarlo. Qué curioso.
Me di de alta en Feevy en su momento, pero el trabajo me impidió mirarlo con atención. Me sorprendió un poco que tuvieses que ir añadiendo las bitácoras una a una, pero di por supuesto que simplemente yo no había dado con la forma correcta de hacerlo. Ahora que ando un poco más descargado, he decidido volver. Por desgracia, no recuerdo mi contraseña. No hay problema. Debajo hay un enlace para pedir el cambio. El sistema te manda un mensaje con un enlace, lo sigue y… un mensaje de error.
Bueno, hora de escribir para comentarlo. ¿Pero a quién? No encuentro ninguna dirección de correo electrónico y la FAQ no parece cubrir ese problema en concreto. ¿Dejo un comentario a deUgarte.com?
He decidido que el tiempo pasa, incluso para esta bitácora. El software que la hace funcionar tiene ya más de cuatro años y se le notan. Ha cumplido bien, pero empieza a ser hora de cambiar.
Por supuesto, no es cuestión de ponerse a programar. Cuando lo hice, fue por unas condiciones concretas que hacían de esa opción la mejor solución. Por ejemplo, no quería atarme a un servicio concreto (como Blogger) ni tampoco quería usar el software disponible en ese momento, que no me convencía. Además, me pareció una oportunidad perfecta para aprender, un pequeño proyecto en el que aplicar algunos conocimientos. Con ese espíritu lo he seguido manteniendo. Pero ahora mismo, no tengo ni el tiempo ni el interés para implementar algunas de las cosas que me gustaría poder hacer.
Hace poco he empezado a usar WordPress (en Luarnet y en Planeta PJR) y he quedado francamente contento. Me parece un software muy bueno, muy simple de usar y con una comunidad impresionante. Sólo me echa para atrás que esté escrito en PHP, aunque supongo que por eso tiene tantos apoyos. En cualquier caso, los puntos a favor superan los puntos en contra y he decidido trasladar pjorge.com a WordPress.
La cosa no es nada fácil. Ahora mismo hay 3.163 entradas y 13.319 comentarios a conservar. Además, hay que preservar las urls, que son muchos y muchos enlaces que vienen de otras partes. Es decir, que la tarea no es sencilla y va a llevar su tiempo. Por suerte, ando un poco más descargado de trabajo y creo que se podrá hacer. Aunque no será para mañana, que yo no soy Enrique Dans :-).
Por el momento, la primera decisión a tomar es cómo trasladar las entradas. Generar un enorme archivo rss de pjorge.com e importarlo en WordPress parece la solución más inmediata, aunque no permite muchas delicadezas. Ir tomando de una base de datos y pasando a la otra sería más trabajo, pero permitiría ser más preciso con el resultado final. Luego los comentarios iban a necesitar un buen proceso de lavado de cara, convirtiéndolos primeros en un html más o menos decente.
Por suerte, tengo ya mucho muchas clases que se pueden reutilizar y en los años que he estado despistado parece que Java ha criado algunas buenas herramientas.
Me pasó hoy. Me planté delante de la librería habitual con la niña en brazos, mirando las novedades del escaparate. De pronto vi el libro Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales de Philipp Blom. Es un libro que me interesa desde que oí el podcast de In Our Time dedicado a la enciclopedia de Diderot y D’Alembert (que se llama «The Encyclopedie» pero que yo he rebautizado mentalmente como «Cuando los enciclopedistas tenían sentido del humor y no se habían convertido en contables»). El programa, por cierto, es extraordinario y lo oí tres veces seguidas. Lo juro, es muy bueno.
En cualquier caso, el libro salía por 22 euros. Por desgracia, la librería estaba cerrada, así que no puede dar riendas sueltas a mi impulso natural de entrar de inmediato y comprarlo. Y claro está, el parón me dio tiempo a pensar en cuánto saldría en Amazon.co.uk y demás detalles. Así que, cuando llegué a casa lo encargué.
Eso pasa por cerrar los domingos.
Para los consumistas no hay días de fiesta.
Atentos, la PS3 Europa será diferente a la PS3 vendida en Estados Unidos y Japón. La diferencia principal es que el número de juegos para la PS2 que se podrán jugar en la PS3 será muy limitado. Hasta el día del lanzamiento no se sabrá qué juegos son compatibles y cuáles no. Al menos, la lista aumentará con actualizaciones del firmware de la consola.
Imperial, diseñado por Mac Gerdts, es un excelente juego de control y dominación de países. Se juega sobre un tablero que representa a seis grandes potencia, algunos territorios neutrales que se pueden conquistar y Suiza (que no se puede ocupar).
Pero la gracia del juego es que por un lado hay jugadores y por otro hay países. Un jugador puede controlar un país, puede controlar varios o puede no controlar ninguno. La idea es que cada jugador en realidad es un inversor, que va comprando bonos de los países en juegos. El objetivo es tener la mayor fortuna al final del juego, y esa fortuna se calcula según el desarrollo alcanzado por cada país y los bonos que tengas en la mano. Por tanto, se puede jugar sin dirigir un país, o incluso, sólo llevando un país durante algunos turnos. Los países son de usar y tirar y su única función es hacerte más rico. Las acciones realizadas por cada país -ejecutadas por el jugador que posee la mayor inversión en ese país y que por tanto hace de gobierno- tienen como único fin incrementar la riqueza de sus inversores.
El juego es muy sencillo de aprender, pero más difícil de jugar. La delicia, y la dificultad, del juego radica precisamente entre esa distinción entre países y jugadores. En otros juegos, lo normal es llevar unos colores durante toda la partida. En Imperial es muy importante saber se flexible y desechar el país cuando ya no es útil. La identificación de un jugador con un país es lo primero que hay que olvidar al jugar al Imperial.
Si quieren saber más, les recomiendo la excelente reseña de Pedro Jareño.
Escribí el prólogo del libro de Mauro Entrialgo Ángel Sefija por tercera vez. Lo interesante de la situación es que me pagó, y el pago lo recibí hace unas semanas. Se ofreció él, que conste. Yo había dado por supuesto que aparecer en un libro de Mauro Entrialgo -sólo podría ser mejor convertirse en personaje- era pago más que suficiente, pero el autor me ofreció un original de su libro Los domingos. Vacilé un segundo entre el «no, no hace falta, no hay problema» y el «¡Dios mío! ¡Un original de Mauro Entrialgo!». Ni falta hace que comente la victoria del fan que llevo dentro.
En cualquier caso, ya soy el orgulloso poseedor de un original de Mauro Entrialgo. Pronto lo enmarcaré y ocupará el lugar que merece junto a Knizia.
En el paquete tuvo la amabilidad de poner varias cosas chulas más. Entre ellas, dos ejemplares dedicados de Ángel Sefija por tercera vez y Herminio Bolaextra (el tomo recopilatorio):
Aprovecho la oportunidad para recomendar su excelente bitácora gráfica Interneteo y aparatuquis.
Es que me he puesto a mirar Pure Basure. Ves esas cosas y se te ocurren ideas. Es lo malo.