[Recibido] Starplex de Robert J. Sawyer

Starplex (Libros del Atril. ISBN: 84-96575-26-8) es una novela de aventuras espaciales con un curioso planteamiento: hacer Star Trek mejor, como lo haría un escritor de ciencia ficción (no hay más que comparar títulos para darse cuenta).

De la contraportada:

Si la ciencia ficción es especulación inteligente, ideas, sentido de la maravilla y aventuras, Starplex es pura ciencia ficción. La mejor posible. Atajos en el hiperespacio, culturas alienígenas, problemas y enfrentamientos entre culturas y personas y, por si fuera poco, el futuro del universo puede estar en peligro.

El premiado autor de Homínidos y El cálculo de Dios ha sido considerado como «la respuesta canadiense a Michael Crichton». Novelas como Starplex demuestran porqué.

Continuar leyendo[Recibido] Starplex de Robert J. Sawyer

Problemas con cuerdas

Desde Reddit llegué hasta este problema con cuerdas. Me gustó tanto, que lo he traducido:

Te entregan dos cuerdas y un encendedor. Es todo lo que puedes usar. Te cuentan que las dos cuerdas tienen la siguiente propiedad: si enciendes un extremo de la cuerda, tardará una hora exacta en arder hasta el otro extremo. Pero no es necesario que arda a un ritmo uniforme. En otras palabras, la mitad de la cuerda puede arder en los primeros cinco minutos, y entonces a la otra mitad le llevaría 55 minutos. El ritmo de las dos cuerdas tampoco es necesariamente el mismo, así que a la segunda cuerda le llevará una hora arder de un extremo a otro, pero puede hacerlo a una tasa variable, que no coincide necesariamente con la de la primera cuerda. Ahora se te pide que midas un periodo de 45 minutos. ¿Cómo lo haces?

Continuar leyendoProblemas con cuerdas

Bitácoras en El faro de Vigo

El periódico El faro de Vigo dedicó este domingo dos páginas de su suplemento a las bitácoras. Se llama «Los ojos del blog» (está disponible el PDF del suplemento -el artículo empieza en la página 6-; encontré la dirección en Chuza!). Son dos páginas interesantes y eso, centradas sobre todo, evidentemente, en la blogosfera gallega. Me sacan una captura de pantalla, aunque no entiendo muy bien por qué, dado que no se me nombra en el texto.

Me gustaron especialmente las declaraciones de Montse Doval, autora de Internet Política. Se menciona su tesis sobre bitácoras. Espero que se publique y poder leerla.

Continuar leyendoBitácoras en El faro de Vigo

[Recibido] La leyenda del Navegante de Rafael Marín

Fue hace muchos años (quizá el 89 o el 90). Una mañana recibí en casa un paquete enorme que contenía tres gruesos volúmenes encuadernados con canutillos de plástico. Era la trilogía de La leyenda del Navegante que me enviaba Rafael Marín. La leí de inmediato, claro. Me encantó. Y así se lo dije a todo el que me preguntó.

En el año noventa publicamos el número tres de no ficción (un fanzine que hacíamos junto con BEM) dedicado a Rafael Marín. Como es posible que interese a algún fan del autor, aquí está no ficción 3 en formato PDF. Está montado a base de escanear las páginas, así que no esperen ninguna maravilla.

Volvamos a la historia con el libro. Se tuvieron que dar varias circunstancias para que la obra finalmente se publicara. Rafael Marín añadió una nota final de agradecimientos en la que tuvo la amabilidad de incluir mi nombre.

Han pasado muchos años, la verdad.

(En el camino, Rafa ha perdido el Trechera.)

Hace poco he recibido la nueva edición de La leyenda del Navegante (Minotauro. ISBN: 84-450-7542-X) -en un solo volumen- y he sentido una curiosa mezcla de nostalgia y emoción. Me ha resultado muy agradable reencontrarme con el libro en una nueva encarnación. He leído la primera página y he recordado aquel día.

Ahora sólo hace falta conseguir que alguien reedite Lágrimas de luz. ¿En qué estaba pensando? Lágrimas de luz.

De la contraportada:

La guerra civil está a punto de arrasar las tierras que bordean el mar de las Espadas y deshacer la alianza que durante siglos ha mantenido la paz y dado la prosperidad a los reinos mercantiles que bordean el océano. Sólo una figura surgida de la leyenda podrá poner fin al caos y restablecer el equilibro entre los poderosos. Salther Ladane, el hombre que renunció a un reino para convertirse en marino y corsario, y su barco, El Navegante, la nave más poderosa que ha surcado los mares, han forjado su leyenda conquistando los secretos de la Torre de Lindisfarne y regresando del continente perdido de Eressea. Pero ahora deberán regresar a Génave y enfrentarse a un destino que decidirá el futuro de su mundo.

Continuar leyendo[Recibido] La leyenda del Navegante de Rafael Marín

Seis problemas para don Isidro Parodi, de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares

Es evidente que Borges y Bioy Casares se lo pasaron de fábula escribiendo los cuentos que forman Seis problemas para don Isidro Parodi. Es decir, el lector se lo pasa bien, pero está claro que los autores se lo pasaron aún mejor. Uno se imagina los diálogos:

-A que no se te ocurre cómo meter un submarino -dice Georgie.

Adolfito piensa un rato. Luego sonríe:

-«En tales circunstancias estoy feliz, como el submarino en el agua».

-Es buena, es buena. A ver, te toca.

-Hombre, siendo tú, un oxímoron.

-Demasiado fácil. No tiene gracia: «funeraria vivacidad». Una parodia del intelectual de provincias.

-Ya está -dice Adolfito-. Páginas 92: «este polígrafo componía, esa tarde, una Historia Científica del Cinematógrafo, y prefería documentarse en su infalible memoria de artista, no contaminada por una visión directa del espectáculo, siempre ambigua y falaz».

-Basta de trabajo por hoy. Vamos a cebarnos un mate -concluye Georgie.

Y así cada dos tardes, cuando Borges comía en casa de Bioy, y siempre que no tuviesen que escribir un manifiesto o no hubiese nada que criticar de Sábato.

El detective protagonista de los cuentos, el tal Isidro Parodi, es un señor que acabó en la cárcel por un delito que no había cometido. Privado de libertad, no tiene más remedio que escuchar las historias que le cuentan todos los que sienten el impulso de pasar por la celda. Son crímenes de los más variados -una venganza planificada durante décadas, un lío de cuernos exagerado, un chino ladrón de joyas mágicas, crímenes en un tren- y de difícil solución. Invariablemente, don Isidro acaba «resolviendo» el misterio y ofreciendo una solución.

Una solución, digo, porque no me creo nada. Los cuentos son realmente parodias de los relatos policiales, llenos de chistes y bromas de todo tipo; exigen entrar en el juego de leer las barbaridades que se les van ocurriendo a los autores, qué giro absurdo va a tener el disparate que cuentan. Y la mayor broma de todo es que es imposible que el preso deduzca nada; de lo que le cuentan no se puede resolver ningún misterio. Los otros aceptan sus soluciones porque les convienen o no tienen ganas de llevarle la contraria.

Es todo una parodia, digo. El lenguaje excesivo, descomunal, desbocado, extravagante que llama continuamente la atención sobre sí mismo. Se podría definir como barroco, si no fuese porque este lenguaje llama a la puerta del barroco, entra con decisión y le pega una soberana paliza. El lenguaje barroco no tiene ni la más mínima oportunidad ante Borges y Bioy, que comían barroco para desayunar. En ocasiones es casi incomprensible y el cuento «La víctima de Tadeo Limardo» me resultó prácticamente imposible de seguir. Supongo que para comprenderlo cabalmente habría que ser porteño y vivir en los años cuarenta.

Y el objeto de la parodia es todo un mundo social compuesto por individuos cada cual más raro: intelectuales mediocres (quizá eso sea un pleonasmo), arribistas, cuentistas varios, compadritos, damas de sociedad que alaban la decoración de la celda, chinos que se humillan con más palabras de las necesarias… Todos felicitan al preso por su condición, al no tener que sufrir los embates del mundo. Todos caen bajo la pluma ácida y cruel de Biorges. Todos se hunden en el egocentrismo de su propia historia. Estoy seguro de que la mitad está basada en personajes reales, y la otra mitad también. Aquellos in the know -a saber, Borges y Bioy y cuatro gatos más- se lo debían pasar en grande descifrándolos. Nosotros debemos buscar otros motivos para disfrutar de estos cuentos.

Y en el centro, el pobre Isidro Parodi. Que no puede evitar que le visiten. Que se ha ganado fama de perspicaz detective. Que debe soportar que le digan si no ha pensado en pintar los barrotes de blanco. Él es el centro alrededor del cual gira el universo social que Borges y Bioy satirizaban. El pobre se tiene que entretener con lo que puede.

Y como lo que más me gustó de los seis problemas es la forma en que están escritos, aquí unas letras: «yo hablo con la franqueza de una motocicleta», «Seré rotundo; daré la espalda a toda metáfora […]. Mi cerebro es una cámara frigorífica», «asciende, vertical, el ascensor», «yo me hago el soldado desconocido», «dijo que el matrimonio era una cosa tan unida que había que cuidar de no separarla» y «su paisano y el doctor Shu T’ung, aquí ausente».

[50 libros] 2006

Continuar leyendoSeis problemas para don Isidro Parodi, de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares