The Fourth Bear, de Jasper Fforde

Voy a contarles un detalles del libro, que quizá les ayude a decidir leerlo. En el libro sale Dorian Gray. Dorian Gray vende coche. Coches con un seguro insuperable. En el maletero del coche hay un cuadro del coche y cuando el coche sufre un accidente, es el coche del cuadro el que sufre los daños. Y lo mejor, el coche es importante en la trama.

Ése es el tipo de humor que se practica por aquí.

En Reading viven todos los personajes de cuentos. Más bien, todos los personajes de historias parecidas a los cuentos, porque salen algunos que no son tradicionales. Jack Spratt es el jefe de la Nursery Crime Division, encargada de los casos que implican a personajes no del todo reales. No del todo irreales, tampoco. Más bien, personajes sujetos a cierta fuerza narrativa.

The Fourth Bear, de Jasper Fforde, es la segunda novela de Jack Spratt (la primera se llamaba The Big Over Easy). En la primera, Jack resolvía el caso de Humpty Dumpty -cuya muerte pudo deberse a suicidio, disparo o envenenamiento por salmonella-, y en ésta debe enfrentarse a batallas aún más duras, entre ellas: ¿le van a suspender de sus funciones por estar completamente loco? Después de todo, cree que su coche se repara solo tras sufrir accidentes.

Mientras tanto, el peor asesino psicópata de la historia, el Hombre de Jengibre, ha escapado (estaba recluido en St Cerebellum’s), sembrando el caos por donde pasa. ¿Qué busca y para quién trabaja? Más importante aún, ¿el Hombre de Jengibre es galleta o bizcocho?

Simultáneamente, la periodista Henrietta Hatchett, conocida como Ricitos de Oro, ha desaparecido. Se la vio por última saliendo de la casa de tres osos y dirigiéndose a un parque temático, SommeWorld -lleva años abriendo sus puertas muy pronto-, que reproduce a la perfección la experiencia de encontrarse en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

A la vez, se suceden las extrañas muertes por explosión de cultivadores de pepinos, que cada año compiten entre sí para producir el pepino más grande del mundo. ¿Cultivar pepinos es realmente tan peligroso? ¿Qué busca el gobierno entre los restos de las plantaciones?

Y por si eso fuese poco, la comunidad de osos anda un poco revuelta. ¿Será cosa del contrabando de gachas de avena? ¿Saben ustedes que tengo la opinión de que ese oso que sale por la tele es realmente un yonqui y eso que come no es miel? No tiene nada que ver, lo sé. Simplemente me pareció un buen momento para sacármelo del alma.

Si hay un tema subyacente a las novelas de Jack Spratt es el del imperativo narrativo: cosas que suceden simplemente porque la narración lo exige. Es una de las grandes fuentes de humor y de inversiones en estas novelas. Por ejemplo, el personaje que descubre de pronto que es secundario y al que el protagonista debe dotar rápidamente de pasado. En el caso de las inversiones, tenemos a la divertidísima pareja de Punch y Judy, que se dan periódicamente palizas de muerte (tienen la precaución de reservar primero el hospital) y se dedican a la terapia de parejas. Y son muy buenos, por cierto.

En cualquier caso, creo que el mejor momento es la cita de Mary Mary y Ashley (esos dos, junto con Jack, forman todo el personal de la NCD). Ella es humana y él es miembro de una especie extraterrestre que llegó a la Tierra atraída por la televisión (afirman no saber nada de las sondas anales y no conocer a ninguna otra especie que tenga interés en sondas anales). La cita acaba en una nave alienígena de paseo junto a la estación espacial. ¿Las faltas cometidas en el espacio se pueden castigar en la Tierra?

The Fourth Bear es una novela muy divertida y entretenida. La trama se resuelve muy satisfactoriamente, uniendo todos los elementos dispersos. Los chistes van encajados de fábula, y las pequeñas alusiones y bromas te pueden pasar desapercibidas o no. Hay escenas francamente logradas. Y el dilema del protagonista es más cercano de lo que parece al principio. De encontrarle un defecto, sería simplemente que se ajusta demasiado al molde establecido por la primera, y no busca expandir el universo. Un poco sí, con la introducción de personajes como Dorian Gray, pero quizá no lo suficiente. En ese aspecto, la serie de Thursday Next me sigue pareciendo superior. Lo que no me impide aguardar impaciente el próximo libro de Jack Spratt.

[50 libros] 2006

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South Park en WOW

Parte de un episodio reciente de South Park se rodó dentro del juego World of Warcraft. En Make Love, Not Warcraft, tres miembros del equipo de la serie comentan los problemas y beneficios de hacer una serie dentro de un juego. Una ventaja es que los programadores de Blizzard mataban instantáneamente a cualquiera que pasase por allí y se metiese en el plano.

Un ejemplo.

(vía DV Guru)

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