Enlaces PS3

En algunos continentes, la Sony PS3 se vende ya. En otros, tendremos que esperar algo más. Para amenizar, algunos enlaces.

PlayStation 3 on rescue mission. Hay quien afirma que Sony necesita la PS3 para salvarse, pero antes, tendrá que recuperar los enormes costes de desarrollo.

Sony’s PS3 Plan: Lose $300 On Each Unit, But Make It Up In Volume. El título es irónico. Habla de como Sony lo lleva crudo para recuperar en juegos lo que pierde en cada consola.

Sony taking big hit on each PS3 sold; Xbox 360 in the black. Incide en lo anterior: un análisis del dinero que Sony pierde con cada consola que vende. Mientras tanto, por lo visto la Xbox 360 ya da dinero.

PS3 Line Insanity; Pregnant Woman Tries Not To Give Birth While Waiting. Francamente, no sé si será verdad.

Y ya puestos:

Un gran chiste sobre PS3 y Xbox 360.

Y la gran diferencia entre los jugadores de PS3/Xbox 360 y los jugadores de Wii.

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The Philosophy Files, de Stephen Law

The Philosophy Files es otro de esos libros de divulgación filosófica (como Making Sense), sólo que en este caso el público objetivo son los adolescentes. Los problemas tratados siguen siendo duros, pero el lenguaje es todavía más coloquial y cercano, además de contener muchas ilustraciones y exhibir un gran sentido del humor. Pero para legos como yo, el libro sigue siendo tan interesante, o más, que sus hermanos más mayores.

Ya el primer capítulo centra el tono general. Trata sobre si debemos comer carne o no. El autor, Stephen Law, va ofreciendo los argumentos a favor y en contra, introduce diálogos entre partidarios y detractores, aclara las cuestiones y las acusaciones, todo con la mayor ecuanimidad posible. Pero al final, admite su propia contradicción personal: él come carne, pero los argumentos morales en contra le parecen muy sólidos. Por tanto, le toca al lector decidir.

En la misma tónica, casi todos los capítulos terminan con alguna versión de la pregunta, ¿qué opinas tú? El 2 habla de si el mundo es real o virtual, y acaba preguntándose si los escépticos no tendrán razón. El 3 es uno de mis preferidos. Presenta extraterrestres y otros artefactos de ciencia ficción -como un teletransportador- para interrogarse por la naturaleza de la identidad personal. ¿Cómo sé que yo ahora soy el mismo yo de hace cinco minutos? Ofrece convincentes argumentos para negar que la continuidad del cuerpo pueda ser la base de la identidad y otros para aceptar que la continuidad de los recuerdos es clave. Cuando todo parece ya fijado, ofrece un contraejemplo que da a entender de nuevo que el cuerpo no es del todo irrelevante. Y para rematar, deja al lector con un dilema: varados en un planeta lejano, ¿entramos o no entramos en el teletransportador?

So what should I do? Should I remain here alone, stranded for ever on the far side of the Galaxy? Or should I step into the cubicle, dial in home, and press that red button? If I do, will the person who steps out of the cubicle on Earth really be me? Or will he merely be a copy? Will I return home? Or will I die? What do you think?

En otros capítulos se pregunta si el platonismo será real; si podemos nadar dos veces en el mismo río (la única ocasión en la que ofrece una respuesta, aunque se las sigue arreglando para terminar con la pregunta de siempre); sobre el origen de nuestras ideas sobre el bien y el mal (de nuevo extraterrestres, presenciando un robo y preguntando dónde están los hechos morales que vemos los humanos; ¿tendremos un órgano para eso?); sobre si la mente es parte del mundo físico o no; y, asombrosamente, sobre la existencia de dios (que realmente acaba siendo un repaso al propósito de la existencia).

Pues eso. Entretenido, educativo, divertido y, sobre todo, un buen ejercicio intelectual. Para algunos, todo lo que cuenta será más que sabido, para otros, como yo, siempre hay un nuevo descubrimiento.

[50 libros] 2006

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Pensamientos navideños (II)

Fernand0 comenta tener la impresión de que este año la Navidad ha llegado antes. Pero en retrospectiva, encuentra esa impresión falsa. Yo también tengo la misma impresión todos los años, pero sin ir más lejos, hace más de una semana que me comí mi primera tableta de turrón.

En cualquier caso, sí que es cierto que falta todavía un poco para tener pensamientos plenamente navideños. Excepto uno: ya tengo una hojita de papel en la que voy apuntando la gente a la que quiero regalar. Antes me guiaba por la memoria, pero de un tiempo a esta parte, la memoria está fallando. Además, mucha de esa gente vive lejos de mí, por lo que regalarles habitualmente significa comprarles algo de su lista de los deseos (si la tienen, claro). El envío suele tardar un tiempo, por lo que es conveniente empezar pronto.

Lo fastidioso del asunto es la gente que se niega a tener lista de los deseos, o que si la tienen, sólo hay cuatro artículos, tres de los cuales ni siquiera están disponibles. En el primer caso, tienes que recurrir al trámite de pedirles la dirección, con lo que la cosa pierde parte de gracia: lo divertido es que reciban el regalo sin saber siquiera que se lo han enviado. El segundo tiene mejor solución, usando un truco en la web de Amazon: compras el regalo que sí tienen y otra cosa, al pagar, pones la dirección secreta -las direcciones de las listas de los deseos no son públicas- a la otra cosa y al terminar, borras el regalo original. No es muy ortodoxo, pero funciona.

Alternativamente, les puedes comprar un certificado de regalo.

Supongo que el problema en realidad se reduce a que conozco a mucha gente que vive lejos de mí y a la que aprecio lo suficiente como para regalarle. Hace años que es así, aunque mi condición actual de medio apátrida no ha hecho más que exacerbarlo…

Ah, el pensamiento navideño, lo olvidaba: Aunque son fiestas que invitan al exceso, se trata de comer bien, no de morir comiendo. Eso sí, comer hasta reventar no tiene nada de malo.

Ya está.

Anteriormente:

Pensamientos navideños: cinco puntos a favor

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