Las jornadas tienen como objetivo estrechar los lazos entre el mundo de la industria y el entorno universitario, acercando los resultados de la investigación a las empresas y creando un marco de colaboración que facilite la transferencia de tecnología, conocimiento y experiencias prácticas.
Mi último pedido a LaPCra llegó hace ya unos días, pero no he tenido tiempo de comentarlo hasta ahora. Fueron tres juegos y algunos elementos accesorios.
Struggle of Empires. Parece una especie de juego de guerra simple con elementos de tablero alemán. Me llamó mucho la atención, sobre todo cuando leí que era la obra maestra de su diseñador. Quizá lo probemos esta misma noche. Va de la lucha entre los grandes poderes coloniales:
Detalle cuidado. El juego viene con un montón de fichitas, así que trae también un buen montón de bolsas con autocierre para guardarlas. Me gustó mucho que lo pensasen.
Amun-Re es un juego del gran Reiner Knizia ambientado en Egipto. Hay que construir pirámides, ganar punto y cultivar la tierra.
Y el tercer juego es Um Krone und Kragen. Se trata de un juego de dados muy divertido y muy simple de explicar (a los cinco minutos ya estás jugando). Básicamente, tiras un montón de dados y te quedas con el que más te guste, y vas repitiendo el proceso hasta que ya no tienes más dados que tirar. En ese momento, tu resultado es el conjunto de dados que has ido apartando y con ese resultado podrás reclamar a algún personaje, que a su vez te permitirá posteriormente modificar la tirada y selección de dados. Es el único de los tres que hemos probado y lo pasamos muy bien. Hay una muy buena explicación en Te toca jugar. De hecho, lo compré tras leer lo que decía ahí. El concepto de juego de azar controlado me llamó mucho la atención:
Y unas fotos de nuestras primeras partidas:
Lo otros elementos adicionales fueron un buen montón de bolsas con autocierre para ordenar bien los juegos y fichas de póker. Las fichas, sin embargo, resultaron una pequeña decepción, porque no vienen marcadas con valor. Mi idea era usarlas para sustituir a los billetes en juegos como Power Grid, porque jugar con papelitos es un incordio. Supongo que bastará con recordar a qué valor corresponde cada color. Pero bueno, creo que seguiré buscando.
Al final conseguí mi Nokia N93. Después de una búsqueda infructuosa por Santiago y de tener que lidiar con dependientes cada cual más desinteresado que el anterior -en una tienda en particular, supuestamente una de las mejores, me sentí tan humillado que he jurado no comprarles nunca nada más- fue una tienda online, Antzup, la que respondió a mis preguntas y me lo vendió primero (el proceso de compra, por teléfono, llevo apenas tres minutos; y el móvil llegó al día siguiente como habían prometido).
Lo primero que destaca del teléfono es la gran conectividad. Aparte de ser 3G, tiene WiFi, infrarrojos, bluetooth, salida de televisión y funciona como disco usb si lo conectas a un ordenador. Vino con una tarjeta miniSD de 1 giga (en el manual te dicen, con alegría, que puedes conseguir una maravillosa tarjeta de 512 megas; claramente el que escribe los manuales y el que rellena las cajas son personas diferentes). Para algunas de las funcionalidades de conexión, hay que usar cables que se conectan al puerto habitual del teléfono. La calidad de la imagen es aceptable y la del vídeo parece depender bastante de distancias e iluminación. No he tenido oportunidad de hacer muchas pruebas, pero todo parece funcionar razonablemente bien. Otro detalle, tiene dos micrófonos para captar sonido estéreo.
Un aspecto que merece comentar. Mi otro teléfono (aparte de un Qtek que andaba estos días de vacaciones por Hong Kong; ya contaré) es un Nokia 6680, y ya me veía que iba a tener problemas para transferir contactos y demás del 6680 al N93. Sin embargo, el N93 viene con un programita de transferencia automática que, por bluetooth, busca el otro teléfono, le envía el programa de transferencia (tú autorizas la instalación) y luego entre los dos se ponen de acuerdo y con felicidad se ponen a pasarse cosas. Muy cómodo y conveniente. Cómo han cambiado las cosas desde mi Nokia 3650.
Aquí hay un vídeo de la catedral. Es un vídeo sin tratar, sacado directamente del teléfono:
Y aquí una fotico:
Viene con Adobe Premiere Elements, un programa de edición de vídeos que parece estar bastante bien para alguien como yo que no sabe nada de esas cosas. Eso sí, el proceso de instalación ha sido un poco curioso. Metes el cd, te pide el número de registro, te vas a la página de Adobe, metes el IMEI del móvil y Adobe te manda el numerito de marras. Ya sé que les preocupa la piratería, pero se pasan un poquillo con tanto jaleo.
Este yo soy de normal. Leyendo la revista Wired mientras pienso en los problemas de la estética de Croce. Es decir, yo de normal.
Aquí estoy yo con Cefalópodo en la cabeza. A Cefalópodo lo compramos en un lugar llamado Museo de Cetáceos de Canarias, en Puerto Calero, Lanzarote. Ahora somos muy amigos. A la niña le encanta. No me sorprende. Donde esté un molusco, que se quiten los mamíferos.
El único problema es que de vez en cuando Cefalópodo intenta sorberte el cerebro.
Shogi en Mesa de juego. Una versión japonesa del ajedrez que tiene una pinta estupenda, con un par de detalles realmente atractivos. Me tengo que hacer con uno.
Done the Impossible es un documental sobre un hecho quizá no del todo imposible, pero sí muy difícil: la conversión de una serie de televisión cancelada a los pocos episodios –Firefly– en una película –Serenity– que acabó siendo la mejor película de ciencia ficción del año. Y se centra especialmente, en los fans, cuyo esfuerzo desinteresado y su amor por la serie dio un gran impulso al proyecto de Serenity. Incluso sale Orson Scott Card en el documental diciendo que Firefly es la única verdadera serie de ciencia ficción hecha jamás. Exagera un poco, que también está El prisionero.