Bruce Schneier hace una interesante reflexión sobre la necesidad de preservar la privacidad. Los defensores de la intromisión en la vida privada suelen decir «Si no estás haciendo nada malo, no tienes nada que ocultar». Schneier considera que las respuestas habituales son defectuosas, porque dan por supuesto que la privacidad tiene por objeto ocultar algo malo. Él defiende que el derecho a la intimidad es necesario para preservar la condición humana con dignidad y respeto. Vale la pena una lectura.
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