No pensar es lo que tiene

En el periódico descubrimiento de las bitácoras por parte de los medios de comunicación -me los imagino, descubriendo todos los días los azulejos de su cuarto de baño- hoy le toca el turno a EPS (antes conocido como El País Semanal). Con el título de «Mi diario en la red» se habla de lo de siempre, pero con sorprendentes variaciones. Por ejemplo, hay poco de «cómo es posible que a la gente le guste hacer esto y que raros son los que lo hacen» y sí mucha admisión de que todos queremos comunicarnos, que en cuanto encontramos un medio nuevo vamos a por él y que en la blogocosa se puede encontrar de todo. También explícitamente se ofrece la palabra bitácora como traducción del weblog inglés; luego casi no se usa en el resto del texto, pero la intención es lo que cuenta.

En los aspectos más curiosos, el periodista cita a Minid diciendo (cualquiera sabe lo que dijo en realidad; los periodistas son famosos como señores a los que les dices «Me gusta el color azul» y te publican diciendo «La martingala volverá a estar de moda» afirmando en todo momento que te citan textualmente):

El «blogger» no piensa. Ve algo, lo publica y luego opina.

Sin entrar a hacer cábalas sobre la vida mental de Minid, he de reconocer que en mi caso tiene toda la razón. Yo no he pensado jamás en mi vida. Es más, leí esa frase y no sentí la más mínima reacción u estado mental con respecto a la misma. Sólo el deseo de ponerla en mi bitácora, pero eso no supera el simple nivel de automatismo o instinto. De hecho, podría ampliarse más la cita y comentar que los bitacoreros somos unos seres humanos notables por tener una masa de nervios que conecta directamente los ojos con los dedos de la mano. Eso nos permite ver y publicar sin intervención del cerebro.

Lo que me sorprende un poco es el tercer punto de la lista. Porque yo ni siquiera pienso para opinar. Vuelvo a releer la cita y en mi mente sigo viendo el mismo vacío de cuando la leí por primera vez.

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100 en 100, día 14: Reca Blog

La descripción que su autor da de Reca Blog es bastante lacónica, pero he ido a mirar y la primera entrada ya me ha hecho reír:

Es una bitácora sobre tecnología principalemnte pero tambiénn trata sobre otros temas, desde la visión de un joven (yo) de 15 años.

Interesante y necesaria visión, sí.

100 bitácoras en 100 días.

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#46 Olympos de Dan Simmons

Confieso que Olympos de Dan Simmons me ha gustado menos que Ilium de Dan Simmons. El principal problema que le veo es que se trata de la segunda parte donde se revelan los misterios. Dan Simmons lo sabe, pero no tiene claro lo que va a revelar o cómo. Para mayor desgracia, las diversas líneas temporales de la historia no van en sincronía y tiene que ponerlas al mismo nivel. Eso provoca retrasos brutales en algunas de ellas que, la verdad, acaban cansando. Hay inventiva, pero ya no es tan espectacular como en la primera parte. En Ilium, cada elemento novedoso añadía a la historia. En Olympos, cada elemento novedoso es una táctica dilatoria.

Recapitulemos. Al final de Ilium, los griegos y los troyanos se habían unido para luchar contra los dioses. Les ayudaban los seres galileanos, los movarec, que han invadido Marte y también la peculiar Tierra donde se desarrolla la guerra de Troya. Mientras tanto, en la Tierra «real», los elois -humanos de viejo estilo- se enfrentan a los voynix, que antes habían sido sus ayudantes fieles y ahora son robots asesinos dispuestos a matarlos a todos. Les ayuda Odiseo, que podría ser, o podría no ser, el mismo Odiseo que lucha en Troya.

Cuando arranca Olympos, Setebos -un cerebro enorme con un montón de manos-, el dios de Calibán, al que Próspero tenía retenido y vigilaba, decide invadir París y ocupar la Tierra. Mientras tanto, tras varios meses de guerra contra los dioses, los griegos están dispuestos a traicionar a los troyanos. Cuando todo está listo para un nuevo ataque contra el monte Olimpo, llegan las amazonas. Aquiles mata a la jefa y posteriormente -por intervención de Afrodita- se enamora perdidamente del cadáver. Los portales que comunicaban ambos mundos desaparecen. Griegos y troyanos se quedan en su Tierra. Movarecs y Hockenberry se va a la otra Tierra, más que nada por curiosidad, en un Titanic reconstruido que funciona a bases de bomba atómicas metidas en latas de Coca Cola. Aquiles se queda en Marte con el cadáver de su amada Pentiselea -Atenea ha preservado el cadáver para evitar que se descomponga- y decide que ya puestos, va a escalar el Olimpo y exigir a los dioses que se la resuciten. Aquiles antes era un hombre enojado ahora es un hombre enamorado. Y por su parte, los elois hacen lo posible por sobrevivir. Uno de ello, Harman, se da una vuelta por todo el planeta, se deja secuestrar un par de veces, y recibe todos los conocimientos del pasado. Lo habitual.

Está claro cuál es la historia que Dan Simmons le apetecía contar: la de Aquiles buscando la resurrección de su amazona. Es la parte más divertida, interesante y brillante. Lo demás que se cuenta en el libro funciona casi como espacio en blanco para dar ritmo a esa historia. Aquiles se enfrenta a Hefesto y le derrota. El herrero acepta ayudarle a cambio de unos favorcillo. Zeus ha desaparecido, así que hay que buscarle. Aquiles acaba en el Tártaro. Se enfrenta en singular combate con Zeus. Y bueno, hace de todo. Sus reacciones son graciosísimas y su aventura con el herrero cojo genial. Y el final de su historia es deliciosamente cómico e irónico. Pobre tipo.

El resto no es que esté mal. Simplemente el resto es espera. Hay que sincronizar las historias, para que todas lleguen al mismo punto al mismo tiempo. Pero claro, eso provoca absurdos como que los elois, que deberían haber muerto todos en las cinco primeras páginas, sobrevivan a ataque tras ataque sin ninguna lógica (vale, han robado un huevo de Setebos y…). Los voynix parecen más bien soldados droides de la república. La historia de Harman es también pura dilación, además, explícitamente dilatoria. Aunque sirve la importante función de introducir muchos detalles del pasado del universo y para aclarar detalles sobre el origen de los post-humanos. Hockenberry y los movarecs van a lo suyo, y estos últimos demuestran ser más arteros de lo que parecían. Pero los robotitos ya no mantienen aquellas encantadoras conversaciones sobre literatura (aunque aquellas charlas resultan ser mucho más importantes de lo que parecían).

No es que esas historias estén mal o sean aburridas. Dan Simmons podría contar su lista de la compra y sería una lectura muy entretenida. Simplemente no están a la altura de la de Aquiles.

Cuando la novela termina, se las arregla para responder a algunas preguntas y dejar sin respuesta un montón de ellas. Incluso se hace referencia a otro ser -el Callado- cuya naturaleza parece muy evidente, pero que también podría ser la excusa para una continuación; su función es aterrorizar simplemente con la mención de su nombre. Algunas líneas arguméntales terminan de forma insatisfactoria, hurtándonos con un deus ex machina el enfrentamiento que estábamos esperando. Aún así, las últimas páginas del libro están muy bien, porque al unir las tramas desaparecen muchos de sus problemas. La conclusión tiene mucha gracia, es ligeramente agridulce y contiene más de un detalle humorístico.

Creo saber porque me ha gustado menos ésta que la anterior. En Ilium el hombre podía inventar a su antojo sin preocuparse de justificarse. En Olympos lo tiene que unir todo y explicarse, cosa que claramente no le apetecía nada. Es curioso que teniendo el nombre del pico más alto del sistema solar, Olympos no llegue a la altura de Ilium.

[50 libros] 2005

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La historia de la piedra

Hace unos años decidí que estaría bien leer los clásicos de la literatura universal. Ahora me he decidido a comprar La historia de la piedra (también conocida como Sueño en el pabellón rojo), novela china del siglo XVIII de complejísima historia. Durante como treinta años circuló en manuscrito entre los conocedores e interesados, muy anotada por miembros de la familia del autor. Luego un editor la publicó, en una edición de 120 capítulos. Pero sólo 80 eran los capítulos originales. Los otros 40 los escribió alguien que no se sabe quién. Lo curioso, es que el autor original había terminado la novela -cuatro versiones, nada menos- y nadie sabe qué pasó con los capítulos que faltan (quizá se metía con el emperador, buena razón para quemarlos). Por eso algunos de los 5 volúmenes de la edición que he comprado indican como autor a Cao Xueqin (el autor original) y otros a Cao Xueqin y Gao E (el editor original).

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50

Este es el segundo año que lo hago y ya he llegado a los 50 libros. Prueba superada, que gritaba aquel buen hombre. ¡Por fin puedo dejar de leer! Aunque ya estoy deseando que llegue enero para empezar de nuevo. Me pregunto que podría hacer con todo este tiempo libre. Supongo que atender a mi hija estaría bien.

Lo del desafío de los 50 libros me ha resultado muy curioso. Tiene al menos dos ventajas. La primera es que me hace leer. Lo de leer parece muy simple, hasta que descubres que la vida conspira contra tu deseo de leer. Leer siguiendo una cuota parece ir completamente en contra de leer por placer, pero en realidad las dos opciones se complementan maravillosamente. La segunda es que recuerdo mucho mejor lo leído y por qué lo leí. Ahora repaso la lista y me digo «esto fue por ese programa que vi» o «por aquel comentario en una bitácora». 50 libros en un año no son muchos libros, pero al menos son más que cero.

Y ahora, las salvedades habituales, más que nada para ahorrar comentarios (qué iluso). Soy perfectamente consciente que leer uno, dos, tres o cincuenta libros no me hace más listo, ni más sabio, ni más alto ni más rubio… es más, probablemente no tenga más que terribles efectos negativos sobre mi persona. De hecho, hay pastores turcos analfabetos que jamás han leído un libro y sin embargo son mucho más sabios que yo (eso me lo enseñó Cioran y la lección la aprendí bien). También sé que moriré algún día haya leído muchos o pocos libros; mi muerte es cuestión de tiempo y si no muero ahora es simplemente porque voy a morir más tarde (esto me lo enseñó James Bond). Lo hago simplemente porque me apetece hacerlo.

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Wanadoo y el Nokia 770

Wanadoo comercializará el tablet con linux de Nokia, el Nokia 770, conjuntamente con sus servicios ADSL. Lo cuenta CincoDías.com:

Wanadoo será el primer proveedor de internet que comercialice en España y en un solo paquete sus servicios ADSL y el primer ordenador de bolsillo de Nokia, el 770 Internet Tablet, que el fabricante finlandés mostró ayer en Madrid aprovechando el congreso internacional sobre banda ancha que acoge la ciudad.

El mismo artículo también comenta que el dispositivo saldrá a la venta a finales de mes a un precio de unos 350 euros. Así mismo, dice que Nokia prepara nuevas versiones, aunque no queda claro si se habla de software o hardware.

Confieso que sentía curiosidad por cómo iba a promocionar Nokia el 770. Estaba más que claro que ir a comprarlo a la tienda lo iban a hacer muy pocos, por tanto, ¿iba a contentarse con ese mercado limitado? Pero evidentemente, combinarlo con un servicio WiFi de ADSL es un solución perfecta. Tienes tu conexión a Internet y con el Nokia 770 la puedes usar en cualquier punto de la casa. Llegar a ese tipo de acuerdo tiene todo el sentido del mundo.

(vía planet.maemo.org)

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