Más de dos semanas después de WebDosBeta, me parece un buen momento para comentar algunas cosas que aprendí allí:
Ver a los amigos es lo mejor. A eso fui, sobre todo, a ver a la gente, a sumergirme un poco en el ambiente. Hablé con mucha gente, y también me quedé sin hablar con mucha gente que estaba presente y yo no me enteré. La próxima vez, en las chapitas de identificación hay que poner la dirección de la web, que yo por nombres de pila no conozco a nadie.
No tengo ni un átomo de empresario en el cuerpo. Nada. Cero. En cuanto alguien se ponía a hablar de empresa a mí se me vidriaban los ojos y empezaba a entender menos. Mi problema es que me gusta resolver los problemas. Pero una vez resueltos, me cuesta seguir hasta completar lo que sea que esté haciendo. Y claro, un negocio es precisamente completar un montón de detalles. Vamos, que me voy a tener que buscar un socio administrador.
Todo el mundo se apunta a la cola larga. O al rabo impresionante, o al apéndice extremo. Se llame como se llame, la gente se apuntaba a eso. No sé si alguien sabía realmente qué es la cola larga, pero por apuntarse que no sea.
Innovar es fácil. Lo difícil, en realidad, es la presentación. Para innovar basta con una idea y luego saber implementarla un poco. Lo realmente duro es explicarle la idea a alguien de forma que dicho alguien se entere de algo. En alguna ocasión, pocas, me perdí en un laberinto de detalles y no me quedó claro para qué servía el producto.
De móviles poca cosa. Mucha Web 2.0 y mucha innovación, pero todos seguimos anclados en el siglo XX, pensando que por siempre jamás accederemos a la web empleando un ordenador de sobremesa. Nopes. Pronto habrá más móviles capaces de conectarse a Internet que ordenadores de sobremesa capaces de conectarse a Internet. Habría que ir mirándolo. Me dio la impresión de que se pensaba en innovar para dentro de los próximo dos meses y no para dentro de dos años.
Uno tiene miedo al fracaso. Es la causa principal que se esgrimió para la escasez de innovación en España. Les faltó añadir lo del país de funcionarios.
Me gusta Barajas. Es triste reconocer que te gusta un sitio tan deprimente como Barajas, pero así es y hay que asumirlo. La explicación quizá sea muy simple: cada vez que voy a Canarias lo habitual es que pase algunas horas tirado en Barajas. Tantas, y tan relacionado tengo el sitio con volver a la tierra, que ya lo asocio inconscientemente. La verdad es que Barajas será todo lo que ustedes quieran, pero se me hace muy agradable.
Quiero un iBook. Antonio Delgado me enseñó su iBook. Pequeñito, cómodo y útil. Además, me llamó mucho la atención el sistema operativo. Tanto, que ahora me gustaría tener uno. Es la primera vez que me pasa, lo juro. Hasta ahora, los maqueros siempre me enseñaban el cacharro sin explicar nada más. Seguro que pensaba que un Mac en su infinita y profunda maquidad era ya razón suficiente para comprarlo, siendo un Mac un Mac en sí mismo. Ya sé que para ellos basta con que tenga una manzana encima, pero el resto de los humanos precisamos alguna razón más algo más práctica. Como agradecimiento a Antonio le hizo una foto de la oreja.
3G existe y tiene su cosa. En Madrid hay cobertura 3G de Amena en todas partes. Yo que tengo un móvil 3G no sabía para qué servía eso. Pero al comprobar que las fotos se enviaban a Flickr con muchísima más rapidez decidí que eso debía ser bueno. Incluso me bajé un par de megas de algo -que al final no pude instalar- a muy buena velocidad. A ver cuando está disponible en Santiago.
En Madrid los canapés salen muy caros. Mucho dinero por unos trocitos de pan y algo dentro. Ricos, vale, pero un pelín caros. Por ese precio en Santiago me como un solomillo de buey que ríete tú de los canapés esos.
No sé qué es FON. Vi la actuación de Martín Varsavsky y no entendí nada. Genial actuación, eso sí. El hombre es un maestro y vendería hielo a los esquimales. Es más, yo compraría acciones de su empresa de vender hielo a los esquimales. Pero yo no entendí nada. Había algo de jerga propia (bills y linus y cosas) y algo que iba a pasar mágicamente en los routers inalámbricos. Creo que incluso había duendecillos implicados. JJ sabiamente ha optado por el amiguismo: si mis amigos están metidos en el ajo por algo será. Hay entrevista con Varsavsky e incluso una bitácora.
En España se puede innovar. Cuesta, pero se puede.