Comunicación 24 horas al día, 7 días a la semana

Muy interesante artículo en LA Times sobre la comunicación continua entre adolescentes. Ya sea por mensajería instantánea, móviles o cualquier otro medio tecnológico, los amigos o la familia no andan nunca muy lejos:

In a not-at-all unusual month, Will Wu spent more than 10,000 minutes on his mobile phone – an average of 5 1/2 hours a day.

Sometimes he talked, sometimes he listened. But most of the time, the 15-year-old just dialed up a friend and left the phone on. Connected only by wireless headsets, Will and his pal spent entire days – together, but apart – shopping, snacking, doing homework and even nodding off to sleep.

«If I ever wanted to talk I could just say something into the phone and there’d be someone on the other end. You wouldn’t have to dial,» said Will, a sophomore at Miramonte High School in Orinda, east of San Francisco, whose Cingular Wireless calling plan includes free calls to any other Cingular customer. «Basically it was convenient.»

Like an increasing number of youths growing up in an age of cheap mobile phones and fast Internet connections, Will is connected 24/7 to family and friends through an array of gadgetry. So obsessed are teens with devices like digital music players, cellphones, digital cameras and hand-held organizers, that 15-year-old girls are now the world’s top consumers of computer chips, said Chuck Byers, director of global marketing at chip maker Taiwan Semiconductor Manufacturing Co.

Children these days get cellphones as early as elementary school and pick up computer-speak abbreviations – AFK for «away from keyboard,» for instance, or A/S/L, meaning «age/sex/location?» – at an age when they are memorizing state capitals for social studies class.

«Teenagers have adopted this technology very aggressively, in part because it’s inexpensive now, and it’s mobile – and everything a teenager does is about being mobile and untethered,» said David Greenfield, a professor of clinical psychiatry at the University of Connecticut. «With the complexity of our world and the scheduling kids have compared with 25, 30 years ago, it’s a newer way of connecting socially.»

(vía Smart Mobs)

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9 de cada 10

Según el análisis de Future Image Mobile Imaging Report, del que informa The Sydney Morning Herald (hace falta registrarse o usar Bugmenot), este año se venderán en todo el mundo más de 300 millones de teléfonos con cámara y que 9 de cada 10 imágenes digitales se tomarán con un dispositivo de ese tipo. Quizá la segunda predicción sea un poco optimista, pero evidentemente, a medida que las cámaras en los móviles ganen prestaciones, se irá reduciendo la necesidad de ir cargando con una cámara adicional, a menos que uno desee características muy específicas. Después de todo, el móvil ya lo llevamos siempre encima.

Aun así, hay que recordar que un móvil no es una cámara digital, es un dispositivo de comunicación. El resto del artículo habla de algunas ofertas de fotografía digital, pero todas parecen tratar el teléfono como una cámara.

(vía picturephoning.com)

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Ángel Sefija… en el doblaje

Si el doblaje ya es una práctica mala, todavía es peor cuando se repite el tópico «En España se hace el mejor doblaje», que siempre me hace preguntarme a qué abismos de la abyección se habrá hundido el doblaje en otras tierras. Aun peor que el doblaje en el cine es el doblaje en televisión. Aparte de repetir siempre las mismas cuatro voces, que aparentemente se escogen sin tener en cuenta la original, encima roba de toda personalidad al personaje doblado. Es casi doloroso intentar oír al presidente Bartlet de El ala oeste hablando en español e imposible darse cuenta de todo lo que representa el personaje de Wesley en Angel.

Mauro Entrialgo en El Jueves de esta semana dedica una página a ofrecer razones para la perpetuación de esa peculiar leyenda urbana. Muy divertida, como siempre.

doblaje

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Si Borges hubiese escrito un libro de Harry Potter

Se llamaría Harry Potter y la secta del Fénix. En él, Dumbledore le contaría a Harry, de la forma más elíptica y eufemística posible, el secreto de la vida:

He merecido en tres continentes la amistad de muchos devotos del Fénix; me consta que el secreto, al principio, les pareció baladí, penoso, vulgar y (lo que aun es más extraño) increíble. No se avenían a admitir que sus padres se hubieran rebajado a tales manejos. Lo raro es que el Secreto no se haya perdido hace tiempo; a despecho de las vicisitudes del orbe, a despecho de las guerras y de los éxodos, llega, tremendamente, a todos los fieles. Alguien no ha vacilado en afirmar que ya es instintivo.

Me lo ha contado mi amigo Xavier.

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Bosque de Noruega

Con el título Tokio blues ha publicado la novela de Haruki Murakami (autor que me encanta) que le convirtió en éxito de ventas en Japón. El título original es «Noruwei no mori», una referencia a la canción de los Beatles «Norwegian Wood». La conexión es importante, porque si lees la letra de «Norwegian Wood», descubres que estás leyendo una historia de Haruki Murakami, un claro caso de autor creando a sus precursores. Supongo que era imposible ponerle «algo noruego», pero Tokio blues me parece un título excesivamente impersonal; casi suena a título de una novela cualquiera.

Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor -y único- amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo.

Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller.

La disfruté muchísimo en su momento y me parece una novela perfecta para empezar a leer a Murakami. Los elementos suprasensibles están minimizados en esta obra y se centra más en cierto momento vital muy concreto. No es que no haya carga de profundidad, sino que simplemente se encuentra en un lugar diferente al habitual.

Norwegian Wood

Un detalles curioso. La edición inglesa que tenemos en casa viene en dos pequeños volúmenes, uno rojo y otro verde, dentro de una caja. Aparentemente, la novela se publicó en Japón -según dice la caja- como dos volúmenes, uno rojo y otro verde. Lo que no sé es si en la edición japonesa el primer volumen también se cortaba en mitad del capítulo 6.

Norwegian Wood: verde y rojo

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You can’t stop the signal…

The Signal, un podcast sobre la serie Firefly. Firefly fue la serie que dio lugar a la mejor película de ciencia ficción de este año, Serenity:

…which is all about the science fiction show Firefly. Here you will find features, news, reviews, interview, chat, and anything else we can think of relating to Firefly. If you don’t know anything about podcasting, don’t worry, you can just download the individual MP3 files and then figure out all the podcasting stuff later. Go ahead and listen to – THE SIGNAL.

(vía Davidgp.com)

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Hologramas en casa

Un kit con todos los elementos para hacer hologramas en casa:

Everything you need to make real 3D laser holograms. It’s so simple, you could be making your first hologram in about an hour. Best of all, with the Litiholo «Instant Hologram» Film Plates, you spend all your time making holograms, not developing them.

Lo mejor es que las placas son instantáneas y no requieren revelado. Todo por 139 dólares.

(vía Engadget)

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Tarifas planas UMTS

Lo cuenta Escolar: «Un giga y medio al mes, 59 euros. Dos gigas y medio al mes, 559 euros«.

El artículo se centra en usuarios de programas de intercambio de archivos. Pero no hay que ir tan lejos. Si yo me plantease subir mis fotos a Flickr a través de UMTS o GPRS, semejante «tarifa plana» no me dudaría el mes. Otro cuarto de lo mismo si hablamos de descargarse podcasts.

En cuanto a los precios, se me ocurren dos posibilidades. Uno, los directivos de las telecos son los seres más optimistas de la creación. Dos, los directivos de las telecos creen que somos imbéciles.

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Las nieves del tiempo

Hace ya un tiempo, reflexionando sobre el hecho de que pronto cumpliría 38 años, comprendí que mi vida adulta -medida a partir de ese cero convencional que son los 18 años- tendría ya dos décadas. Es decir, que habría muchas cosas que hice por primera vez hace veinte años. Un caso: fui a Estados Unidos con 18 años recién cumplidos y por mucho que me parezca que fue ayer, ha pasado ya ese tiempo que no es nada.

Uno ya sabe que la vida es así. Pasan los años con rapidez, y por muchos que sean en el montón, siempre parecen que no son nada. Pero una cosa es saberlo y otra experimentarlo, que es precisamente lo que me pasa desde hace unos meses. Por ejemplo, hacer BEM, que fue una experiencia de diez años con mis amigos Ricard de la Casa, Joan Manel Ortiz y José Luis González, encaja con facilidad dentro de mi vida adulta y todavía sobra sitio.

Por suerte, tengo tan buena memoria que se me olvida el pasado, porque el olvido no es más que la otra cara secreta de la memoria. Vivo con la extraña sensación de haber vivido siempre exactamente como vivo ahora, y así ha sido en todo momento de mi vida desde que tengo uso de razón. Es más, se me antoja raro pensar que las cosas fueron de otra forma, aunque si me concentro soy capaz de recordar el pasado con claridad. Pero no siento excesiva nostalgia precisamente porque cuando comparo épocas, ésta me parece sinceramente mejor.

En muchos aspectos, mi vida ha dado varios giros importantes en los últimos veinte años, pero en otros me sigo sintiendo un poco como si todavía tuviese dieciocho años. Por ejemplo, sigo sintiendo una tremenda curiosidad por lo que sucederá dentro de cinco años. Y por los cinco años siguientes, y por los de después. En cuestiones filosóficas y de pensamiento sí he cambiado, y también tengo la sensación de divertirme más ahora que entonces.

Supongo que todavía estoy dentro de esa edad en la que el mundo sigue siendo nuevo (aunque me acusan de ser un cínico y un hombre sin valores) y en la que los años te ofrecen sobre todo perspectiva. Un ejemplo más: los dibujos animados de ahora me parecen mucho mejores que los de mi niñez. Una industria de animación que puede producir Samurai Jack no puede ser mala, y ya me hubiese gustado tener cuando era pequeño maravillas como Las supernenas, La banda del patio o El laboratorio de Dexter (el otro día vi un episodio de Ed, Edd y Eddy y también me gustó) con esas combinaciones tan deliciosas de inocencia y crítica social. Pero me pregunto, ¿dentro de veinte años seguiré pensando que los dibujos animados del momento son mejores que los de mi infancia? O al contrario, ¿habré alcanzado el punto en que repita que eso lo hacíamos mejor en mi época?

Curiosamente, este cumpleaños viene acompañado de una coincidencia que de estar escribiendo una novela jamás plasmaría en el papel, precisamente por parecer demasiado artificial. Dentro de mi poco tiempo mi vida volverá a dar uno de esos giros copernicanos suyos, uno de esos que te obliga a redefinir toda tu visión del mundo. Llega justo en el momento oportuno, quizá, sospecho, porque cualquier momento hubiese sido igual de oportuno. No dudo que dentro de un tiempo se me hará cuento que la vida pudo ser de otra forma y creeré haber vivido siempre en la nueva órbita.

Una trivialidad. Comparto cumpleaños con Joss Whedon. Ahí terminan nuestras similitudes, que él es un genio y un hombre de provecho.

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