La misteriosa llama de la reina Loana de Umberto Eco

Sabes que una novela te va a gustar cuando al poco de empezar te encuentras con un diálogo como este:

-Sí, está usted casado, con una señora absolutamente encantadora que se llama Paola y que le ha asistido noche y día. Esta noche ha sido la única que la he obligado a irse a casa, estaba al borde del colapso. Ahora que usted se ha despertado, voy a llamarla, pero tendré que prepararla, y antes aún tenemos que hacerle otras pruebas.

-¿Y si la confundo con un sombrero?

-¿Cómo dice?

-Hay un hombre que confundió a una mujer con un sombrero.

-Ah, el libro de Sacks. Un caso famoso. Veo que es usted un lector al día. Pero no es su caso, porque, si lo fuera, a mí me habría confundido con una estufa. No se preocupe, quizá no la reconozca, pero no la confundirá con un sombrero. Volvamos a usted. Bien, usted se llama Giambattista Bodoni. ¿Le dice algo?

Poco después, dicha Paola manda a su marido a comprar flores. Como la floristería estaba cerrada, el marido regresa con los testículos de un perro, con vejiga y todo, metidos en una botella de formol. A mí no me dejarían meter algo así en casa.

Como habrán comprobado por la última frase del diálogo anterior, la novela abunda en chistes.

Esta entrada tiene 5 comentarios

  1. JJ

    Bodoni por el tipo de letra?
    Tiene también latinajos o párrafos en sánscrito, como suele hacer Eco?

  2. Pedro

    No, hombre, no. Sólo en múltiples lenguas incomprensibles. Y es aconsejable leerlo con el diccionario cerca 🙂

  3. JJ

    Ah, menos mal…

  4. damian

    el aleph de los libros…

    dan ganas de tener amnesia para leerlo de nuevo!!!!

  5. Anónimo

    A slight case of retrograde amnesia

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