No me gustó nada el primer Spiderman. Si bien la película estaba bien hecha, me parecía que me contaba lo que ya sabía de una forma que ya conocía, y me aburrí bastante. Pero este segundo Spiderman es algo completamente diferente. Me ha gustado mucho la película. La he encontrado muy divertida, con ganas de hacer cosas diferentes, y francamente entretenida. Está a años luz de la primera y posiblemente sea la mejor traslación de un superhéroe de cómic a la pantalla.
Un aspecto que me ha gustado mucho es que no se sabe muy bien contra quién lucha Spiderman en esta película. El papel de malo lo tiene el Doctor Octopus, pero en realidad el tipo es un buenazo ligeramente trastornado por esos maravillosos brazos mecánicos que tiene (cada uno con su personalidad propia). En realidad, Spiderman se pega toda la película luchando contra Peter Parker, o quizá Peter Parker lucha contra Spiderman. Al pobre Pete no le gusta nada la vida que sus superpoderes le obligan a llevar y la verdad es que el pobre, imitando a Dangerfield, no consigue que le tengan respeto.
Por desgracia, cuando decide que lo mejor es dejar el rollo de Spiderman a un lado, el mundo conspira para recordarle que héroes hacen falta aunque duela. Lo bueno de la peli es que atreve a mostrar un Peter Parker torpe, negado y gafe, y a un Spiderman que no sabe muy bien a qué va. Vamos, que el malo real de la cinta es una serie de demonios personales que poco, o nada, tienen que ver con las amenazas externas.
Los personajes están todos muy bien. La tía May (la de «una mala salud de hierro», Rafa Marín dixit) adquiere gran protagonismo y tiene una escena muy importante que te deja preguntándose si… Hay más juegos sexuales, como cuando Spiderman se acerca a Mary Jane atravesando una tela de araña, y Kirsten Dunst está, esta vez sí, guapísima (suyo es además el último plano de la película con una cara que lo dice todo).
Hay muchos planos impactantes (el traje en el cubo de basura), muchas escenas hilarantes (Spiderman bajando de un edificio en ascensor y comentando cómo le sienta el traje) y grandes ideas visuales (la batalla con sacas de dinero en el banco o la pelea en el tren) que demuestran gran imaginación. En cuanto a los efectos especiales, Spiderman sigue siendo un dibujo animado, pero en esta ocasión un dibujo animado que te crees. En cuanto a los brazos del doctor Octopus, son una delicia verlos moverse en la pantalla, o cuando le «hablan» a un Alfred Molina que borda el papel.
Lo más curioso de Spiderman 2 es que tiene muchos aspectos de una película intimistas. El gran drama central es la relación entre Peter Parker y Mary Jane, incluyendo un triángulo, o quizá un cuadrado, amoroso. Las escenas de batallas son asombrosamente cortas (pero espectaculares) y el gran momento de absoluto heroísmo no tiene como objeto al malo (es más, quizá el momento más difícil para el héroe sea cuando debe decir según qué cosas). Me alegra que los creadores no se limitasen a seguir el esquema habitual.
En resumen: si piensan seguir con este nivel, espero ansioso Spiderman 3.
Lo mejor: los brazos, sobre todo el de la izquierda (del espectador) de arriba.
Lo peor: que en realidad me confundí y compré entradas para mañana, pero en el cine fueron muy amables y nos dejaron quedarnos (no, no sé cómo me pudo pasar).