Cuentos de lluvia y de luna, de Ueda Akinari

Cuentos de lluvia y de luna, de Ueda AkinariLo pille hoy en la librería cuando fui a por el de Diderot. Salí un poco frustrado, porque también aspiraba a llevarme Mil grullas y uno de Tanizaki. No pudo ser, pero están pedidos. Mientras tanto:

Ueda Akinara publicó en 1776 la que es considerada obra máxima de la literatura clásica japonesa en el género de lo fantástico y lo sobrenatural. Sus relatos contienen ciertas características fundamentales de la narrativa japonesa: manejo del lenguaje, minuciosidad en las descripciones, elegancia de estilo. Por encima de todo, sin embargo, esta colección de cuentos nos transmite un fuerte interés por el hombre, que en algún momento podrá transformarse en dios o en demonio. Se perciben así los diversos semblantes del egoísmo y de la virtud humana, fluctuando en una atmósfera alucinante; al mismo tiempo, se advierte que los elementos fantásticos que se manejan no están concebidos como fines en sí mismos, sino que hay en ellos una enunciación plausible de cómo vive y debe vivir el hombre.

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El sobrino de Rameau

Félix de Azúa habla muy bien, El aprendizaje de la decepción, de El sobrino de Rameau, leyéndolo como una lucha entre el filósofo con sistema y el hombre sin sistema pero que vive la vida. Según él, gana este último, lo que es muy curioso porque Diderot es el otro. De la contraportada:

Publicado póstumamente (aunque su primera redacción datara de 1761), El sobrino de Rameau fue un texto constantemente pulido y retocado por el autor. Sátira amarga o diálogo filosófico, retrato de un París bohemio o creación poética, se trata de una obra única, personal y lúcida como pocas.

Me llama la atención la nota biográfica:

Denis Diderot (1713-1784) es una de las grandes figuras de la Ilustración francesa. traductor, escritor, Diderot hubo de renunciar a todas sus ambiciones y gusto personales (las matemáticas, Homero, el teatro…) para consagrarse durante veinte años a la dirección de la Enciclopedia.

Qué triste, cada ve que al pobre Diderot se le ocurría algo divertido, interesante o simplemente distraído que hacer (ir con mujeres malas, por ejemplo, o comer caracoles) pensaba para su mismo yo más íntimo: «no, no, me tengo que quedar en casa a sacrificarme por la Enciclopedia«. Que cruel es la vida con los grandes hombres.

Por cierto, así me gustan los libros; apenas lo he abierto y ya tengo una cita. Diderot hablando del famoso sobrino:

Todas las mañanas, cuando se levanta, su primera preocupación consiste en saber dónde comerá; después de haber comido piensa dónde cenará.

No parece mala forma de tomarse la vida.

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