El bosque

El boque son tres películas una tras otra.

1.- «La casa de la pradera rodeada de un bosque infestado de bichos raros». Pues eso, una pacífica comunidad (en la que como mucho se muere un niño de vez en cuando por alguna enfermedad incurable, como el resfriado común) vive el claro de un tremendo bosque habitado por criaturas inenarrables. Más aún, los más ancianos del lugar han llegado a un pacto con los lobos, digo, con los bichos: ellos no entran en el bosque, y los bichos no entran en el la villa. Hasta ahí bien.

En esta parte suceden muchas cosas, cada una variadamente aburrida. Hay reuniones del consejo local, un intento de asesinato, un ataque de bichos y demás. También hay una ciega, un tonto del pueblo y otro tonto del pueblo más bien lacónico. Dice mucho de la película que precisamente esos tres topicazos con patas sean los personajes más interesantes de toda la cinta. Al menos, sus motivaciones están claras y no se contradicen a sí mismos a cada paso que dan.

2.- «Caperucita amarilla en el bosque de la bruja de Blair». Todo lo anterior lleva que sea necesario ir a la ciudad a buscar medicinas. Por tanto escogen a la persona más capacitada para la tarea, es decir, a la ciega. Porque claro, en un pueblo lleno de jóvenes fuertes y capaces (¿de dónde ha salido tanta gente?, por cierto) lo lógico para la misión de atravesar un bosque desconocido habitado por dios sabe qué bichos es decírselo a una persona que no ve (aunque detecta el aura de la gente. No, no pregunten, en realidad es totalmente irrelevante para la película).

Bien, en medio del bosque la ataca la rana Gustavo. La chica y la rana se persiguen durante algunos minutos más bien para alargar el metraje, porque la rana en cuestión causa tanto miedo como el monstruo de las galletas. Pero bueno, esa parte se acaba pronto, provoca más risa que otra cosa, instala en tu mente la idea de que el director se te está riendo en la cara («jajajá, has pagado para ver esto») y la cosa sigue. Y llega el:

3.- «Momento Twilight Zone» donde toda la verdad se revela. Bien, dos consideraciones:

a) Yo me imagino al guionista (que resulta que es también el director. Un hombre de lo más versátil que además se encarga del cátering e interpreta al cuarto carnero empezando por la derecha) sentado en su sillón: se le ocurre de pronto un final ridículo para su película, pero lo rechaza de inmediato porque está convencido de que es capaz de encontrar un final más estúpido. Y lo consigue. Es asombroso, la revelación final no podría ser más irrelevante, estúpida, carente de interés ni obvia. Comparado con ella, «Todo fue un sueño» hubiese un broche de lujo. Pero hay más:

b) El director comete un gravísimo error: la película dura todavía unos diez minutos más D.R. (después de la revelación). Eso te da tiempo para repasar, todavía dentro del cine, todo lo que has visto y llegar a una simple conclusión: nada tiene sentido. No sólo las motivaciones de los personajes carecen de razón o lógica, sino que además la mayoría de ellos son peligrosos criminales psicópatas a los que habría que abatir a tiros. El edificio entero de la película se desmorona después de ese final.

¿En qué estaría pensando Shyamalan cuando hizo esta película? ¿Se le ocurrió el golpe final y luego fue para atrás? ¿No podría haber hecho un remake de Los teleñecos conquistan Manhattan? El bosque no es sólo un bodrio como una casa, es además una completa tomadura de pelo. Y mira que Señales me gusto. Qué cosas.

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Los amantes suicidas de Amijima, de Monzaemon Chikamatsu

Lo del teatro de muñecos (joruri) suena extraño y fascinante. No se trata de obras de títeres, donde prima la caricatura. Se trata de un teatro que aspira a tener la misma densidad que el teatro con personas pero empleando muñecos, música y un narrador habilidoso que relata la acción e interpreta las voces de todos los personajes. Debe ser todo un desafío para un autor escribir obras para actores que son poco más que bloques de madera inexpresivos.

Por lo visto a Monzaemon Chikamatsu le gustaban ese tipo de desafíos. Autor teatral de alrededores del siglo XVIII, es famoso por haber producido una larga obra y algunos le consideran el Shakespeare japonés (a su vez, otros consideran que Shakespeare es el Monzaemon Chikamatsu inglés). Según cuenta, en el teatro de muñecos el autor era una figura mucho más respetada que en el kabuki.

Los amantes suicidas de Amijima refiere la historia del comerciante Jihei y la geisha Koharu. No revelo nada si cuento que acaban suicidándose (aunque, más bien, él la mata a ella -con anuencia- y luego él se quita la vida), pero lo interesante de la obra es la razón.

Los amantes suicidas de Amijima es estrictamente realista (o todo lo realista que puede ser una obra que va a ser interpretada por muñecos) en su planteamiento y desarrollo. Jihei y Koharu mantienen una relación y han pactado su suicido. Sin embargo, Osan, la esposa de Jihei, ha convencido a Koharu para que finja no amar a Jihei y conseguir que éste regrese a sus obligaciones. Porque verán, no importa tanto que Jihei y Koharu se estén acostando como el hecho de que Jihei está desatendiendo su negocio y su casa. Por desgracias, intervenciones familiares no demasiado afortunadas dan al traste con los planes de Osan, a pesar de que ella parece ser la única persona con la cabeza en su sitio y con imaginación suficiente para resolver la situación.

El amor de Jihei y Koharu no es estrictamente imposible, sino más bien terriblemente inconveniente socialmente. En el contexto de la vida familiar, en la que suegro y suegra intervienen continuamente, el acto de Jihei amenaza con expulsarle del entramado social de sus parientes inmediatos. Ese destino parece peor que la muerte. De hecho, Jihei y Koharu se suicidan no por no poder vivir juntos, que podrían, sino porque de hacerlo no tendrían lugar en la sociedad. Y sin un lugar en la sociedad, bien podrían estar muertos. Es más, dedican parte de sus últimos minutos de vida en elucidar si morir de cierta forma es lo más adecuado, o si por atención a Osan, deberían hacerlo de otra forma. Entre frases líricas que declaran su amor más allá de la tumba, Jihei y Koharu discuten si deberían encontrar sus cuerpos juntos o no.

Me ha dejado una profunda sensación de curiosidad. No sólo por leer más de Chikamatsu (que por supuesto) sino por el propio teatro de muñecos. Me gustaría ver una representación, cosa que parece muy improbable. En su defecto, me pregunto si las habrá en DVD.

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Team America: World Police

Me llama la atención la película Team America: World Police de los creadores de South Park.

Eso de tener muñecos haciendo una parodia de la situación actual del mundo se me antoja muy divertido. Aquí está el trailer y en la página oficinal tienen también vídeos interesantes (es una de esas aberraciones hechas en Flash, por lo que no se puede enlazar a nada).

Pero también me ha sorprendido descubrir en la IMDB algunas curiosidades sobre la peli:

Before ‘Trey Parker’ (I) (qv) and ‘Matt Stone’ (I) (qv) settled on the final plot for this film, one of their original ideas was to do an all-puppet version of Day After Tomorrow, The (2004). They had been given a copy of the script and thought it was already funny as was; but thought that if they were to make it into an all-puppet movie; then it would substantially funnier. The main reason why this idea never came to fruition was because of legal problems with the studio who owned the rights to the film.

Menos mal que abandonaron la idea, porque El día de mañana es sólo involuntariamente graciosa. Y esta otra:

The movie was originally given a NC-17 Rating by the MPAA. It was reduced to an «R», after a sex scene between two puppets was edited.

Mira que censurar el sexo entre marionetas. A dónde iremos a parar.

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El curioso incidente del perro a medianoche

Hace algo más de un año comenté the curious incident of the dog in the night-time de Mark Haddon, una muy buena novela protagonizada por un chico con síndrome de Asperger. Hace poco la editorial Salamandra la ha publicado en español con el título de El curioso incidente del perro a medianoche.

El curioso incidente del perro a medianoche es una novela que no se parece a ninguna otra. Elogiada con entusiasmo por autores consagrados como Oliver Sacks e Ian McEwan, ha merecido la aprobación masiva de los lectores en todos los países donde se ha publicado, además de galardones como el Premio Whitbread y el Premio de la Commonwealth al Mejor Primer Libro. Su protagonista, Christopher Boone, es uno de los más originales que han surgido en el panorama de la narrativa internacional en los últimos años, y está destinado a convertirse en un héroe literario universal de la talla de Oliver Twist y Holden Caulfield.

A sus quince años, Christopher conoce las capitales de todos los países del mundo, puede explicar la teoría de la relatividad y recitar los números primos hasta el 7.507, pero le cuesta relacionarse con otros seres humanos. Le gustan las listas, los esquemas y la verdad, pero odia el amarillo, el marrón y el contacto físico. Si bien nunca ha ido solo más allá de la tienda de la esquina, la noche que el perro de una vecina aparece atravesado por un horcón, Christopher decide iniciar la búsqueda del culpable. Emulando a su admirado Sherlock Holmes -el modelo de detective obsesionado con el análisis de los hechos-, sus pesquisas lo llevarán a cuestionar el sentido común de los adultos que lo rodean y a desvelar algunos secretos familiares que pondrán patas arriba su ordenado y seguro mundo.

Recomendable.

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Miren a quién me encontré por Madrid

Pues a JR de Pensamientos Radicalmente Eclécticos que para por Madrid para ir a ver la exposición de Gauguin (muy interesante, por cierto).

Quedamos en un Starbuck donde yo estaba apalancado intentando descansar los pies. Además, me encantan los muffins que ponen. Por ejemplo, el de arándano:

Luego descubrí que tenían uno nuevo de frambuesa y queso. Delicioso.

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Un hombre confunde su pene con el cuello de un pollo

La verdad es que lo comprendo perfectamente. A mí me pasa todas las mañana: levanto la sábana, veo eso y pienso que un pollo se me ha metido en la cama durante la noche. No vean los sustos que me llevo.

It said 67 year-old Constantin Mocanu, from a village near the southeastern town of Galati, rushed out into his yard in his underwear to kill a noisy chicken keeping him awake at night.

«I confused it with the chicken’s neck,» Mocanu, who was admitted to the emergency hospital in Galati, was quoted as saying. «I cut it … and the dog rushed and ate it.»

(vía die puny humans)

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