Dark Water

Lo de ser madre es muy complicado. La pobre Yoshimi está histérica. Aunque, la verdad, razones no le faltan. Está pasando por lo que parece un traumático divorcio, no encuentra trabajo, no tiene dónde vivir y encima batalla por la custodia de su hija de seis años Ikuko. Incluso cuando consigue piso, tanto el encargado del edificio como el agente inmobiliario parecen tratarla como una idiota, pasando de sus quejas sobre esa persistente mancha de humedad en el techo. El único que es simpático con ella es Kishida, un abogado (imaginen, un abogado haciendo de personaje positivo); aunque incluso él es excesivamente racional para comprender a tiempo lo que está pasando.

(Curiosamente, en las películas americanas son los policías los que siempre ofrecen las explicaciones racionales -equivocadas-. Parece que en las japonesas esa ingrata tarea la realizan los abogados.)

Es curiosísimo lo poco que necesitan los japoneses para montarse una película de terror -aunque sería mejor decir que se trata de una muy efectiva historia de fantasmas. Básicamente el único elemento terrorífico es ese impresionante edificio de apartamentos de cemento gris, lleno de recovecos y con un ascensor que permite entrever en riguroso blanco y negro, a través de una cámara de vigilancia, lo que sucede en el interior. Es un edificio que deprime nada más verlo, que arranca el calor del corazón de cualquier ser humano y lo deja convertido en un témpano de hielo. El lugar perfecto para que lo habite un fantasma.

También hay una mancha de humedad recalcitrante. Una mancha imperialista donde las haya, que va ganando terreno poco a poco hasta descargar en torrente sobre los que tiene debajo. Y un apartamento lleno de agua, en el que incluso parece llover. Por no mencionar el deposito herrumbroso de agua, donde el espectador sabe qué ha sucedido en cuanto aparece en escena (y bien poco importa saberlo). Mucha agua, sí. No en vano la película se llama agua sucia.

Con unos sabios movimientos de cámara, con una cuidadosa selección del ángulo, y con las perfecta reacciones de la pequeña Ikuko (que está al otro extremo de los críos insoportables del cine) los creadores convierte el agua en un elemento perturbador. La basta con salir de un grifo para amenazar a todos los presentes. No precisan más que dar a entender una presencia (una sombra fugaz, una imagen borrosa) para provocar una sensación de escalofrío. La escena en la que Ikuko se oculta en el colegio es magistralmente perturbadora. Incluso cuando sale el fantasma, está tratado con ciertas distancia, si permitirle tener demasiados detalles.

La historia es muy lineal. O más bien diría simple, poco más que una anécdota. Cualquier aficionado a este tipo de cine descubrirá inmediatamente qué le pasó a la niña que vivía en ese edificio y desapareció dos años atrás. Pero esa simplicidad juega a favor de la película, porque lo importante no es ese misterio, sino uno humano y más interesante: qué les pasará a Ikuko y a su madre. A ese respecto, la conclusión de la película es simultáneamente amarga y conmovedora. Una madre puede llegar a hacer muchos sacrificios.

Resumiendo, una pequeña joyita.

Tengo que contar cómo acabé viendo esta película. Me pasé por la página de Kitsune (la imagen la he sacado de su página) y vi que hacía referencia a ella. Luego, paseándome por un quiosco, vi la película por unos 9 euros y me la compré. Me alegro, la verdad.

Ahora tengo The Ring para ver. Dicen que es mejor.

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Los papas de la trucha eran salmones

Científicos japoneses (tienen imaginación, hay que reconocerlo) inyectaron séxulas germinales de trucha en salmones jóvenes. Cuando los salmones alcanzaron la madurez sexual produjeron semen y óvulos de trucha. Aunque sólo el 0,4 por cierto de los retoños eran truchas sanas. El resto eran híbridos que murieron muy pronto. Los científicos emocionado, piensan aplicar la técnica para salvar ciertas variedad de atún apreciada por los comedores de sushi. Como el atún crudo es efectivamente una delicia, estoy totalmente a favor.

Por lo visto también creen que la técnica podrían ayudar a especies en vías de extinción, pero ignoro si dichas especies son comestibles.

Para saber más: Salmon Gives Birth To Trout y Salmon gives birth to trout in scientific leap that gives hope to endangered fish.

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Un toque de azufre

Un toque de azufre es la bitácora de Antonio Trashorras. Cómics, cine, literatura y demás subculturas. Cosas siempre interesantes, como el libro Dibujos en el vacío: claves del cine japonés de animación que voy a intentar conseguir (he mirado en una librería de internet, pero los gastos de envío salen tan caros que casi me puedo comprar otro).

(vía La cárcel de papel)

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El difuso concepto del espacio y el tiempo

Los teléfonos móviles cambian muchas cosas. Y entre ellas, nuestros conceptos del espacio y el tiempo. Ya no es preciso quedar a una hora concreta en un lugar determinado. Basta con algunas aproximaciones para que acabemos convergiendo a un lugar. Mizuko Ito lo discute en Mobiles and the appropriation of place:

Mobile phones have revolutionized the experience of arranging meetings in urban space. In the past, landmarks and pre-arranged times were the points that coordinated action and convergence in urban space. People would decide on a particular place and time to meet, and converge at that time and place. I recall hours spent at landmarks such as Hachiko Square in Shibuya or Roppongi crossing, making occasional forays to a payphone to check for messages at home or at a friend’s home. Now teens and twenty-somethings generally do not set a fixed time and place for a meeting. Rather, they initially agree on a general time and place (Shibuya, Saturday late afternoon), and exchange approximately 5 to 15 messages that progressively narrow in on a precise time and place, two or more points eventually converging in a coordinated dance through the urban jungle. As the meeting time nears, contact via messaging and voice becomes more concentrated, eventually culminating in face-to-face contact.

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While all planned encounters have always had some element of prior contact (making a phone call to arrange a meeting, confirming by email, etc.) and post contact (saying thanks the next time you call or meet), the mobile phone makes the situation of «a gathering» extend more obviously beyond the parameters of a face-to-face encounter and interaction. Even as these practices challenge existing norms of propriety and place, they set up new manners and ways of being together. These are the new senses of place being constructed as a hybrid between co-located and remote social contact. Urban space has become highly personalized, no longer a site of anonymity. Young people are in social contact even when alone, coordinating a meeting with a friend, sharing information about a shopping conquest, a celebrity sighting, a photo of their entrée, or just killing time in a texting chat as they ride the train home. Even as the urban environment is being homogenized by the latest franchise influx, mobile phones become devices for customizing and personalizing even the most generic of urban places.

Todo eso fundamentado en observaciones de Japón, donde el uso del móvil está muy extendido. Sería interesante saber cuál es la situación en España, por ejemplo.

(vía Many-to-Many)

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