La ilusión de la consciencia

Siguiendo con la consciencia y la percepción, un interesantísimo artículo de Susan Blackmore, The Grand Illusion: Why consciousness only exists when you look for it. Su propuesta es que el flujo de consciencia no existe, que no es más que una ilusión creada por el cerebro.

Like most people, I used to think of my conscious life as like a stream of experiences, passing through my mind, one after another. But now I’m starting to wonder, is consciousness really like this? Could this apparently innocent assumption be the reason we find consciousness so baffling?

Different strands of research on the senses over the past decade suggest that the brave cognitive scientists, psychologists and neuroscientists who dare to tackle the problem of consciousness are chasing after the wrong thing. If consciousness seems to be a continuous stream of rich and detailed sights, sounds, feelings and thoughts, then I suggest this is the illusion.

Que la consciencia sea una ilusión, deja bien claro, no es que no exista, sino que sería algo diferente a lo que creemos. Por tanto, no es raro que sea tan difícil de estudiar y explicar. Todo parte de un problema simple de expresar pero, previsiblemente, muy difícil de resolver: ¿cómo es posible que objetos físicos del mundo, compuestos de átomos y esas cosas, acaben provocando sensaciones subjetivas en el cerebro de un ser humano? Por otra parte, señala que muchas de las cosas que suceden en nuestros cerebros no forman parte de la consciencia. Por tanto, ¿cómo se convierten algunos fenómenos cerebrales en fenómenos conscientes?

Lo que Susan Blackmore propone es muy simple: no existe ningún flujo de consciencia en nuestro cerebro, ninguna representación de lo que tenemos frente a nuestros ojos. Creo que su objeción principal al flujo de consciencia es que resulta evidente que es preciso un cierto periodo de tiempo para que ciertos fenómenos tengan sentido y sin embargo no experimentamos en ningún momento que las cosas carezcan de sentido y de pronto lo tengan. Oímos unas sílabas y entendemos una palabra, ¿por qué no tenemos sensación de incomprensión cuando sólo hemos oído la primera sílaba y no las siguientes? Otro argumento es la ceguera del movimiento: cuando los ojos se mueven estamos momentáneamente ciegos. Comenta varios modelos que vienen a negar la existencia de una imagen mental del mundo exterior. De hecho, parecemos capaces de actuar sobre el mundo sin control consciente. ¿Cómo es que algunas experiencias parecen formar parte de la consciencia y otras no?

Su conclusión final:

Perhaps the answer here is to admit that there is no stream of conscious experiences on which we act. Instead, at any time a whole lot of different things are going on in our brain at once. None of these things is either «in» or «out» of consciousness but every so often, something happens to create what seems to have been a unified conscious stream; an illusion of richness and continuity.

Cuando miramos introspectivamente, rápidamente se construye una ilusión de experiencia consciente y también, acompañándola, una ilusión de un yo que es objeto de esa experiencia consciente. Pero en realidad, ninguno de los dos existe: hay algo diferente en su lugar. Pero de ahí surge nuestra sensación de un flujo de consciencia.


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