La falacia Volvo

La falacia Volvo:

The Volvo Fallacy occurs when the vividness of a recent memory, or the strikingness of an unusual event, leads one to overestimate the probability of events of that type occurring, especially if one has access to better evidence of the frequency of such events. For instance, in the Thought Experiment, if the vividness of your acquaintance’s brother-in-law’s experience is enough to change your decision to buy the Volvo, you have committed the fallacy.

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Jump the Shark

Es una expresión que usan en el sitio Jump the Shark (¿dónde si no?) para referirse a ese momento en que una serie de televisión definitivamente se hunde, cuando los productores, guionistas, directores o actores hacen algo tan absolutamente idiota que es imposible que la credibilidad de la serie se recupere (también se puede aplicar a películas o novelas, pero por el momento me interesan sólo las series de televisión). Aparentemente tiene su origen en un episodio de Happy Days (donde Ron Howard ya hacía de las suyas) en el que el personaje de Fonzie salta, literalmente, por encima de tiburones.

Evidentemente, el momento en que una serie de televisión salta el tiburón es una cuestión puramente personal. Para algunos espectadores, tal situación nunca se da y la serie simplemente queda cancelada para tristeza de todos. Otros, los más detractores, dada una serie de televisión consideran que el declive de la serie se produce al comienzo de los títulos de crédito del episodio piloto (a mí me pasa algo similar con Alias, sólo que en mi caso sitúo el momento al terminar los títulos de crédito finales del episodio piloto, aunque tras el episodio de hace un par de días vuelvo a tener esperanzas). Incluso en algunos casos, se puede opinar que la serie nunca salta el tiburón sino que envejece y entra en una larga senectud (¿Friends?).

Y ahora, por supuesto, ¿qué esperaban?, voy a hablar de Buffy.

Leí en una ocasión la teoría de que Buffy como serie era inmune a saltar el tiburón, que ya había hecho cosas que hubiesen destrozado otras serie y había superado la prueba con matrícula. No estoy seguro de si me siento cómodo con una teoría que parece asignar a la serie poderes casi mágicos, pero claro, Joss Whedon es un dios, así que… Pues bien, la cuestión es que hace unos días vi un episodio que me convenció de que la teoría podría tener su parte de razón.

Se trata de «Spiral» de la quinta temporada (lo vi en vídeo). La mala de la temporada, Glory (una especie de diva cinematográfica), ha descubierto al fin dónde se encuentra la «llave» que tanto ansía (Glory es una diosa y quiere regresar a la dimensión demoníaca de la que salió). Buffy y el resto de la banda deciden huir de la diosa loca, corriendo por el desierto en una autocaravana. El problema: Glory no es la única que busca la «llave». También van tras ella los caballeros de Bizancio con la intención de destruirla, porque la «llave» bien podría acabar con todo el mundo.

A ver cómo digo esto sin que suene tal y como es.

Los caballeros de Bizancio son eso, caballeros. Es decir, usan espadas, van vestidos con una cota de mallas, llevan un tatuaje en la frente (para que se les reconozca con facilidad) y cabalgan a lomos de raudos corceles. El conjunto lleva a una escena en la que la autocaravana corre por el desierto, los caballeros la atacan a caballo, con flechas y espadas, y Buffy tiene que luchar contra ellos subida al techo. Tal como si fuese una película del oeste.

Y yo pensé «Si aquí no saltó sobre el tiburón, ya no lo hará nunca», porque me era difícil imaginar otra escena potencialmente más ridícula.

La cosa tiene truco, evidentemente. Se puede explicar por qué una escena así no hace que Buffy salte el tiburón.

Lo importante son los personajes. Eso lo saben todos los escritores. Puede pasar casi de todo, siempre que le pase a un personaje, porque nos identificamos de inmediato con alguien que nos parece real (aunque no lo sea, claro). El truco de los caballeros de Bizancio es precisamente ése. Puede que lleven cotas de malla, usen espadas y vayan a caballo, pero ante todo son personas con una personalidad clara y definida y su suerte no nos deja indiferente. Cuando uno de ellos muere, la magia del guión nos hace creer que muere una persona de verdad y por tanto, obviamos los detalles chocantes. Lo mismo sucede con los personajes habituales de la serie. Cada uno de ellos es un individuo perfectamente definido, con sus virtudes y defectos, y cuando quedan en peligro, aunque sea atrapados por un monstruo, sentimos el peligro de una persona real. De hecho, la serie invierte mucho talento en definir personajes menores que apenas aparecen durante unos minutos (de hecho, los guionistas de Buffy disfrutan del curioso placer de matar a personajes que parecen, por su definicón, más importantes de lo que son. Tal estrategia, por supuesto, ayuda a que el espectador nunca esté seguro de quién acabará teniendo un papel preponderante y quién es mera comparsa. Observen si no a la doctora Walsh en la cuarta temporada. Justo cuando ha quedado claro que es la mala malosa de la serie, la matan para desconcierto del personal). Personajes tridimensionales ayudan a anclar el mundo fantástico en el que se desarrolla la acción.

Ése es el gran «secreto» de Buffy: calidad en la narración, precisión en la creación de personajes, inteligencia en las situaciones. Por ejemplo, los caballeros aspiran a destruir la «llave» porque la consideran instrumentos del mal. Buffy aspira a defenderla, porque la considera cercana. Aún así, ¿no debería Buffy plantearse, aunque sólo fuese durante un momento, destruir la «llave» para salvar a toda la humanidad? Los caballeros de Bizancio parecen tenerlo claro, ¿por qué ella ni lo considera? Uno se lo plantea mientras ve el episodio, y precisamente, el siguiente va exactamente de eso, de cómo Buffy duda, dudó o dudará durante un segundo.

Inteligencia. No hay nada como la inteligencia de una serie ya vaya de demonios, marcianos o agentes secretos. Puede que Buffy tienda al camp, como en la escena que he descrito, pero jamás renuncia a su contrato con el espectador: ofrecer un divertimento inteligente.

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Generador de entradas apáticas

The Apathetic Online Journal Entry Generator me permite lo que siempre he deseado, llenar esta bitácora sin tener que decir nada. Vale, la parte de no decir nada ya la tenía controlada, pero aún así tenía que escribir y pensar lo que no iba a decir. No más. Ahora con apretar un botón puedo generar una entrada apática perfecta:

No tengo demasiado en la cabeza, pero bueno. Estos últimos días mi vida ha sido un aburrimiento, pero no importa. Últimamente no ha sucedido nada interesante. La verdad es que últimamente no me importa nada.

No pasa nada de lo que valga la pena hablar. Oh bueno, llevo días esperando a que pase algo, aunque tampoco es que importe. Hoy ha sido un día totalmente aburrido. Últimamente no he hecho mucho, pero la verdad es que no me molesta demasiado.

Si consigo automatizarlo y hacer que genere entradas automáticamente (digamos, un número aleatorio de veces cada día) ni siquiera tendré que visitar mi propia bitácora. Y luego dicen que no existe el progreso.

(vía the null device)

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BlogShares.com

Corre por ahí (demasiados sitios para comentarlos todos, y no quiero nombrar a uno para dejarme a los demás fuera). Blogshares es un juego de bolsa ficticio (es decir, como el Monopoly a los bienes inmuebles) en el que uno compra y vende acciones de bitácoras. Cuando te registras, ta dan 500 dólares (ficticios) para que negocies un poco. Por el momento, soy el orgulloso poseedor de 100 acciones de Blogalia y 10 de Dive Into Mark (¡qué caro!). El valor de las acciones sube y baja dependiendo de reglas que todavía no entiendo bien.

Ahora a trabajar para comer, que este dinero es (debo recordármelo continuamente) ficticio. Eso sí, no deja de ser un divertido juguete bitacorero.

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Un consejo para los empresarios de comercio electrónico en España

Fernand0 me recuerda esta noticia:

Más del 70 por ciento de las empresas españolas considera que las reticencias de los consumidores a realizar compras por Internet supone el principal freno al desarrollo del comercio electrónico, según un estudio de las Cámaras de Comercio hecho público hoy.

El consumidor no es principal obstáculo para el fomento del comercio vía Internet en los restantes países de la Unión Europea, donde, según el informe, la barrera más importante proviene de algunos bienes y servicios que no se pueden vender de forma electrónica.

Señores empresarios, con todos mis respetos, creo que están ustedes completamente equivocados. No dudo que haya muchas reticencias a usar el comercio electrónico en España, pero antes de acusar a los clientes de ser los culpables de todo, deberían ustedes intentar comprar en alguno de sus sitios web. Seguro que se llevaban una sorpresa.

En general, comprar en una web española es difícil, complicado y caro. Ofrezco yo mismo de ejemplo: soy comprador desde al menos el año 97 en Amazon.com. Les compro continuamente, sobre todo ahora que han tienen Amazon.co.uk. Es más, incluso en algún momento me he planteado comprar en Amazon.fr, Amazon.de y Amazon.jp (si no fuese porque el idioma me resulta una barrera tan grande…). De hecho, por comprar, he comprado en muchas otras tiendas online de Estados Unidos y Reino Unido. Sin embargo, rara vez he comprado en una tienda online española. Básicamente por una razón:

Me lo ponen ustedes muy difícil.

Se empeñan ustedes en crear sitios absurdos, que usan javascript o flash para realizar operaciones que html podría ejecutar perfectamente (incluso algunos exigen un navegador determinado). Lo peor, son sitios laberínticos y confusos, en los que resulta casi imposible encontrar el artículo que se busca. Son sitios que se empeñan en abrir ventanitas para mostrar el carrito de la compra, que limitan ciertas operaciones hasta que uno se ha registrado, que le exigen con muy malos modos al visitante adaptarse a las veleidades de la tienda en lugar de adaptarse la tienda al cliente. En lugar de ofrecer una experiencia de compra rápida, cómoda y agradable, hacen ustedes lo posible por enfurecerme, hacerme perder el tiempo y desalentarme. Al final, acabo antes saliendo a la calle (y de paso tomo el aire) que intentando comprar en su tienda. Si tuviese un euro cada vez que he abandonado desesperado un sitio web español (por ejemplo, intentando comprar unas entradas de cine) para coger el teléfono y realizar la misma compra en menos tiempo y con menos problemas a estas alturas sería rico.

Pero como soy un buen chico, les voy a ofrecer una solución muy simple, una sola palabra: Usabilidad. Piensen en eso: hacer lo posible para que su sitio sea cómodo de usar, para que la gente compre y, lo mejor, vuelva para comprar de nuevo. En particular les recomiendo un libro cuyo título debería tatuárselo en el cerebro todo aquel que aspire a vender algo por Internet: No me hagas pensar de Steve Krug.

Y ya puestos, un segundo consejo gratuito. Antes de plantearse crear una tienda online denle un buen vistazo a Amazon.com y hagan las cosas como las hacen ellos. Si se les ocurre alguna «mejora», por favor, no la implementen a menos que estén seguro de que realmente mejorará algo. Y por favor, resístanse al impulso controlador y burocrático tan nuestro, no obliguen a la gente a registrarse para realizar operaciones simples en su sitio. Por ejemplo, fnac.es ha implementado listas de los deseos. Una muy buena idea, porque de esa forma, puedo hacer una lista con lo que me interesa y ponerla en mi web para que parientes y amigos me regalen por mi cumpleaños. Por desgracia, los responsables de fnac, en su infinita sabiduría, han decidido que para ver las listas de los deseos hay que estar registrado en fnac.es, por lo que de inmediato han eliminado todo posible valor.

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WebSiteOptimization.com

Mark Pilgrim señala WebSiteOptimizacion.com una página dedicada a eso, a informar sobre las mejores formas de optimizar tu sitio web para que sea más rápido, más ágil y todas esas cositas deseables en un buen sitio web. Ofrece además un servicio para analizar tu sitio. Lo he estado probando con mi página y aunque los resultados son interesantes, y ciertamente podrían servir para mejorar el funcionamiento del sitio, tampoco me resultan especialmente reveladores. Por ejemplo, se queja de que tengo demasiadas imágenes en mi sitio y que la suma total es muy grande. Pero el tamaño total de todas las imágenes está ligeramente por encima de los 60k, que es grande, pero tampoco nada excesivo. Además, siempre procuro, excepto en algunos casos especiales, que las imágenes tengan su correspondientes dimensiones de forma que el navegador reserve el espacio. ¿No ayuda eso a ofrecer la sensación de un tiempo de respuesta mayor?

Por otra parte, ofrece como consejo que intentes que la parte de contenido de tu página sea lo primero en cargar. Efectivamente, eso es lo que pasa en este sitio (la columna central con contenido se carga primero, y luego CSS la coloca en el centro), aunque el software de análisis no tiene inteligencia suficiente para darse cuenta.

Aún expresando estas dudas, repito que la información tiene su interés y ayudará en el futuro cuando, por fin, me ponga a modificar este invento. Por su lado, Mark ofrece algunos otros consejos de optimización. Por desgracia, algunos de ellos se refieren a un servidor web concreto y no se pueden aplicar de forma general.

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Almodóvar y la guerra

Un fragmento del agradecimiento de Almodóvar en los Oscar:

But I also want to dedicate this award to all the people that are raising their voices in favor of peace, respect of human rights, democracy and international legality. All of which are essential qualities to live.

Es agradable tener algún compatriota corriendo por esos mundos que te hace sentir orgulloso.

Y ya puestos, un comentario de The New York Times (!) referente a la ausencia de información sobre las protestas antibélicas en la televisión pública (posiblemente, la televisión más privada de España):

In Spain, where the government has backed the invasion of Iraq, the government-owned television network TVE largely ignored Thursday’s antiwar protests in several Spanish cities. But it is providing full coverage of the war itself, aware of competition from the private channels, Antena 3 and Telecinco, which also have reporters in the field.

(Los enlaces me los ha pasado fernand0)

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Buenas noticias en los Oscar

Ya he contado una. Las otras son mucho menos importantes, pero reconozco que también me han alegrado la mañana. Almodovar ha ganado el oscar al mejor guión original. No he visto Hable con ella, pero me alegro mucho por él: por fin podrá decir eso de «¿Quién quiere un Goya cuando se tiene un Oscar?». Chicago ha ganado el Oscar a mejor película. Se trata de una magnífica adaptación del musical, con unos números francamente impresionantes y una Catherine Z. Jones guapísima (que también ha ganado un premio propio). Quizá no fuese la mejor película del año (de las tres candidatas que vi era claramente la mejor), pero ante la remota posibilidad de que Las horas pudiese ganar, me alegro muchísimo. Hay más reflexión sincera, con unas gotas de cinismo, sobre la condición humana en cinco minutos de Chicago que en todo el metraje de Las horas.

Pero mi alegría principal ha sido la victoria de El viaje de Chihiro. Yo lo consideraba un premio seguro, porque su autor es Dios para los animadores americanos. En cualquier caso, es una de esas ocasiones en las que una obra maestra gana un Oscar. De hecho, debería haberse llevado el premio a la mejor película.

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La guerra en los Oscar

En una ceremonia que aparentemente fue muy tibia (no la vi, este año decidí que prefería dormir), una voz se atrevió a hablar de lo importante: Michael Moore. Gracias a Kevin Burton me he encontrado un enlace a la entrevista con los medios posterior a la entrega. La imagen resultante es la de un hombre bullicioso, exagerado y algo maniaco que dice sin embargo cosas muy importantes. Además, demuestra en su persona que un gran sentido del patriotismo puede combinarse con una oposición a las acciones claramente equivocadas de un gobierno. Justo al principio un periodista le pregunta por qué lo hizo a lo que él responde «Porque soy americano», consiguiendo dejar en silencio (con algunas risas nerviosas) a todos los periodistas durante varios segundos. Finalmente, el periodista original consigue contestar preguntando «¿Sólo eso?», cayendo en la trampa. Moore no tiene más que decir «Es mucho. Soy americano y uno no renuncia a su ciudadanía cuando entra en el teatro Kodak».

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Dignidad

La política española parece un circo de tres pistas. No sólo se intercambian insultos y descalificaciones indignas, sino que encima unos mienten descaradamente a los ciudadanos mientras los otros ejercitan la demagogia más rastrera para ganar votos. No puedo evitar contrastarlo con la situación en el Reino Unido. No sólo Blair parece sinceramente convencido de la postura que mantiene, cosa que no puedo decir de los otros dos, sino que es capaz de defenderla con elocuencia, que es más de lo que puedo decir de los otros dos. ¿Y qué me dicen de Robin Cook? Su discurso ante el parlamento británico ha sido un ejemplo perfecto de oratoria política, una muestra de dignidad y elegancia, que puede citarse casi indefinidamente:

Our interests are best protected not by unilateral action but by multilateral agreement and a world order governed by rules.

O, cuando habla de los argumentos para atacar Irak.

Ironically, it is only because Iraq’s military forces are so weak that we can even contemplate its invasion. Some advocates of conflict claim that Saddam’s forces are so weak, so demoralised and so badly equipped that the war will be over in a few days.

We cannot base our military strategy on the assumption that Saddam is weak and at the same time justify pre-emptive action on the claim that he is a threat.

Iraq probably has no weapons of mass destruction in the commonly understood sense of the term – namely a credible device capable of being delivered against a strategic city target.

It probably still has biological toxins and battlefield chemical munitions, but it has had them since the 1980s when US companies sold Saddam anthrax agents and the then British Government approved chemical and munitions factories.

Why is it now so urgent that we should take military action to disarm a military capacity that has been there for 20 years, and which we helped to create?

Why is it necessary to resort to war this week, while Saddam’s ambition to complete his weapons programme is blocked by the presence of UN inspectors?

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