Secret Spells Barbie

De días, son colegialas pijas. De noche, se convierten en brujas con debilidad por los colores chillones. Secret Spells Barbie, Christie y Kayla. La verdad, parece que en Mattel han visto demasiados episodios de Embrujadas.

Aunque reconozco que yo estoy enamorado de Spongebob Barbie. Si lo encontrase en una tienda la compraba mañana.

Sin embargo, como comentan en este artículo, hay que sentir un poco de pena por Mattel. Deben ser muy cuidadosos con lo que hacen y dejan de hacer:

Yes, Secret Spells Barbie is a witch. Sort of. But not really. Even though she is. But Mattel would never dare call her that, of course. Barbie just, you know, dabbles. Plays around. Casts a «spell,» then twirls her hair and pops her gum and giggles a lot and then goes shopping. This is what Barbie does.

Nothing seriously Wiccan here, nothing remotely intelligent or in depth or knowledgeable about true witchcraft or magick or Wiccan belief, of course, because were Mattel to venture too far and dare to actually educate or inspire young maidens to shun church and embrace nature and dye their hair black and change their name to Raven Wolfdancer and start holding slumber parties/yoni awakenings on the winter solstice, why, terrified Christians would almost certainly rise up and light torches and march on their local pseudo-Christian Wal-Marts, which would immediately stop carrying the demonic lesbian Wiccan dolls that only masquerade as oversequined sanitized blonds with the equivalent of 39-inch chests.

(vía Follow Me Here…)

[Estoy escuchando: «Mr.Bonjangles (live)» de Robbie Williams en el disco Live summer 2003]

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¿Multiplicidad o suerte?

El tema de los universos múltiples está de moda. En este caso, mezclado con el principio antrópico. Ya sabes, el universo es como es porque estamos aquí para observarlo. O, dicho de otras forma, si estamos aquí para observarlo podemos emplear ese hecho para predecir y calcular algunas cosas (no muy bien, porque no da la idea para muchas exactitudes). Tal y como describe el artículo, están los que se oponen al principio antrópico con todas sus fuerzas, y los que lo han acabado aceptando. Quizá como se dice Weinberg al final:

«Those who favor taking the anthropic principle seriously don’t really like it,» he said, «and those who argue against it recognize that it may be unavoidable.»

[Estoy escuchando: «Me and my monkey (live)» de Robbie Williams en el disco Live summer 2003]

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Clásicos

Excelente bitácora esta I Elada Oudepote Pethanei que entre otras cosas ofrece hoy una interesante reflexión sobre la cultura clásica y su desprecio en la educación actual (sólo un pequeño reparo: la ciencia también es cultura):

¿Y qué lugar ocupa la cultura clásica en nuestra sociedad?. Desgraciadamente tampoco se le da la importancia que merece. Existe la errónea creencia de que el estudio de los clásicos es sólo para los expertos en el tema, para los filólogos, y que una persona no está obligada a conocer los mitos o a saber distinguir un capitel jónico de uno corintio. Según esa premisa, tampoco se está obligado a saber que fue Tucídides y no Homero quien escribió la Historia de la guerra del Peloponeso. Y si alguien confunde a Homero con Tucídides puede continuar con cabeza bien alta escudándose en el hecho de que no es una barbaridad el error cometido. Hace tiempo, curiosamente, una persona podía considerarse culta si había leído a los clásicos y sabía latin y griego.

Por curiosa sincronía de hoy, en rc3.org hoy también se habla de clásicos y en este caso en el contexto de la guerra de Irak.

Take, for example, this Harpers piece by Lewis Lapham, which compares the justifications offered for the Iraq war to those given to justify the invasion of Syracuse by the city state of Athens back in the fifth century BC. The opportunity to look back 2500 years and see how a policy of «preemptive self defense» led to ruin is priceless. Coincidentally, Alcibiades, the original neo-con, is featured in both items I link to.

Los clásicos, como dice bien, sirven entre otras cosas para comprender el presente, porque cambiar, lo que se dice cambiar, tampoco lo hemos hecho tanto.

[Estoy escuchando: «Mr.Bonjangles (live)» de Robbie Williams en el disco Live summer 2003]

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Qué hacer en Santiago cuando el postmodernismo ha muerto

Me recuerda un poco al chiste de cuántos dadaistas hacen falta para cambiar una bombilla. Por otra parte, larga vida al Realismo Crítico:

Critical realism, then, rescues us from the postmodernist nightmare and restores us to reality. We cannot manage without a concept of truth. There is (as most of us thought all along) a pre-existing external reality about which it is the job of science to tell us. True, we must be cautious about claims to objective reality, alert to ideological distortions, and aware that the world is a messier, more complicated place than the accounts of physicists would suggest. This does not mean that such claims cannot plausibly be made. A central plank of critical realism is that science can no longer be considered as just another myth or story.

Aunque la verdad, no suena muy diferente a lo que ya creía cualquier persona razonable.

(vía Ben Hammersley’s Dangerous Precedent)

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Sellos inteligentes

La posibilidad de poder identificar con total certidumbre cualquier carta o paquete enviado por correo postal. Es poco probable que eso detenga a un criminal (se supone que son criminales por algo) pero ciertamente parece un paso más en la carrera para tener bien controlada a la ciudadanía.

(vía Follow me here)

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Daurmith y Quicksilver

Daurmith, la bibliotecaria, ofrece su especial opinión sobre Azogue:

El problema ha sido que me he visto totalmente apabullada por una sucesión de libros. Todo empezó con Quicksilver, próximamente en sus pantallas, pero ya ha pasado por la mía y ando con el interior de los párpados todavía tatuado con escenas sueltas, frases, imágenes y los personajes de esas novecientas y pico páginas. Y dolor de muñecas, cómo pesa el tomito. No, no diré nada más, que algunos me matan, pero cualquier libro que te hace emerger a la superficie buscando aire y teniendo que mirar dos veces para confirmar en qué siglo estás, es un buen libro, en mi escala de bondades.

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You are quite welcome, Stuart

Stuart Mudie dice que yo soy un tipo generoso.

En realidad, yo creo que el generoso es él. Cierto, le envié un ejemplar de mi novela (escrita en colaboración con MIquel Barceló) y él a cambio me ha enviado un libro de Terry Pratchett (The Wee Free Men, para los curiosos). Díganme, ¿quién ha salido ganando?

Gracias Stuart.

Y sí, yo también opino que estos intercambios entre bitacoreros tienen mucho potencial.

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