[javaHispano] Más fotos
La verdad, estoy demasiado cansado para comentar las presentaciones (mañana). Por tanto, unas fotitos.
Mariscal:
Nos han dado de comer:
Y yo sobreviví a mi presentación. Aquí está el público:
Gort! Klaatu barada nikto!
La verdad, estoy demasiado cansado para comentar las presentaciones (mañana). Por tanto, unas fotitos.
Mariscal:
Nos han dado de comer:
Y yo sobreviví a mi presentación. Aquí está el público:
Gort! Klaatu barada nikto!
He llegado. Y vivo (más o menos). Me perdí en el metro, pero fue una de esas pérdidas venturosas, porque realmente estaba allí donde quería ir. Bajé del avión a las 7:30 y efectivamente llegué al congreso a las 9:00. Estoy a medida mañana y me han dicho que dentro de poco nos darán café. Bien, bien.
Ya he hecho fotos. Por el momento, algunos de los organizadores. Aquí está Martin Pérez:
Y aquí Abraham Otero que hace de maestro de ceremonias (y muy bien, por cierto):
I’m completely operational, and all my circuits are functioning perfectly.
Las seis de la mañana es una hora absurda para estar en el aeropuerto, sobre todo si uno se acostó tarde y con dolor de cabeza (que sigue el maldito). Encima, el quiosco tarda en abrir. Ah, por fin. Vacilo entre comprarme un album de cromos de las Supernenas o uno de Shin-Chan. Finalmente me decido por El País. Estoy muy cansado, tengo mucho sueño. Oh, the humanity!.
Al menos, el móvil me sirve para conectarme a internet. Quien no se consuela es porque no quiere.
Dentro de unas horas salgo de viaje (el vuelo sale absurdamente temprano) para ir javaHispano. A ver si no muero de sueño. Aprovechando el viaje estaremos unos días en Madrid. No estaré del todo desconectado, que llevo el portatil.
—–
Acabo de recibir el número de septiembre de Scientific American (versión americana de Investigación y ciencia). Todo un número especial dedicado al cerebro, los nuevos descubrimientos sobre su funcionamiento y especialmente las posibilidades de mejorarlo. Los artículos se completan con un artículo sobre ética, «Is Better Best?», donde Arthur L Caplan argumenta a favor de usar los nuevos conocimientos para mejorar el cerebro.
En primer lugar argumenta la importancia de los avances de la neurociencia, incluso cuando los comparamos con los de la genética:
Because the structure and activities of our brain influence our mental health and behavior mucho more directly that out genes do, it is very likely that advances in the ability to «read» the brain will be exploited as much as, or more than, knowledge about genetics for such purposes as screening job applicants, diagnosing and treating disease, determining who qualifies for disability benefits and, ultimately, enhancing the brain.
No sigue demasiado por ahí. Básicamente dice que las mismas precauciones con la genética se aplican en este caso.
Lo que realmente le interesa es argumentar la validez de las mejoras del cerebro. No es muy difícil, porque negarse a mejorar el cerebro sería como argumentar que no es ético llevar gafas. Si nos hace mejor, ¿qué tiene de malo?
Lo que podría suceder, el primer caso planteado, es que esas técnicas aumentasen las desigualdades entre seres humanos: los modificados ganarían un respeto que se negaría al resto de los humanos. Sin embargo, la dignidad humana debería ser un derecho de todos nosotros, independientemente de nuestra condición.
La segunda argumentación en contra dice que el acceso a esos métodos (pastillas, implantes o lo que fuesen) sería desigual: no todo el mundo podría permitírselos. Ciertamente sería así, pero prohibirlos no parece la mejor solución; en ese caso garantizarías que sólo los ricos y dispuestos se beneficiarían de los mejoras. Garantizar el acceso universal parece más razonable.
El tercer argumento no me merece demasiada verosimilitud. Básicamente, es una versión del viejo «no es natural». Sin embargo, todo el mundo en que vivimos ahora está muy alejado de lo natural. Llevar gafas, tomar vitaminas, ir en coche, son todas actividades muy poco naturales. Nos beneficiamos de todas ellas, ¿por qué no de las mejoras cerebrales?
La cuarta y última argumenta que al final la gente se verá forzada a aceptar esas mejoras. No parece un argumento demasiado fuerte. Hoy mismo hay muchos pueblos que rechazan muchos otros avances sin mayor problema. El autor argumenta que sería más razonable legislar para evitar posibles presiones, antes que prohibir esos avances. Al hilo de esto, termina diciendo:
If anything, the impending revolution in our knowledge of the brain will require us to build the legal and social institutions that allow fair access to all who choose to do what most will feel is the right thing to do.
Es una broma conocida de Internet: A Linux Distro for Barbie?, de esas cosas divertidas que se montan los linuxeros. Pero ahora Fernand0 me pasa una noticia curiosa: El declive de la prensa seria en España… hablaremos de cómo fusila El País’, en la que se cuenta que el suplemento de informática de El País, Ciberpaís, no sólo se publicó como buena la noticia del Linux de las Barbies sino que encima no se dio ninguna fuente y se hacía referencias a Mattel:
Y no sólo fusila sin citar –pecado capital en periodismo–, sino que además su elitista suplemento tecnológico Ciberpaís se convierte en el hazmerreír entre los que entienden… que no son pocos.
Precisamente el Ciberpaís de este jueves no lo leí. Pero supongo que habrá más de uno dispuesto a confirmarlo.
Tengo un proyecto y me he dado cuenta de que una parte se resuelve fácilmente con expresiones regulares (tarde un poco, y mira que las usaba continuamente con mod_rewrite). Buscando, he encontrado Regex Coach, una aplicación para Linux y Windows que te permite probar interactivamente tus expresiones.
(vía Perfectionism)
Se han anunciado los ganadores de los premios Ignotus (los premios grandes de la ciencia ficción española) de este año. Curiosamente, el referente a mejor libro de ensayo me toca de refilón. Se trata de La ciencia ficción española publicado por Robel y en el que aparece un pequeño texto mío. Felicidades a todos los implicados.
<
p class=»media»>[Estoy escuchando: «Wrapped Up In Books» de Belle And Sebastian en el disco Dear Catastrophe Waitress]
Pensaba que este libro no me iba a gustar. La razón por la que llegué a pensar tal cosa se me escapa. Quizá por tratarse de una novela literaria, que tienden a estar muy bien escritas y a contar bien poco. Pero claro, el autor no es español, y su primero novela, Las vírgenes suicidas, me había gustado mucho, por tanto ¿a qué pensar tal cosa?
El libro tiene un gran componente histórico. En particular, el trasfondo de la guerra entre Turquía y Grecia. Como la novela histórica no me suele gustar, quizá pensé que me resultaría aburrido. Nada más lejos. Las 100 primeras páginas de la novela son magníficas, llenas de humor, sensibilidad, inteligencia y habilidad. A Eugenides le gusta lo extraño y no vacila en dar un giro a todas las situaciones en cuanto se acercan a terrenos más familiares. Probablemente lo que más me guste hasta ahora sea la gracia con la que está contada la historia y el carácter más bien oblicuo y remoto del protagonista. En realidad, no parece ser tanto su historia como la historia de un gen (hay muchas referencias a la genética e incluso a Wilson); el gen responsable de su condición y que parece ser especialmente común en su familia.
En el comienzo la novela recuerda un poco a Tristam Shandy. No hay ningún reloj, pero sí mucha preocupación por el tiempo, porque unos padres están intentando tener una hija en lugar de un hijo a cuenta de las diferencias de velocidad entre unos espermatozoides y otros.
No voy a decir que las 100 primeras páginas compensen comprar la novela (después de todo, cuenta unos escandalosos 24 euros), pero las he disfrutado mucho. Veremos cómo sigue el resto.
De la contraportada:
Cal Stephanides es agregado cultural en la embajada de los Estados Unidos en Berlín. Enamorado de una mujer pero temeroso de lo que pueda suceder en el momento de la verdad, cuando caen las máscaras, velos y vestiduras, decide, ya en «la mitad del camino de la vida», contar su historia, revelar su secreto. Porque Cal, como Tiresias, ha vivido como mujer y como hombre. Todo comienza en 1922, cuando Desdemona y Lefty Stephanides, los abuelos de Cal, que vivían en una pequeña aldea cerca de Esmirna y pertenecían a la comunidad griega de Turquía, huyen tras la guerra entre estos dos países. En el caso de la destrucción de Esmirna consiguen escapar con documentos falsos. Están enamorados y, en medio de un mundo que se derrumba, Desdemona finalmente accede a olvidar el tabú fundamental. Se casan en el barco que los lleva a los Estados Unidos y se instalan en América, en casa de su prima Lina y su marido. Y las dos parejas tendrán a sus hijos casi al mismo tiempo, y estos hijos, en un doble o triple juego de consanguinidades, se casarán y serán los padres de Cal. Que cuando nace es Calíope, y parece destinada a encarnar la leyenda que se contaba en secreto en la aldea de sus abuelos sobre esas niñas qeu cuando llegaban a cierta edad se transformaban en hombres.
Y así comienza la exuberante, inmensa, esperadísima segunda novela de Jeffrey Eugenides, un caleidoscopio de historias que abarca ocho décadas en la historia de una familia, que va de Asia Menor a Detroit y a Berlín y es uno de los intentos más ambiciosos y logrados de escribir ese inasible, oscuro objeto del deseo literario, la Gran Novela Americana. En esta ocasión, con magníficos ecos homéricos.
Por cierto, Anagrama tiene una de esas páginas web demenciales en las que todo es Javascript sin sentido ni razón, sólo porque se puede, queda más chulo y se paga más caro. ¿Cuándo van a aprender a poner las cosas un poco fáciles?
[Estoy escuchando: «Wrapped Up In Books» de Belle And Sebastian en el disco Dear Catastrophe Waitress]
¿Qué miembro de la guardia de Anhk-Morpork eres?
Discworld: Which Ankh-Morpork City Watch Character are YOU?
brought to you by Quizilla
He llegado a la conclusión de que soy una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre.
[Estoy escuchando: «Monsoon (live)» de Robbie Williams en el disco Live summer 2003]