Pensaba que este libro no me iba a gustar. La razón por la que llegué a pensar tal cosa se me escapa. Quizá por tratarse de una novela literaria, que tienden a estar muy bien escritas y a contar bien poco. Pero claro, el autor no es español, y su primero novela, Las vírgenes suicidas, me había gustado mucho, por tanto ¿a qué pensar tal cosa?
El libro tiene un gran componente histórico. En particular, el trasfondo de la guerra entre Turquía y Grecia. Como la novela histórica no me suele gustar, quizá pensé que me resultaría aburrido. Nada más lejos. Las 100 primeras páginas de la novela son magníficas, llenas de humor, sensibilidad, inteligencia y habilidad. A Eugenides le gusta lo extraño y no vacila en dar un giro a todas las situaciones en cuanto se acercan a terrenos más familiares. Probablemente lo que más me guste hasta ahora sea la gracia con la que está contada la historia y el carácter más bien oblicuo y remoto del protagonista. En realidad, no parece ser tanto su historia como la historia de un gen (hay muchas referencias a la genética e incluso a Wilson); el gen responsable de su condición y que parece ser especialmente común en su familia.
En el comienzo la novela recuerda un poco a Tristam Shandy. No hay ningún reloj, pero sí mucha preocupación por el tiempo, porque unos padres están intentando tener una hija en lugar de un hijo a cuenta de las diferencias de velocidad entre unos espermatozoides y otros.
No voy a decir que las 100 primeras páginas compensen comprar la novela (después de todo, cuenta unos escandalosos 24 euros), pero las he disfrutado mucho. Veremos cómo sigue el resto.
De la contraportada:
Cal Stephanides es agregado cultural en la embajada de los Estados Unidos en Berlín. Enamorado de una mujer pero temeroso de lo que pueda suceder en el momento de la verdad, cuando caen las máscaras, velos y vestiduras, decide, ya en «la mitad del camino de la vida», contar su historia, revelar su secreto. Porque Cal, como Tiresias, ha vivido como mujer y como hombre. Todo comienza en 1922, cuando Desdemona y Lefty Stephanides, los abuelos de Cal, que vivían en una pequeña aldea cerca de Esmirna y pertenecían a la comunidad griega de Turquía, huyen tras la guerra entre estos dos países. En el caso de la destrucción de Esmirna consiguen escapar con documentos falsos. Están enamorados y, en medio de un mundo que se derrumba, Desdemona finalmente accede a olvidar el tabú fundamental. Se casan en el barco que los lleva a los Estados Unidos y se instalan en América, en casa de su prima Lina y su marido. Y las dos parejas tendrán a sus hijos casi al mismo tiempo, y estos hijos, en un doble o triple juego de consanguinidades, se casarán y serán los padres de Cal. Que cuando nace es Calíope, y parece destinada a encarnar la leyenda que se contaba en secreto en la aldea de sus abuelos sobre esas niñas qeu cuando llegaban a cierta edad se transformaban en hombres.
Y así comienza la exuberante, inmensa, esperadísima segunda novela de Jeffrey Eugenides, un caleidoscopio de historias que abarca ocho décadas en la historia de una familia, que va de Asia Menor a Detroit y a Berlín y es uno de los intentos más ambiciosos y logrados de escribir ese inasible, oscuro objeto del deseo literario, la Gran Novela Americana. En esta ocasión, con magníficos ecos homéricos.
Por cierto, Anagrama tiene una de esas páginas web demenciales en las que todo es Javascript sin sentido ni razón, sólo porque se puede, queda más chulo y se paga más caro. ¿Cuándo van a aprender a poner las cosas un poco fáciles?
[Estoy escuchando: «Wrapped Up In Books» de Belle And Sebastian en el disco Dear Catastrophe Waitress]