Un servidor web en tu teléfono

Asombroso, un servidor web simple, llamado VSHttpd -Very Small Httpd-, que funciona en el Nokia 3650. Te permite tener acceso a un directorio con imágenes y bajártelas a cualquier ordenador con acceso a Internet. Bastante útil. Si estás en un ordenador sin bluetooth, ahora tienes dos opciones: enviar la imagen por correo electrónico, si el ordenador tiene acceso a una cuenta de correo, o lanzar el servidor web del teléfono y bajarte las imágenes con el navegador.

Y lo mejor, ¡funciona! Lo acabo de probar.

(vía Russell Beattie Notebook)

[Estoy escuchando: «Morgenspaziergang» de Kraftwerk en el disco Autobahn]

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Nuevos movimientos del ratón

Soy un enamorado de la ruedecita del ratón. Desde mi primer ratón con rueda, un Logitech allá por el año 98 debió ser, no he tenido otra cosa. De hecho, cada vez que debo usar un ratón sin rueda el dedo se me escapa solo. Simplemente, es tan cómodo darle a la rueda para subir y bajar que no sé cómo pude vivir tanto tiempo sin ella (no, nunca me acostumbré a las trackball).

Pues ahora Microsoft quiere añadirle una nueva dimensión a la rueda. El 3 de septimbre sacarán un nuevo ratón -versión con cable y sin cable- que permitirá mover la rueda también hacia los lados. Es decir, no sólo se podrá subir y bajar sino ir de izquierda a derecha. La idea no parece mala -yo he lamentado en varias ocasiones no poder hacer- aunque ya veremos el resultado.

[Estoy escuchando: «Anatolia» de Caravasar en el disco Caravasar]

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Guía visual de orden de lectura del Mundodisco

Pues eso, una útil guía, visual, de orden de lectura que detalla cómo debería uno leerse las novelas de Mundodisco de Pratchett atendiendo a las conexiones entre la trama y demás elementos. Un ejemplo:

(vía BoingBoing)

[Estoy escuchando: «Daria» de Cake en el disco Fashion Nugget]

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Dilbert

Soy un fan de la tira cómica, pero hace poco me he vuelto un incondicional de la serie de televisión. Dilbert la serie es absolutamente destructiva y descarada. En 20 minutos tienen tiempo de sobra para desarrollar una idea tras otra y no dejar títere con cabeza. En el episodio que vi ayer (canal Fox en la plataforma -una, grande y libre- Digital+) la empresa de Dilbert aceleraba los planes para su nueva máquina de ejercicio porque según la revista de información sobre su sector, la competencia -una compañía llamada NIrvana- preparaba su propia máquina. En realidad, esa información es falsa y la prepara Dogbert según lo que le cuenta Dilbert (nunca me ha quedado claro si Dogbert es la mascota de Dilbert o Dilbert la mascota de Dogbert) más lo que luego genorasamente inventa por su cuenta. Finalmente, la empresa de Dilbert establece tales controles de seguridad, para evitar las filtraciones, que se convierte en un estado fascista. Dilbert es despedido -acusado de intentar escapar cuando iba al baño- y gracias a Dogbert consigue trabajo en Nirvana. El problema es que Nirvana es una empresa perfecta, donde todo funciona de maravilla, te dan bolígrafos sin problemas y a los empleados se les respeta y se les trata como seres humanos. ¿El secreto? No tienen departamento de marketing. «¿Quién destroza vuestras ideas? ¿Quién os dice que no valéis nada y aplasta vuestros sueños?» pregunta Dilbert. Por desgracia, el Vicepresidente Encargado de Poner Inmediatamente En Marcha Todas las Ideas Absurdas lo escucha y monta de inmediato el departamento en cuestión. La empresa no tarda en quebrar; apenas unas horas.

Dilbert aparece en la revista de su industria como el responsable final. Pero curiosamente, haber causado la destrucción de una empresa le convierte en un empleado más valioso y por tanto más digno de contratación, por lo que no tiene problemas para recuperar su empleo.

El sentido de la sátira que despliegan en la serie es alucinante. Se han metido igualmente con el mundo del arte -una mafia dirigida por Leonardo da Vinci. «Inventé el helicóptero, el submarino y el tanque. ¿Piensas que no tuve tiempo para conseguir la vida eterna»- o la religión, cuando Dilbert y sus compañeros crean al trabajador perfecto pero que no existe y en el que todo el mundo acaba creyendo, por lo que al final «No creo en Tod» o «Tod no existe» se convierten en gritos de herejía. Y los fans de los cómics caerán muertos de risa ante el final de la saga del hijo de Dilbert (se queda embarazado y tiene una combinación de vaca, androide, ingeniero y alienígena).

Vamos, que la serie es destructiva, descarasa, vitriólica y satírica. Y está totalmente dirigida a los adultos. Los niños son capaces de mirarla fijamente, pero no se ríen ni un solo momento. Todos los chistes requieren dos, tres o cuatro niveles de indirección. Vamos, que no me sorprende que la cancelasen. Yo no me reía tanto desde Futurama.

[Estoy escuchando: «Una canción para la Magdalena» de Joaquin Sabina en el disco 19 Días y 500 Noches]

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