Cosmos Latinos

Cosmos Latinos -subtitulado An Anthology of Science Fiction from Latin America and Spain- es una recopilación de cuentos de ciencia ficción escritos originalmente en español. La han compilado Andrea L. Bell y Yolanda Molina-Gavilán (las dos profesoras de español). Se trata de una edición crítica, por lo que hay muchas notas, varios comentarios teóricos y un intento de situar cada cuento en su contexto. Acabo de recibir mi ejemplar y lo comento especialmente porque incluye el cuento «El día que hicimos la Transición» que co-escribí con Ricard de la Casa hace ya unos años. Es muy divertido leerte en inglés, y más aún con notas al pie que explican detalles que en España no precisaban de mayor aclaración pero que evidentemente en inglés son más que necesarias.

De la contraportada:

Opening a window onto a fascinating new world for English-speaking readers, this anthology offers popular and influential stories from over ten countries, chronologically ranging from 1862 to the present. Latin American and Spanish science fiction shares many thematic and stylistic elements with anglophone science fiction, but there are important differences: many downplay scientific plausibility, and others show the influence of the region’s celebrated literary fantastic. In the 27 stories included in this anthology, a 16th-century conquistador is re-envisioned as a cosmonaut, Mexican factory workers receive pleasure-giving bio-implants, and warring bands of terrorists travel through time attempting to reverse the outcome of historical events.

The introduction examines the ways the genre has developed in Latin America and Spain since the 1700s and studies science fiction as a means of defamiliarizing, and then critiquing, regional culture, history and politics—especially in times of censorship and political repression. The volume also includes a brief introduction to each story and its author, and an extensive bibliography of primary and secondary works. Cosmos Latinos is a critical contribution to Latin American, Spanish, popular culture and science fiction studies and will be stimulating reading for anyone who likes a good story.

Para los interesados, el contenido completo es:

«The Distant Future» de Juan Nepomuceno Adorno
«On the Planet Mars» de Nilo María Fabra
«Mechanopolis» de Miguel de Unamuno
«The Death Star» de Ernesto Silva Román
«Baby H.P.» de Juan José Arreola
«The Cosmonaut» de Ángel Arango
«The Crystal Goblet» de Jerônimo Monteiro
«A Cord Made of Nylon and Gold» de Álvaro Menén Desleal
«Acronia» de Pablo Capanna
«The Las Refuge» de Eduardo Goligorsky
«Post-Boomboom» de Alberto Vanasco
«Gu Ta Gutarrak (We and Our Own)» de Magdalena Mouján Otaño
«Future» de Luis Britto García
«When Pilate Said No» de Hugo Correa
«The Falsifier» de José B. Adolph
«The Violet’s Embryos» de Angélica Gorodischer
«Brain Transplant» de André Carneiro
«The Annunciation» de Daína Chaviano
«A Miscalculation» de Federico Schaffler
«Stuntmind» de Braulio Tavares
«Reaching the Shore» de Guillermo Lavín
«Gray Noise» de Pepe Rojo
«Glimmerings on Blue Glass» de Mauricio-José Schwarz
«The Day We Went through the Transition» de Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero
«Exerion» de Pablo Castro
«Like the Roses Had to Die» de Michel Encinosa

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «It’s Coming Down» de Cake en el disco Fashion Nugget]

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Piratas del Caribe

¿Puede ser buena una película basada en una atracción de Disney? Pues, aunque sorprenda, parece que sí. The Flick Filosopher (mi nueva crítica favorita) está totalmente entusiasmada:

Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl isn’t just the biggest colon-ated mouthful in a summer of movies with colon-ated mouthfuls of titles. It’s everything we go to The Movies for… Okay, it’s everything I go to The Movies for: To escape, to vicariously live some other life that’s more interesting and more dangerous (if also more absurd) than my own, to meet people I didn’t know I wanted as friends. It’s big and bold and loud but never dumb; it’s smart enough, for all its thrills and edge- of- your- seatness, to be laid back, to be unconcerned with any Deep Meaning, and smart enough to know that a lack of Deep Meaning is not the same thing as vacuousness.

Mis otros dos críticos también la ponen bien aunque son más cautos. Roger Ebert le da un 3 sobre 4 y dice después de criticar la extensión en el tiempo de las escenas de acción:

And yet the movie made me grin at times, and savor the daffy plot, and enjoy the way Depp and Rush fearlessly provide performances that seem nourished by deep wells of nuttiness. Depp in particular seems to be channeling a drunken drag queen, with his eyeliner and the way he minces ashore and slurs his dialogue ever so insouciantly. Don’t mistake me: This is not a criticism, but admiration for his work. It can be said that his performance is original in its every atom. There has never been a pirate, or for that matter a human being, like this in any other movie. There’s some talk about how he got too much sun while he was stranded on that island, but his behavior shows a lifetime of rehearsal. He is a peacock in full display.

James Berardinelli también le da un 3 sobre 4 y comenta:

Pirates of the Caribbean belongs to Johnny Depp. Keira Knightley (now a familiar face in the wake of Bend It Like Beckham) and Orlando Bloom (The Lord of the Rings‘ Legolas, sans ears and blond hair) make a cute couple, and Geoffrey Rush is typically over-the-top as the bad guy, but the star of every scene is Depp. With several gold teeth in his mouth and beads in his hair, Depp plays the part with an engaging goofiness that sets the movie’s tone. In one scene, Sparrow becomes blind drunk, but his behavior isn’t all that different from when he’s sober – a clear indicator of where Depp elected to take the character. Sparrow is a rogue through-and-through, and, although he may have a heart of gold, it’s definitely tarnished. Take away Depp, and you’re left with a derivative and dull motion picture.

Ayer vimos el trailer y visualmente tiene muy buena pinta (en un trailer moderno se hace muy difícil juzgar la trama).

[Estoy escuchando: «Friend Is A Four Letter Word» de Cake en el disco Fashion Nugget]

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¿Que Pedro soy?

Russell está feliz porque ha recuperado su puesto en Google. Por lo demás, señala un comentario sobre los nombres propios de los bitacoreros y qué puesto ocupan. Resulta que como normalmente nos enlazamos unos a otros usando el nombre propio (aunque en España tendemos más a usar el nick. Normalmente la gente usa pjorge en mi caso y yo suelo usar fernand0, rvr, JJ o Benji y Vísperas) Google se da cuenta y da más peso. Como siempre hay tiempo para las egorías, me he puesto a mirar qué Pedro soy en Google. Como era de esperar, buscando en inglés ni salgo. Buscando en español, parece que soy el cuarto, detrás de Pedro Almodovar (se caía de maduro), Pedro Aznar y Pedro Delgado. Pues no está mal 🙂

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Sad Songs And Waltzes» de Cake en el disco Fashion Nugget]

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Un truco desagradable

Vaya, vaya, este truco no lo conocía. Me lo acaban de hacer: un referer que contiene código html y por tanto altera la estructura de la página. Es tal como esto: http://br><br><br /><h1>lalala</h1><br>/ ¡Qué cosas inventan! Ni harto vino se me ocurre a mí algo así 🙂

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Alicia

Un regalo de cumpleaños que me llegó con retraso. Unos divinos recortables de Alicia y el Conejo Blanco -ése que siempre llegaba tarde- con sus correspondientes vestiditos. Intenté vestir al conejo de Alicia y a Alicia de conejo pero no se puede. Lástima. En cualquier caso, quedan preciosos:

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Commissioning A Symphony In C» de Cake en el disco Comfort Eagle]

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El fin del mundo

El domingo nos fuimos de paseo a Finisterre, allí donde terminaba el mundo de los romanos. La zona es realmente muy bonito y la vista está francamente bien:

Como suele suceder en esos sitios, había un puesto de recuerdos. Vi uno que me encantó y estuve a un tris de comprarlo: un perro hecho con las conchas de pequeños animalillos marinos. No veía nada tan genial desde las muñecas muertas.

Ya que estábamos por allí, aprovechamos para ir a la playa. Nos pasamos por la playa de Carnota -que dicen es la más larga de Galicia. Ciertamente es enorme:

E incluso nos quedó tiempo de lavar el coche. Un día completito.

Vaya, parece que Russell pasó por Santiago y no nos llamó. Bad Boy Russ! Bad boy! 🙂

[Estoy escuchando: «Commissioning A Symphony In C» de Cake en el disco Comfort Eagle]

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Hombres de armas

Se publica en español Hombres de armas, otra de las buenas novelas de la serie del Mundodisco. La leí en inglés hace ya mucho tiempo y me gustó mucho: es una novela que dentro de la serie pertenece a la subserie de la guardia nocturna. Es uno de esos libros de humor que es muy fácil despreciar precisamente por ese detalle, sin pararse a pensar en la carga de profundidad que contienen muchos de los chistes de Pratchett. No es vano, y con muy buen criterio, hace poco Joni Karanka situó a Pratchett en su lista de nueve intelectuales del siglo XX (en la buena compañía de gente como Turing o Kafka). Cuando se lee a Pratchett con atención es difícil considerar que no debería estar en esa lista. Ahora la editorial me ha enviado un ejemplar para El archivo de Nessus y me lo estoy leyendo de nuevo (la traducción es correcta, aunque de vez en cuando se cuelan algunos errores). De la solapa:

«¡Sé un HOMBRE de la Guardia de la Ciudad! ¡La Guardia de la Ciudad necesita HOMBRES!» Hasta ahora, sin embargo, la Guardia Nocturna sólo cuenta con el cabo Zanahoria (técnicamente un enano), el agente Cuddy (realmente un enano), el agente Detritus (un troll), la agente Angua (una mujer… la mayor parte del tiempo) y el cabo Nobbs (descalificado de la carrera evolutiva por hacer trampas).

Y necesitan toda la ayuda que puedan conseguir. Porque hay un asesino suelto en las calles, con un arma nueva y mortífera y, lo más peligroso, un PLAN para devolver a la ciudad de Ankh-Morpork su grandeza perdida. Además, el misterio debe resolverse antes del mediodía, cuando el capitán Vimes devuelva su placa y se case con la mujer más rica de la ciudad.

Comparado con lo que les viene ahora, acabar con aquel dragón que atacó la ciudad hace un tiempo resultó fácil, ¡enfrentarse a un ejército de enanos sería más fácil! Y si la tarea es incluso complicada para un cuerpo de vigilancia normal, para la Guardia Nocturna puede convertirse en un quebradero de cabeza… literalmente.

Y esto fue lo que escribí en la columna de Libros extranjeros (la gente me criticaba por el nombre de la columna y el hecho de que sólo hablase de libros en inglés -la única lengua extranjera que entiendo- pero era una referencia a Borges. Él leía muchos idiomas) que hacía para BEM:

Cuando Sir Thomas Bodley estableció su biblioteca en la universidad de Oxford prohibió expresamente la presencia de libro inútiles, entre los que se encontraban las obras de teatro. Eso sucedía en el año 1602, alrededor del cual vivieron autores de género como William Shakespeare, Ben Jonson o Philip Marlowe. La actitud era lógica; se consideraba al teatro como un entretenimiento popular sin valor literario. Hoy, esta es una historia con moraleja, el teatro de la época se considera entre las mejores obras de la literatura inglesa.

Mucha gente tiene ideas similares sobre el humor. Si una obra es humorística se considera un entretenimiento sin valor; olvidando sin embargo que Shakespeare y Ben Jonson también escribieron comedias. Si te ríes, parece ser la lógica, la obra no debe ser muy buena.

Terry Pratchett comenzó su serie del Mundodisco con El color de la magia (1983). La idea inicial era una sátira de las premisas de la fantasía situada en un mundo plano que se sostenía sobre cuatro elefantes que a su vez se apoyaban en una gran tortuga que nadaba por el universo. Tanto esa novela como su continuación, La luz fantástica (1986), eran obras aburridas sin demasiado interés. Los siguientes volúmenes de la serie –Ritos iguales (1987), Mort (1987), Rechicero (1988), Brujería (1988), Pirómides (1989), ¡Guardias! ¡Guardias! (1989), Eric (1990, con Josh Kirby) e Imágenes en acción 1990)- representaron un cambio: Terry Pratchett ampliaba su campo de intereses y se reía de más cosas. En general eran historias más atractivas, ideas mejor tratadas y libros muchos más interesantes que sus predecesores. Pero fue a partir de El segador (1991) cuando Terry Pratchett dio la sorpresa. De pronto teníamos entre las manos una novela divertidísimas que a la vez trataba con humor temas muy serios. La siguiente, Brujas de viaje (1991), fue aun mejor; hasta llegar a la que posiblemente sea la mejor novela de la serie: Small Gods (1992). Lords and Ladies (1992) representó un pequeño bache, era ambiciosa pero fallida, aunque lo que parecía una carrera descendente se recupera admirablemente en este Men at Arms (1993) -a falta de leer las últimas por el momento: Soul Music (1994) e Interesting Times (1995). Ahora las novelas del Mundodisco son más divertidas porque son más interesantes.

El humor, la ironía y la sátira pueden ser armas poderosas para un escritor. Con algo de humor, con una ligera sonrisa en la boca del lector, es más fácil convencerle, atacarle, transmitir en suma aquello que el autor quiere decir. Lo sabía Swift, lo sabía Henry Fielding (que empezó riéndose de Pamela para acabar escribiendo Joseph Andrews y Tom Jones) y lo sabía Mark Twain (¿quién no queda desarmado ante las reflexiones serio-cómicas en las que se embarca Huckleberry Finn?).

Terry Pratchett pertenece desde hace ya algunos libros a esta tradición en el uso del humor como herramienta para hacer literatura. Parece en su obra que está hablando de una cosa cuando en el fondo está hablando de otra. Te pilla desprevenido y sin darte cuenta te coloca una reflexión muy seria disfrazada de patochada y enunciada por un personaje de nombre absurdo. En cierta forma, podría decirse que un escritor cómico es siempre un moralista porque reírse de una actitud implica tomar otra como referencia.

Y nadie puede acusar a Terry Pratchett de no ser ambicioso. En El segador contaba lo que le sucede a la muerte cuando es despedida de su trabajo, y de paso hablaba de lo que significa vivir. En Brujas de viaje recreaba con maestría los cuentos infantiles para de paso hablar del poder, del poder de no tener poder y del valor que hace falta para no usar el poder. En Small Gods parodiaba El libro del sol nuevo de Gene Wolfe en la historia de un chico con memoria infinita que debía ayudar a sobrevivir a un dios convertido en tortuga, y reflexionaba sobre la intolerancia religiosa y, más importante, sobre sus causas (es además la novela con el mejor final de toda la serie). Todo esto además con un lenguaje preciso, cuidado, escogido y minucioso. Porqué la literatura y el humor no admiten un trabajo a medias: o se hace bien, o se hace el ridículo (por desgracia, las traducciones de sus novelas son bastante pobres y se pierde el uso esmerado que el autor hace del lenguaje).

Y en Men at Arms tenemos una historia de detectives (se me olvidaba comentar que a Terry Pratchett le encanta navegar entre los géneros para sus novelas del Mundodisco) en la vieja Ankh-Morpork cuando una poderosa arma (inventada por Leonardo da Vinci) desaparece misteriosamente y siembra el pánico en la ciudad. Y también tenemos una historia sobre las relaciones raciales, sobre la política de estado, sobre los peligros del nazismo y sobre la naturaleza de los héroes.

Lo más curioso de este libro es que puede leerse dos veces. La primera vez se lee para descubrir la solución del misterio (es decir, ¿quién mató a Beano el payaso?) y como se las arreglará Zanahoria para evitar convertirse en rey. La segunda vez se lee para disfrutar de la maravillosa organización de la trama, para captar las sutiles huellas que adelantan la acción, que construyen el argumento, que apuntalan a los personajes, para disfrutar, al fin y al cabo, de la arquitectura de esta novela. Porque en este libro hay personajes que luchan, sienten y tiene problemas que es urgente solucionar. Los personajes tontos que poblaban ¡Guardias! ¡Guardias! y la hacían una novela aburrida, se convierten aquí en los verdaderos pilares de la trama y en la verdadera, y última, razón para leer esta y otras novelas del Mundodisco. Y todo con humor.

Esta novela demuestra que Terry Pratchett ha aprendido, delante de nuestros ojos, a convertirse en una magnífico escritor.

Creo que se nota mucho que la escribí en la época en la que estudiaba filología inglesa. Algún día contaré esa historia.

[Estoy escuchando: «World Of Two» de Cake en el disco Comfort Eagle]

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Bruce Eckel y Python

Bruce Eckel, conocido especialmente por su libro Piensa en Java, comenta Python y ante la pregunta de si ese lenguaje es adecuado para la programación orientada a objetos comenta:

I can only say that I like it and use it for OO. Python was designed from the ground up as an OO language, and it’s OO support has been improving in recent releases, including support for private fields and static methods. Also, you can do a lot more OO stuff with Python than with languages like C++ and Java, because Python has metaclasses. Finally, the «latent» or «weak» typing mechanism in Python makes OO programs much simpler to write, which means you can be more productive.

[Estoy escuchando: «Love You Madly» de Cake en el disco Comfort Eagle]

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Estadísticas de junio

Las visitas de pjorge.com en junio fueron de 42.467. Las de pjorge.net de 11.983. Lo que hace un total de 52.531 visitas en el mes de junio. Una vez más, no sé cómo se calculan esas visitas y en qué medida es una cifra «real» (y, lo más importante, que porcentaje corresponde a arañas y otros bichos). En todo caso, tomando los números como referencia, se aprecia una subida constante en los últimos meses. Pero ha empezado el verano, y el mes de julio ya empieza a registrar visitas menores. Previsiblemente, agosto bajará todavía más. Yo, sin embargo, como no me voy de vacaciones (o siempre estoy de vacaciones, depende de cómo se mire) seguiré en ello.

Por lo demás, gracias a todos los que visitan esta página.

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Comfort Eagle» de Cake en el disco Comfort Eagle]

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