The Transparent Society (II): Cuando la cámara miente

Después del primer capítulo de The Transparent Society, David Brin dedica unas páginas a tratar el asunto de la poca fiabilidad de las cámaras modernas: ahora las imágenes que antes considerábamos inaltarables se pueden modificar con facilidad. Por tanto, los registros visuales que considerábamos testigos perfectos del pasado podrían convertirse pronto en irrelevantes. Si se puede fabricar cualquier imagen, ¿cómo sabemos que lo que la imagen muestra sucedió de verdad?

At first, the problem with photography might seem just as devastating to transparency as to any other social «solution.» If cameras can no longer be trusted, then what good are they? How can open information flows be used to enforce accountability on the mighty, if anyone with a computer can change images at will? A spreading mood of dour pessimism was lately distilled by Fred Richtien, a professor of photography and multimedia at New York University: «The depth of the problem is so significant that in my opinion it makes, five or ten years down the road, the whole issue of democracy at question, because how can you have an informed electorate if they don’t know what to believe and what not to believe?

Sin embargo, según David Brin, el problema es realmente otro: hemos adoptado el hábito mental de considerar las imagénes como documentos inalterables. Pero señala muy bien que las imágenes no son más que extensiones de nuestros ojos y nuestra memoria. Por otra parte, las cámaras no mienten a menos que alguien las haga mentir, por tanto, ¿qué hacemos cuando tenemos algunos testigos poco fiables? Pues nos aseguramos de tener muchos testigos.

David Brin no trivializa el problema. Admite que habrá muchos abusos. Sin embargo, es nuevamente una de esas situaciones en las que tendremos que aprender a vivir. ¿Qué hacer? Pues su solución es muy simple:

Más cámaras.

We’ll solve it by giving up the comforting blanket of darkness, opening up these new eyes, and sharing the world with six billion fellow witnesses.

Me resisto a pensar que tiene razón, pero ciertamente la lógica parece muy convincente.

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p class=»media»>[Estoy escuchando: «Brought Down» de Thin Lizzy en el disco Shades Of A Blue Orphanage]

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Amazon.com vende más

Amazon.com vendió en el último trimestre 1.100 millones de dólares, con lo que ahora «sólo» pierde 43,3 millones de dólares. Aparentemente, han logrado muchos nuevos clientes con lo del nuevo libro de Harry Potter (que vendía por adelantado a mitad de precio). Lo curioso es que la ventas al extranjero crecen más rápido que las americanas. De hecho, las ventas internacionales han crecido un 81%. No está nada mal.

Ahora a reflexionar entre todos. Señores empresarios del comercio electrónico en España, ¿no les parece curioso? ¿No sería interesante capturar algunas de esas ventas que se van a Amazon.com? Para empezar, habría que enterarse cuánta gente compra en Amazon desde España. Yo conozco a varios.

[Estoy escuchando: «The Rise And Dear Demise Of The Funkey Nomadic Tribes» de Thin Lizzy en el disco Shades Of A Blue Orphanage]

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