Mauro Entrialgo

Hoy he tenido ocasión de conocer al genial Mauro Entrialgo, autor de maravillas como Herminio Bolaextra, La escalera, Alter Rollo y Ángel Sefija (que se publica en El Jueves, y una de las pocas cosas que destacan en esa publicación). La ocasión ha sido la celebración del decimoquinto cumpleaños de la librería Komic, de aquí en Santiago. El acto se celebró en la nave de servicios artísticos Nasa (muy cerquita de donde vivimos) que fue convenientemente decorada para la ocasión con un mural diseñado por el autor:

Había exposición y concierto. Al concierto no pude quedarme cosa que lamento mucho, porque realmente me apetecía. Por suerte, Nasa parece tener programadas algunas cosas interesantes para los próximos meses. En cuanto a la exposición, iba de portadas de discos diseñadas por Mauro Entrialgo. Muy interesantes y divertidas. Aquí va una muestra:

Por supuesto, también estaba a la venta los cómics correspondientes:

Mauro Entrialgo resultó ser tal y como lo esperaba: un hombre inteligente y agradable. Lo esperaba porque hace el humor gráfico más brillante de este país. Mauro Entrialgo a veces se comporta como un antropólogo y examina la sociedad actual, y básicamente toda una generación, con una mirada crítica y penetrante. Posee también una rara capacidad para resumir sus observaciones en un chiste o un comentario. Qué me dicen si no de: «Al fin y al cabo las personas son sólo cartulinas que giran sobre las que se vierten genes y circunstancias».

Tuve la oportunidad de hablar charlar un rato con él. Le comenté que siempre me asombraba su capacidad para hacer chistes que dejan claro que conoce el material del que trata. A lo que me respondió que procura hablar de lo que sabe. Le recordé una de las páginas más recientes de Ángel Sefija (que por cierto, aparecerá en una recopilación dentro de poco) en la que describía a la perfección a las personas que no vemos la tele. Descubrimos así que hacemos exactamente lo mismo: vemos las series de televisión en DVD y raramente nos molestamos en encender el televisor para cualquier otra cosa. Por tanto, en realidad no podemos valorar la calidad o no de muchos programas famosos, porque en realidad no los hemos visto.

Por supuesto, no podía irme sin comprar (soy un metafriki, lo sé). Me llevé Drugos el acumulador, historietas alrededor de un hombre que no es coleccionista sino acumulador. Por supuesto: vena satírica y mucha mala leche. Tuvo la amabilidad de dedicármelo e incluso me hizo un dibujito (ya ven, les dije que soy un metafriki):

Encantado quedé.

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