Cuando terminé de grabar el programa (va a acabar formando parte de mitología personal. Ya me veo anciano hablando de «el programa») me devolvieron a Barcelona y me pasé por el Fnac a comprar. No compré más que un libro: Cincuenta años de ADN. La doble hélice. Por alguna extraña razón esperaba que hubiese más novedades. Luego me fui a la estación de Sants para coger el tren a Cubelles. Durante el camino tuve tiempo de ojear el libro; una reflexión: ¿cómo se las arreglan los libros de divulgación científica españoles para ser tan aburridos y secos sobre todo tratando de un tema tan apasionante? ¿Estaría yo cansado?
En el viaje tuve oportunidad de ver el paisaje -me habían recomendado que me subiese al piso de arriba del tren- y mandar fotografías a través del móvil. Para actualizar la bitácora tengo problemas, pero mandando correos es una maravilla.
En Cubelles mis amigos me invitaron a almorzar. Comí con Joan Manel Ortiz (uno de los integrantes de BEM):
Mercé Renom:
Y Xavi Renom:
La comida muy buena -catalana- y un reencuentro placentero con viejos amigos.
Después, paseo por el pueblo. Lo poco que pude, porque tenía que regresar a Barcelona. De vuelta, me bajé en Paseo de Gracia y salté a La casa del libro, que me gustó un montón. Allí tienen muchos libros de informática en inglés y si hubiese sido por mí me hubiese llevado una maleta llena. La falta de dinero y el hecho de que son muy caros -sale más a cuenta comprarlos en Amazon.co.uk- me disuadió. Para consolarme, me llevé Feynmann and Computation. Exploring the Limits of Computers, lleno de artículos sesudos y jugosas anécdotas sobre el personaje: como cuando se dedicaba a pintar la paredes, ya premio Nobel, de la empresa Thinking Machine.
Como no tuve más que un día en Barcelona, la verdad es que no pude hacer mucho. Un amable lector me ha dejado recomendaciones de restaurantes. Prometo intentar ir la próxima vez.
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p class=»media»>[Estoy escuchando: Alpha Beta Package Lot de Cake en el disco Prolonging the Magic (03:30)]