El nacimiento de un imperio

Carlos Fuentes habla en El País de las tendencias cada vez más imperiales de Estados Unidos, al haberse convertido en potencia hegemónica:

El poder detrás del poder. Y hay aún más. El actual Gobierno de los Estados Unidos es sólo la fachada política de intereses económicos sumamente claros. He venido insistiendo en estas páginas y desde el periodo que condujo a la confusa elección de noviembre del año 2000, que la camarilla Bush-Cheney representa claramente intereses económicos ligados a la industria petrolera. Documenté en su momento este aserto. Hoy, lo veo con alarma. Arabia Saudí, primer productor mundial de petróleo, da cuenta con una reserva de 262.000 millones de barriles de la producción mundial de oro negro. En segundo lugar se encuentra Irak, con una reserva de 130.000 millones. Y en quinto lugar, Irán, con 90.000 millones. Basta sumar para entender que, adueñado de los recursos energéticos de Irak, los EE UU se convierten, ellos mismos, en la primera potencia petrolera del mundo, reduciendo a Rusia, a toda Europa y a Japón al nivel de estados clientes, petrocolonias, de los Estados Unidos.

Por suerte, como comenta el mismo, Estados Unidos es una nación democrática -posiblemente el primer imperio que además tiene controles internos a su poder- lo que podría producir con facilidad un cambio de política. Lo que está claro es que tenemos la desgracia de vivir la famosa maldición china (¿hay alguien que no haya vivido bajo la maldición china?).

—–

Continuar leyendoEl nacimiento de un imperio

Buena noticia

Russell Beattie

ha conseguido regresar a la blogoesfera. La mala es que no lo hace con su dominio habitual, porque aparentemente NSI/Verisign no sabe cambiar los servidores de nombre.

Lo sé bien. Yo tuve un problema hará un par de años precisamente con NSI. Intenté cambiar de hosting el dominio archivodenessus.net y lo hicieron desaparecer durante semanas. No había forma de arreglarlo. Llamabas y nadie parecía siquiera entender el problema (uno intentaba encontrar información sobre el dominio y este aparecía sin servidores de nombre). Al final, solicité que lo transfiriesen a otra empresa de registro y, magia, se arregló en cuanto se ejecutó la transferencia.

Es decir, son caros y ofrecen muy mal servicio.

—–

Continuar leyendoBuena noticia

Texto y subtexto

Interesante artículo

de Andy Sawyer sobre Buffy, cazavampiros que habla de por qué la serie es tan buena, analiza el interés académico que despierta y comenta los dos volúmenes de ensayo que ya hay publicados sobre la serie:

This audience is smart, knows exactly what the clichés are, and knows how to read metaphor. So we can call it «semiotics and postmodernism», or just being aware that you can say things on a whole lot of levels: the result is the same. Buffy does fascinating things with genre, playing with the High School, teen-show concept and the comic-book type supernatural thriller. A teenage girl who kills vampires and has to account to her mom… how cheesy is that? It also plays around with metaphor: Southern California is plagued by demons: school is almost literally hell and the complex story of series 5 ends with a young girl, blood trickling down her legs, telling her older sister «It?s started» and a final act of redemption. It uses every corny narrative trick in the book, and it works.

Every show worth its salt plays with doubles and we all know that Star Trek?s dodgy transporter has duplicated just about every one in the cast, but it?s up to Buffy to make this not a tired old plot device but part of the structure of the show with, for example, a whole range of «alternate» Buffys (Faith, Kendra), a sudden «duplication» of Summers children, and a wry spoof of the whole concept («The Replacement», Series 5). It?s incredibly referential, not only to itself but other supernatural literature, schlock-horror shows, even westerns («Spiral» Series 5) and High Culture. And it?s all this at once. Dracula appears. There are quotes from Shakespeare, that other snapper-up of previously-unconsidered artistic trifles. And to undercut everything, Buffy?s «gang» dubs itself the Scoobies. It?s so referential in fact, that you suspect virtually any utterance. Spike?s off-hand response to Giles in «The Gift, («we band of buggered») carries on the Henry V reference and deconstructs it to refer to the bunch of losers who are about to slug it out with an omnipotent Hellgoddess… but it?s not impossible to read it as part of the gay subtext which comes to the fore in the extensive slash fiction devoted to Buffy characters. And certainly when the somewhat star-struck female Watcher, in «Checkpoint» Series 5 episode where Spike is being questioned as part of Buffy?s examination by the Watcher?s Council, shyly admits «I did my thesis on you», it?s hard not to have these sometimes earnest examinations of a mass-culture tv show in mind. (But check out the expression on her face. She?s a fan.)

Buffy is silly but not dumb, serious but not stupid. It?s a show which questions and throws into light gender roles (also in «Checkpoint» Buffy switches roles from diffident girl student to kick-ass leader telling them what she wants them to do). So feminists can go ‘rah! rah! rah!’ about it. As can librarians. And in «The Body», when tragedy hits the Summers family, Sarah Michelle Gellar and Michelle Trachtenberg, never take the poignancy over into sentimentality, knocking spots off any «serious» TV drama in town and showing what good acting combined with great scripting can do on TV.

Y por cierto, hemos recibido Reading the Vampire Slayer: an unofficial critical companion to Buffy and Angel. Ya iré comentando.

—–

Continuar leyendoTexto y subtexto

Crime Scene Investigation

Anoche vimos el último episodio de la primera temporada de C.S.I., emitido por Telecinco, y confieso que yo ando todavía algo desconcertado. No acabo de entender qué han hecho. Es decir, no sé si el episodio era una parodia de las serie habituales sobre policías o simplemente los guionistas llegaron al final de la temporada, se dieron cuenta de que los clichés más habituales se les habían quedado en la papelera y decidieron usarlos todos juntos.

La cosa es más o menos así.

Lo interesante de C.S.I. es que los crímenes se resuelven pensando. Hay un grupo de analistas forenses que examinan las pruebas una y otra vez hasta conseguir que todo encaje. En el proceso, van contándole al espectador ?por diversos medios, algunos mejores que otros- cómo funcionan las técnicas que utilizan, y cómo lo que al principio parece paradójico tiene al final una explicación perfectamente racional. En ese aspecto, el formato es novedoso, aunque parece ser que está tomado de los programas forenses de la televisión americana que explican las investigaciones sobre crímenes reales.

Todo lo dicho implica que muchos de los clichés de las series de policía no tienen cabida en ésta. Es decir, ya hace uso de muchos clichés para construir a los personajes ?por ejemplo, el jefe parece haber sido fabricado en un laboratorio genético combinando el ADN de Einstein y el Dalai Lama- pero que no afectan a la trama, porque lo importante son los crímenes y cómo se resuelven.

Pues bien, en el episodio de ayer, metieron uno tras otro todos lugares comunes obligatorios de cualquier serie o película de investigación policial que se precie: asesino psicópata del que no hay ninguna pista, intervención nada agradable del FBI, uso de un cebo humano para intentar pillar al malo, juegos políticos para acusar a un tipo de todos los crímenes sólo para tranquilizar a la población, jefe de investigación relevado de su cargo por tener opiniones propias, caso que sólo se resuelve cuando el investigador es relevado de su cargo, caso resuelto del que el FBI se lleva el mérito, y, el peor de todo, investigador que cuando descubre al culpable va solito, acompañado de sí mismo, en la más absoluta soledad, a enfrentarse al malo. Todos, y seguro que se me pasó alguno más, metidos en una hora de televisión.

Mi problema es que no sé si el guión iba en serio o se suponía que era paródico. Si iba en serio, pues se apartaba demasiado del tono habitual de la serie, mucho más interesante, como para que resultase entretenido; cualquier película mala tiene un argumento como el de ayer. Si era una parodia, pues yo ayer debía andar muy espeso (cosa que no me sorprendería) porque no me enteré. Sólo el hecho de que los elementos de la trama no encajasen ni con cola con el espíritu de la serie es lo que me lleva a pensar que había más de lo que vi.

—–

Continuar leyendoCrime Scene Investigation

Más sobre Google News

El IHT de hoy publica un muy interesante artículo sobre Google News. El veredicto es muy positivo. Después de calificar el resultado de usar un algoritmo de «asombrosamente bueno, completo y útil», comenta que lo que realmente han hecho los ingenieros de Google no es prescindir de los redactores humanos, sino más bien crear un sistema que combina los juicios de miles de redactores humanos que son los que preparan las noticias originales, de la misma forma que Google el buscador aprovecha la labor humana de millones de personas que colocan sus páginas en Internet.

Reflexión que le lleva a proponer que realmente el resultado final, al combinar la experiencia de miles de seres humanos, representa una especie de rudimento de razonamiento. Y termina proponiendo una curiosa variación del test de Turing: dos listas de las noticias más importantes, una elegida por un redactor humano, la otra por Google. ¿Podrías distinguir cuál es cuál? Su respuesta es no.

Y acabo con una nota propia. ¿A qué negocio se dedica Google? Pues está claro, Google aspira a ser el bibliotecario de Internet. Y la primera tarea de un bibliotecario es poner orden en su colección. Desde ese punto de vista, para Google todo es igual: web, noticias, fotografías, grupos de noticias… Se trata de administrar información y evitar la sobrecargada procesándola de tal forma que se vuelva útil.

Y encima gana dinero haciéndolo…


Continuar leyendoMás sobre Google News

La llegada de Joe Haldeman

Joe Haldeman ha demostrado siempre una vena experimentadora. Ya desde sus primeras novelas, ha mostrado una tendencia a alterar el flujo de la historia, a jugar con las formas y los modos, especialmente con el punto de vista narrativo, siempre con el fin de conseguir una mayor expresividad. Quizá su obra poética, que tanto debe a la conjunción de narrativa y estructuras, permee su obra en prosa.

O simplemente, poeta y novelista sean la misma persona.

En cualquier caso, su última novela, La llegada, se presenta ante todo como un juego formal, un análisis en los modos de narrar. Pero un juego formal puesto, ante todo, al servicio de una trama, unos personajes y un fin concreto. El resultado es una novela sofisticada y fluida, llena de pasión y vida.

Aurora Bell ha recibido un mensaje desde el espacio, el paralaje así lo demuestra, que anuncia la llegada de visitantes extraterrestre: «VAMOS DE CAMINO». Con todas las letras, y bien clarito. ¿Cómo recibirá el mundo tal noticia? Un mundo en el que América está derivando hacia un país corrupto en el que se han recortado las libertades (la homosexualidad es ilegal, por ejemplo). Un mundo en el que Europa está a punto de entrar en guerra («Europa tiene que hace algo así más o menos cada siglo», comenta con sorna uno de los personajes), en un conflicto entre Inglaterra, Alemania y Francia.

Y sin embargo, a pesar de que los extraterrestres han dado una fecha concreta para su llegada: el uno de enero, al mundo no parece importarle demasiado. Es decir, si importa, pero se convierte en conversación de fondo ante los problemas inmediatos de mediados del siglo veintiuno.

Porque, la intención del autor no es hablar de la recepción de un mensaje extraterrestre y de su impacto social. De lo que desea hablar es de Gainesville, Florida, a mediados del siglo XXI. Y para hacerlo, se centra en un conjunto de personajes magistralmente delineados y descritos en pocos párrafos. Tenemos a Norman Bell, con un complicado pasado de líos policiales, a Pepe Parker, que es más de lo que parece, a Sara, deformada por un ataque mafioso, a Suzy Q., que oculta un asesinato, o quizá lo llora, a Ybor López, pirata informático que se considera más listo que lo que realmente es, a Aurora, que acaba creyendo que el mensaje es un complejo engaño, a Gabrielle, estudiante de medicina y actriz orgásmica… y muchos más.

Y para construir su fresco, Joe Haldeman va pasando de un personaje a otro sin pausa. Cuando dos personajes se cruzan, el punto de vista cambia y seguimos al otro en una narración en tiempo real que hace que el lector se sienta como si fuese saltando de cabeza en cabeza. El autor ya había realizado un ejercicio similar en Compradores de tiempo, pero en aquella ocasión con sólo dos personajes. En el caso de La llegada se cuentan por decenas. La sensación de flujo en tiempo real se conserva en todo momento, y la pericia del autor está en que ningún caso el proceso sea chocante sino todo lo contrario, se acaba haciendo natural.

Dije al principio que la trama de recepción del mensaje era lo de menos y ha sido injusto por mi parte. Se resuelve al final con una adecuada sorpresa, y ofrece sus complicaciones políticas y religiosas a lo largo de la novela, pero la obra es en realidad una fascinante visión de un mundo que no ha resuelto todavía sus problemas, como pueden atestiguar muchos de los personajes, y que debe enfrentarse a un primer encuentro. (Aunque Joe Haldeman reconozca al comienzo del libro la influencia de The Listeners de James Gunn, las perspectivas de las dos obras no podrían ser más diferentes.)

Joe Haldeman lo consigue. En poco más de 200 páginas recrea para nosotros una extrapolación futura de la ciudad en la que vive, Gainesville, construyendo una novela fascinante, de ágil lectura y con la prosa ajustada y precisa típica de este novelista, o quizá de este poeta.

Publicado originalmente en El archivo de Nessus.

Continuar leyendoLa llegada de Joe Haldeman

Sobre Neal Stephenson

Leído en Ciberpunk.info en sus recomendaciones de libros básicos de ciberpunk:

La era del Diamante. Ediciones B, 1997. Estilo original, impredecible y emocionante… sólo deslucido por algunas caídas en el tercio final. Stephenson sabe ser al tiempo Dickens y Carroll, homenajear 55 días en Pekin y recordar a Sterling en sus mejores momentos. Reivindica cosas como la educación, el derecho a elegir la propia vida más allá de identidades y territorios; la libertad y el poder de la red y la jerarquización de valores frente al relativismo cultural. Decididamente deliciosa la vindicación victoriana y confuciana de la hipocresia y las formas…

Criptonomicón. Ediciones B, Nova, 2002. La obra maestra de Stephenson y sin duda el libro de los mitos fundacionales de la comunidad ciberpunk. La historia novelada de la informática, la criptografía, las matemáticas computacionales… En fin, la novela del origen del mundo. Nuestra cosmogonía.

Yo no podría haberlo dicho mejor.

—–

Continuar leyendoSobre Neal Stephenson

Más de lo que yo pensaba

Sigo con mi araña. He hecho una pequeña modificación, porque por defecto, el crawler almacena en memorias el contenido completo de todas las páginas que se baja. Claro está, según el sitio, puede llegar a ser un montón y el bicho se quedaba sin memoria antes de haber terminado.

Lo que hay que hacer es muy simple. Se mira primero si ha terminado de procesar un enlace y se le dice en ese caso que se deshaga de la página que se ha bajado. Así modificado, cuenta ligeramente por debajo de 79.000 enlaces externos en mi sitio (incluyendo repeticiones, claro).

La cifra me parecía de escándalo. Yo había estimado el número de páginas en unas 300, y claro, con unos 50 enlaces (otra estimación), por página, pues salen unos 15.000. Pero resulta que no, modificando ligeramente la araña de nuevo, salen 920 páginas. Es decir, unos 86 enlaces externo por página, que entra dentro de lo posible.

La cifra de páginas es más alta de lo que debiera, porque resulta que hay varias formas de acceder a la misma página. Tendré que corregirlo y obtener una cifra más ajustada a la realidad.

Continuar leyendoMás de lo que yo pensaba