En Galicia llueve

En Galicia llueve con determinación y ganas, con un empeño digno de un escalador del Everest o de un ganador del Tour de Francia. No llueve como puede llover en otras partes. En Galicia llueve de tal forma, que de pronto sientes el deseo de reunir parejas de animales. Llueve tanto, que lo sorprendente es que de vez en cuando no llueva. Aunque incluso entonces la sombra de la lluvia no está lejos.

He de confesar que antes pensaba que la lluvia era otra cosa. Creía, tonto de mí, que cuando caía agua del cielo es que llovía. Además, como nativo de Lanzarote, la lluvia fue siempre algo con un principio definido y una final cercano. Llovía, sí, pero se sabía cuándo comenzaba a llover, y era evidente cuándo había dejado de llover.

Ahora he descubierto que eso no era llover. Que llover es algo que sólo saben practicar bien en el norte. Es más, he descubierto que para llover no es siquiera necesario que caiga agua del cielo. Es decir, la abundancia de agua es conveniente para tener lluvia, pero la lluvia en Galicia es ante todo un estado mental, una alteración de la realidad tan profunda que incluso si no lloviese seguiría, de alguna forma, lloviendo.

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Una buena idea

Ésta es muy buena. En Anthonyjhicks.com se habla de personalizar las páginas según la búsqueda en Google. Consiste en lo siguiente: si alguien llega a tu sitio por medio de una búsqueda en Google, se cogen los términos que introdujo, se realizar otra búsqueda en el propio sitio y además de la página a la que ha llegado se le ofrecen los otros resultados de la segunda búsqueda. Por ejemplo, en mi sitio una de las páginas más populares es ésta, pero en realidad sobre Señales he escrito varias veces, pero el visitante no verás esas otras entradas. Pero realizando una segunda búsqueda, podrías ofrecerle esa entrada y también enlaces a las otras que hablen del mismo tema.

La propuesta va incluso un poquito más allá. Aún si alguien no llega por Google, sería interesante ofrecer tras cada entrada otras posibles entradas de interés que estén relacionadas.

La verdad, es bastante fácil de implementar. Y, lo mejor de todo, podría ser muy útil.


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Insomnio

Al Pacino hace de policía venido al lejano norte, con un compañero, a investigar el asesinato de una jovencita. La misión tiene también la intención de alejarle de Los Angeles debido a una extraña investigación de asuntos internos. Queda claro que es un policía concienzudo, brillante, capaz de meterse en un instante en la mente del asesino. Pero la cosa se complica cuando, persiguiendo al sospechoso entre la niebla, mata por accidente ?quizá- a su compañero, quien, casualidades de la vida, estaba a punto de pactar con asuntos internos.

¿Qué hacer?

Pues ocultar el accidente, culpar al asesino e sentirse aliviado por haberse librado ?quizá- de asuntos internos.

Ésa es la teoría.

El resto es un thriller más que respetable, interesante, con un duelo de interpretaciones en medio que carga brillantemente la tensión.

Robin Williams hace de asesino. Tranquilo, pausado, inteligente. Persigue al policía, porque es la única persona qué sabe realmente qué sucedió entre la niebla. Cree que eso le salvará, porque podrá usarlo para librarse de la persecución y de paso cargarle la muerta a otra.

Insomnio es una película en la que se enfrentan dos personalidades. Un Robin Williams cada vez más seguro de sí mismo, y un Al Pacino cada vez más hecho polvo al no poder dormir, porque su culpa interna se transforma en una cegadora luz blanca. No ayuda nada que además, en esas zonas remotas, durante cierta época del año luzca el sol durante todo el día.

Me gustó mucho, sí, pero me dejó también el deseo de ver el original, la película noruega de la que ésta es un remake. No es que Insomnio sea mala, pero en algunos momentos se notan huecos, a través de los cuales se entreve una versión más dura de la historia, con un policía protagonista todavía más ambiguo moralmente y con un final más duro.

Como detalle genial, el hecho de que le asesino irrumpe en medio de la película y comience a intervenir activamente en la acción. Como elemento atractivo, las escenas de Al Pacino junto con Robin Williams. Detalles negativos, un par de clichés de películas de policías que se les cuelan, y el inevitable tiroteo final, que por suerte es más bien breve.

Ese tiroteo era especialmente innecesario. Ya se cuidaban los actores de crear tensión, y ya era de por sí bastante inquietante ver a Al Pacino intentar conducir después de seis días sin dormir.

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75

Lo he conseguido. Peso 75 kilos con 200 gramos. La dieta ha terminado.

Empecé con 88 y he ido bajando relativamente rápido. Alcancé los 78 en algo más de un mes y dentro de una semana se cumplirán los tres meses de dieta. Ha sido comodísimo, no he pasado hambre en ningún momento y me siento mucho mejor.

Curiosamente, ahora mi alimentación es mucho más equilibrada. Por ejemplo, antes casi no tomaba fruta, y ahora la tomo todos los días. A partir de este momento, podré relajarme, aunque manteniendo el estilo de alimentación.

Con 75 kilos y metro ochenta y siete, tengo un índice de masa corporal de 21,5. Normal.

¡Tengo que medirme la cintura!

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Tabula rasa

He empezado a leer The Blank Slate. The Modern Denial of Human Nature de Steven Pinker. Que va precisamente de eso, de la negativa de ciertos estamentos intelectuales, normalmente asociados con la izquierda y el progresismos, a la existencia de una naturaleza humana de base biológica. Pinker ya ha tratado el tema de refilón en otros libros, especialmente en Cómo funciona la mente, pero en esta ocasión se centra exclusivamente en él.

Quede claro de antemano, que yo no leo el libro para que me convenza. Estoy plenamente convencido de que hay una naturaleza humana biológica innata. Que la evolución ha modelado tanto nuestros cerebros como nuestros cuerpos, y que nos ha dotado de innumerables mecanismos que nos permiten aprender y movernos por el mundo. Pero tal cosa, claro, no implica una creencia en un determinismo biológico absurdo:

I am not, as many people assume, countering an extreme «nurture» position with an extreme «nature» position, with the truth lying somewhere in between. In some cases, an extreme environmentalist explanation is correct: which language you speak is a obvious example, and differences among races and ethnic groups in test scores may be another. In other cases, such as certain inherited neurological disorders, and extreme hereditarian explanation is correct. In most cases the correct explanation will invoke a complex interaction between heredity an environment: culture is crucial, but culture could not exist without mental faculties that allow humans to create and learn culture to begin with. My goal in this book is not to argue that genes are everything and culture is nothing ?no one believes that- but to explore why the extreme position (that culture is everything) is so often seen as moderate, and the moderate position is seen as extreme.

Supongo el problema deriva en parte de que se entiende que la teoría de la evolución darwinista, aplicada a los seres humanos, implicaría de inmediato un mundo que haría feliz a la derecha (incluso prestigiosos intelectuales como Haro Tecglen parecen creer tal cosa). Pero la validez o no del darwinismo es una cuestión científica que debería poder dirimirse por métodos científicos. ¿Implica eso que no debe afectar a nuestras ideologías? En cierta forma sí debe hacerlo, porque afectará a los métodos que usemos para poner en práctica las reformas o cambios que nuestras ideas sociales o políticas nos indiquen, pero no para decidir cuáles son esas ideas. Digamos que para hacer las cosas bien hace falta saber primero, y que partiendo de la ignorancia no se puede hacer nada bueno.

Desde ese punto de vista, no encuentro que existe ninguna contradicción entre la izquierda y la existencia de la naturaleza humana. Es más, una izquierda racional debería aceptar el hecho, una vez demostrado, como un dato más del mundo a tener en cuenta. Lo que debería cambiar, repito, no son nuestras convicciones sino los métodos por los que aspiramos a realizarlas. Véase como ejemplo Una izquierda darwiniana de Peter Singer.

No deja de resultarme curioso que en el asunto del darwinismo la izquierda pueda llegar a aliarse con la religiosidad más reaccionaria.

Pero volvamos al libro.

This book is for people who wonder where the taboo against human nature came from and who are willing to explore whether the challenges to the taboo are truly dangerous or just unfamiliar. It is for those who are curious about the emerging portrait of our species and curious about the legitimate criticisms of that portrait. It is for those who suspect that the taboo against human nature has left us playing without a full deck as we deal with the pressing issues confronting us. And it is for those who recognize that the sciences of mind, brain, genes, and evolution are permanently changing our view of ourselves and wonder whether the values we hold precious will wither, survive, or (as I will argue) be enhanced.

Si estoy convencido, ¿por qué leo este libro? Bien, me interesa el punto de vista de Pinker sobre el origen, desarrollo y entronización de la idea de que el ser humano al nacer es una tabula rasa sobre la que puede escribirse cualquier cosa. Me apetece descubrir qué conclusiones sobre la experiencia humana pueden extraerse de estudiar la naturaleza innata del ser humano. Y también, me apetece ver cómo demuestra que la visión humana resultante es más enriquecedora (sobre lo que no tengo duda) que la dominante hasta ahora.

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Cobrar

Según Tintachina, elpais.es planea cobrar por todos sus contenidos. En principio, no me parece mal. Es decir, cada uno intenta cobrar por lo que quiere, y si consiguen que la gente pague, pues mejor para sus inversores y accionistas. Pero el problema, claro, suele estar en esa segunda parte. Porque en lo que respecta a conseguir que la gente pague…

Lo que supongo es que no intentarán cobrar por elpais.es tal y como está ahora, un sitio mal estructurado y refractario a la lectura. El problema radica en que se trata de una traslación puramente mecánica del periódico en papel al mundo digital. Pero un sitio web no es una periódico en papel, y lo que en una hoja física e impresa puede ser muy útil y eficiente, no lo es tanto digitalmente.

Un ejemplo, yo invariablemente leo más cualquier periódico en su versión impresa que en su versión digital. Para empezar, si abro una página, puedo ir recorriéndola con los ojos. Un titular llamativo atrapa mi atención, y en un par de segundos puedo recorrer el texto para ver si me interesa leerlo o no. Por desgracia, el mismo titular llamativo no funciona igualmente en la web. Para empezar, desprovisto de contexto, -la entradilla, las fotografías, el texto total del artículo- el titular queda críptico y se hace difícil deducir si te interesa leerlo o no (es peor aún con las columnas de opinión, cuyos títulos suelen ser muestras de ingenio aún más crípticas sin contexto). Por tanto, te vez obligado a pinchar a ver si aquello te interesa. Y como pinchar es trabajo, pues no lo hago y sigo con lo mío.

Otras partes del periódico quedan enterradas en subsitios todavía peores. Los suplementos invariablemente intentan imitar cualquier estructura que tuviesen en su encarnación en papel, y ni siquiera puedes saber qué contienen hasta haber pinchado en ellos (como sucede hoy mismo con el suplemento de educación, que te encuentras al final de la sección de sociedad pero que sólo destaca uno de sus contenidos y te obliga a pinchar en uno de esos estúpidos enlaces que dice «entrar»). Pero una vez más, una vez has llegado a la portada (¿por qué hay portadas en los sitios web?) te encuentran una vez más con una críptica colección de titulares desnudos.

Por tanto, mi conclusión es que aprovecho mejor mi dinero, medido por la cantidad de texto que acabo leyendo, pagando un euro y comprándome el periódico que pagando la suscripción anual que puedan pedir a elpais.es, que hasta ahora leía simplemente porque era gratis. Aún así, hay que tener en cuenta la economía, y si realmente es mucho más barato…

¿Pagaremos por ese periódico? Pues tenemos división de opiniones en casa. Yo opino que hay muchas fuentes gratuitas de calidad, y mientras haya oferta gratis, pues… Por otra parte, El País es un buen diario.

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Geeks y palomas

Cuando era pequeño, teníamos palomas en casa. Según la teoría, eran animales fáciles de criar y encima te los podías comer (lo de la competición, lo dejábamos para mi tío). Aparentemente, con los geeks pasa exactamente lo mismo: los puedes tener a todos revoloteando alrededor de un mismo sitio, Slashdot, y sacarles dinero con otras cosas, ThinkGeek. Lo cuentan en la sección de tecnología de The New York Times (hay que registrarse, pero al menos todavía no cobran) en un artículo titulado: Site for the Truly Geeky Makes a Few Bucks.

Sólo tres comentarios personales.

1) ¡Cómo hemos cambiado! Hace unos años, los titulares hablaban de sitios que ganaban verdaderas fortunas (al menos, sobre el papel). Ahora, el titular habla de alguien que gana algo de dinero.

2) Yo no leo Slashdot. Hay que tener mucho ánimo y mucho tiempo libre para recorrer tanto comentario. Pero sí compro en ThinkGeek.

3) Con los años he alcanzado la iluminación y ahora creo que una paloma es básicamente una rata con alas.

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