Google Thyself
David Gallagher cuenta en este artículo como consiguió que una búsqueda por su nombre en Google diese como primer resultado su propia página, sobre todo, luchando contra una actor juvenil que se llama exactamente igual que él.
Lo de buscar por su propio nombre en Google es un ego surf al que pocos se pueden resistir. Y yo, como soy un «visioso», menos.
(También veo, y me encanta, Buffy cazavampiros. Con este comentario intento que olviden que me dedico a buscar mi propio nombre en Google).
Pero yo no tengo el problema del pobre David. Dios me concedió una combinación de nombre y apellidos no extraña, pero aparentemente poco común. Buscar en Google por Pedro Jorge Romero da como resultado precisamente esta página. Quizá debería hacerme un premio diciendo que esta es la página web más importante dedicada a Pedro Jorge Romero.
(No se puede tener todo, pierdo miserablemente si intento buscar sólo por Pedro. Ocupo el puesto 256. Si eso no es una lección de humildad…).
Pero aparte de lo gratificante, o no, para el ego, la práctica tiene sus puntos curiosos. En el último Ciberpais (último en todos los sentidos, porque no sale más) Guillem Martínez cuenta sus experiencias al buscar por su propio nombre, y como encuentra por ahí artículos suyos publicados en revistas a las que jamás dio permiso y demás.
Yo me he encontrado con dos piezas curiosas. La primera es un mensaje en el que hablo del precio de la actualización a Borland C++ Builder hace ya algunos años -yo siempre fui devoto de Borland, qué le vamos a hacer. El mensajes es raro, porque en listas de programación y demás tiendo a ser un lurker y rara vez escribo nada.
El otro es aún más curioso. Mi nombre en la Biblioteca National de Australia. Lo de traducir libros produce extraños compañeros de cam… digo, de buscador.