Tiempo de un centenario/Dayan de Mircea Eliade

Conocido especialmente como estudioso de la religiones (recordar ese espléndido ensayo que es El mito del eterno retorno, o Diccionario de las religiones, en colaboración con Ioan P. Couliano, como testamento de su obra), Mircea Eliade fue también un escritor de ficción, considerado como uno de los autores más valiosos en su país de origen, Rumania. Su literatura se nutre de sus estudios en los mitos y las religiones, extrapolando a partir de los arquetipos repetidos como si de ciencias duras se tratase. Por tanto, siempre hay algo extraño en Eliade, nunca sabe uno si la acción tiene una explicación terrenal, o realmente hay un trasfondo místico que es la causa de todo.

El volumen que nos ocupa contiene dos novelas cortas. La primera «Tiempo de un centenario» trata el tema de un mutante (palabra empleada por el propio autor), un hombre mayor que es alcanzado por un rayo, a consecuencia del cual rejuvenece y se convierte en inmortal (aunque queda claro, que su condición es voluntaria, es decir, que de alguna forma, puede elegir no rejuvenecer). Pero así mismo, como consecuencia del proceso, obtiene también una memoria perfecta, tan perfecta, que parece realmente corresponder a toda la especie, de forma que le basta con oír algunas palabras de una lengua desconocida para aprenderla por completo. Pronto, después de evitar ser secuestrado por los nazis y cuando se ha fingido su muerte, se convierte en leyenda, y el mundo se pregunta periódicamente por ese extraño hombre que rejuveneció.

La situación del personaje es ambigua. No sabe si es un ejemplo de hombre post-histórico, una muestra de la futura evolución de la especie, o un producto místico resultado de la «escatología de la electricidad». Preside el relato la sensación del desastre inminente, de una guerra nuclear que lo destruirá todo, pero que paradójicamente producirá esa humanidad nueva. El recorrido del personaje por el siglo es suficiente por sí mismo, y parece imposible evitar pensar que su interminable búsqueda del conocimiento es la del propio Eliade.

«Dayan» retoma un tema similar. En esta ocasión se trata de un genio matemático con un peculiar parche en el ojo. Un día, después de un encuentro con el Judío Errante, el parche cambia de posición, y eso provoca una investigación por parte de la policía secreta. Después de una desaparición de tres días (que para él, por la peculiar dilatación del tiempo, no ha durado más que unas horas), Dayan es internado en un sanatorio, donde la policía aspira a descubrir el secreto de la «ecuación final» de la que habla Dayan, ecuación que demostraría la falsedad del teorema de Gödel y que daría un poder infinito a la humanidad. Presente también está aquí el desastre inminente, una catástrofe, probablemente una guerra nuclear, que devolverá al mundo a la era secundaria.

Místico, religioso, científico cuando quiere, Eliade en estos dos cuentos teje mundos fantásticos fascinantes, elucubraciones que se fundamentan en los mitos eternos de la humanidad. No hay pretensión de coherencia científica; la única coherencia es la de la fábula que dice más que lo expresado con palabras. Queda eso sí muy clara la concepción de una catástrofe inminente, la muerte que se acerca.

Publicado originalmente en El archivo de Nessus.

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