The Last Continent de Terry Pratchett
Rincewind va a Australia.
Básicamente no hace mucho más (e irse a XXXX, la Australia del Mundodisco, es lo que le sucedía al final de Interesting Times. En la edición de Martínez Roca de la serie, Rincewind aparentemente moría al final de Rechicero, pero reaparecía poco después en Eric, uno de los mejores libros de la serie, pero que los editores españoles decidieron saltarse). El bibliotecario, que es un orangután, de la Universidad Invisible sufre una terrible enfermedad y los magos están dispuestos a ayudarle. El problema es que para ayudarle necesitan conocer su verdadero nombre, secreto que el bibliotecario se ha preocupado mucho de ocultar (podrían devolverle a la forma humana). El único que conoce su verdadero nombre es su antiguo ayudante… ¿que era?… Rincewind. Quien ahora anda por…
Y así todo el personal de la Universidad Invisible acaba perdido también en el Continente XXXX, pero varios miles de años en el pasado, cuando el continente estaba siendo terminado y todavía podía hacerse modificaciones. Y aparentemente los magos son los responsables de que en el presente en el continente XXXX no llueva, y toda la isla esté rodeada de una tormenta permanente que impide el paso.
No hay mucho más. A partir de ahí Rincewind y los magos corren sus aventuras paralelas, pero ciertamente el lector no sabe muy bien por qué. Los chistes en ocasiones son muy buenos. Los magos encuentran al dios de la evolución (que todavía no ha conseguido inventar el sexo) y Rincewind conoce a Mad Max y a tres travestidos que recorren el desierto de XXXX en un extravagante carruaje (uno de los mejores chistes es que en el continente XXXX a los políticos los meten directamente en la cárcel al momento de ser elegidos: se gana tiempo). Hay también muchos juegos de palabras con los modismo del inglés de Australia, que previsiblemente harán la vida difícil al traductor. Pero el final tarda en llegar, y ciertamente, después de 400 páginas, tampoco es que sea demasiado satisfactorio. Hay muchas peripecias, pero poco argumento en esta novela.
No es tampoco la peor novela del Mundodisco (Hoghfather o La luz fantástica podrían ocupar ese puesto), pero ciertamente es una de las que tiene un argumento más pobre y falto de interés. Se puede leer, por supuesto, pero después de los niveles alcanzados por Pratchett como Small gods o Jingo, sabe ciertamente a poco.
Publicado originalmente en El archivo de Nessus.
Manuel Rivas es poeta y periodista. Quizá eso explique su literatura. Lo de poeta no implica el uso de términos raros y oscuros, más bien todo lo contrario: precisión y corrección. Y también es uno de esos raros periodistas, más raros aún hoy en día, capaces de mirar en el interior de las personas, no con sensiblería sino con verdadero deseo de entender y con ternura. La concreción escueta casi de miniaturista y el examen atento de la realidad se combinan en este volumen de cuentos, historias que podían haberse quedado en meras anécdotas de no ser por la visión de su autor.
Teresa Simons, agente del FBI y nacida en Inglaterra, ha perdido a su esposo Andy Simons, también agente del FBI. Andy investigaba los ataques repentinos de violencia, esas personas que de pronto cogen un arma y salen a la calle disparando a todo lo que se mueva. Y murió cuando asistía/predecía una de esas situaciones. El tirador, aparentemente reducido, tenía todavía una última bala. La suya.
Pátera Seda recibe la iluminación del apartado dios el Extraño mientras juega a la pelota. Sabe entonces que debe hacer todo lo posible por salvar su manteón, aunque para ello tenga que robar, con la esperanza de que los dioses vuelvan a manifestarse en las Ventanas, especialmente, el Extraño, el dios que está fuera del mundo. Para ello se enfrentará a Sangre, será capturado, tendrá que exorcizar un burdel y acabará siendo propuesto por el pueblo como nuevo caldé de su ciudad de Virón.
Conocido especialmente como estudioso de la religiones (recordar ese espléndido ensayo que es El mito del eterno retorno, o Diccionario de las religiones, en colaboración con Ioan P. Couliano, como testamento de su obra), Mircea Eliade fue también un escritor de ficción, considerado como uno de los autores más valiosos en su país de origen, Rumania. Su literatura se nutre de sus estudios en los mitos y las religiones, extrapolando a partir de los arquetipos repetidos como si de ciencias duras se tratase. Por tanto, siempre hay algo extraño en Eliade, nunca sabe uno si la acción tiene una explicación terrenal, o realmente hay un trasfondo místico que es la causa de todo.